Testimonios de las profundidades del mar de Moravia
Paleontólogos y geólogos de Brno encontraron en el sur de Moravia decenas de fósiles en un estado de conservación sensacional. El hallazgo ayuda a comprender mejor cómo era la región en los tiempos en que estaba cubierta por las aguas, pero de entre las piedras del yacimiento moravo también han surgido nuevas preguntas.
Los restos encontrados cerca de la pequeña aldea de Krumvíř, se datan en unos 22 millones de años, lo que los sitúan entre los más antiguos encontrados nunca. Roman Novotný, del Servicio de Geología de la República Checa, resume los tipos de fósiles descubiertos.
“Las especies que más se encuentran en esta región son la aguja mula y varios tipos de peces abisales, esto es, propios de las profundidades del mar, con órganos luminosos”.
Por lo que se conoce del ancestral mar de Moravia, era un ecosistema de aguas calmas, sin vientos, dominado por el plancton y las algas. Un mar similar al de los Sargazos, en el océano Atlántico, cuyos bosques de algas superficiales tantos quebraderos de cabeza han supuesto para los navegantes desde el descubrimiento de América.
Camuflada entre la abundante vegetación, encontraba su hábitat perfecto la aguja mula, hoy día frecuente en las aguas del mediterráneo, así como en el mar Negro o el Báltico. Sus 30 centímetros en posición vertical pasan desapercibidos entre las algas de la superficie.
La preservación de incluso los órganos luminosos de los peces de las profundidades habla del excepcional estado de conservación del yacimiento, su principal particularidad. Estos órganos suplen la total oscuridad que domina su hábitat por debajo de los mil metros.
¿Pero cómo es posible encontrar juntas a esta especie y a peces abisales que habitualmente viven separados por diferencias de profundidad que pueden llegar hasta miles de metros? Esa cuestión, surgida de los hallazgos, actualmente la debaten los expertos. Růžena Gregorová, del Museo de Moravia en Brno, explica una teoría.
“Estos peces abisales tienen una particularidad. Durante la noche ascienden hasta profundidades de incluso 100 metros para buscar alimento”. předěl
Los fósiles de Krumvíř también han aportado pruebas sobre la existencia de simbiosis en los mares de la era terciaria, o sea, relaciones entre especies de las cuales ambas salen beneficiadas. Un ejemplo de esto son los restos de rémoras encontrados.
Estos peces alargados viven pegados a uno de mayor tamaño que les transporta y se benefician del alimento que su huésped no aprovecha. Las rémoras no les perjudican y además, los mantienen sin parásitos.
La diversidad de especies del mar de Moravia era, según los expertos, excepcional e, incluso, de gran relevancia histórica, como destaca Růžena Gregorová.
“Se podría decir que es una cuna, un lugar de donde proceden muchas de las especies marinas de peces de nuestros días”.
Otra de las especies de aguja que habitaban entre las algas del mar de Moravia, era la antecesora de los caballitos de mar de hoy día, que en aquel periodo aún no existían.