Tábor - la capital del movimiento husita
Esta vez nos dirigimos a Bohemia del Sur para visitar la antigua ciudad de Tábor. Su papel destaca sobre todo por el movimiento husita, inmediato a su fundación.
Antes hubo allí un antiguo pueblo y un castillo incluido dentro de la fortificación. Sólo una torre se conservó del castillo, que hoy en día se llama Kotnov, por ser atribuida su fundación a un caballero de nombre Koten. En la actualidad la torre, situada cerca de la plaza mayor, sirve de mirador ofreciendo un imponente panorama de la ciudad y sus alrededores.
La ciudad de Tábor se convirtió en fortaleza inexpugnable de los husitas y en el centro de ese movimiento religioso. Por largo tiempo los ejércitos husitas derrotaron alguna y otra vez a sus enemigos. Su capitán era Jan Zizka de Trocnov, un hidalgo checo, tuerto desde su juventud.
En el asedio del castillo Rabí perdió el otro ojo, pero siguió venciendo durante los tres años siguientes y murió sin conocer la derrota. El monumento a Jan Zizka, el caudillo militar más importante de la historia checa, se halla en muchas ciudades checas y la de Tábor no es ninguna excepción.Entramos en la ciudad de Tábor y nos dirigimos a su casco histórico. Su centro es la plaza mayor, que lleva el nombre de Jan Zizka. Además de las pintorescas casas burguesas y el monumento al caudillo Zizka, en la plaza hay dos puntos dominantes.
El primero es el Ayuntamiento de la ciudad, construido en estilo gótico tardío. El edificio alberga un museo con una exposición permantente dedicada a los husitas. Los visitantes tienen la posibilidad de conocer el movimiento religioso desde sus orígenes hasta su legado, que se conservó hasta el presente.
En las vitrinas y sobre las paredes se encuentran armas husitas, documentos de entonces, libros relacionados con el tema y otros objetos. En la antesala podemos ver incluso una réplica de la carroza de guerra utilizada por el ejército husita.
El Museo Husita de Tábor fue fundado por iniciativa de los etnógrafos y maestros de la ciudad en 1878. Su primer objetivo fue estudiar las peculiaridades entográficas de la región de Tábor. Con el tiempo su enfoque fue dirigiéndose a la historia de Tábor, el movimiento de los husitas y sus tradiciones."En este campo tenía la primacía en el siglo XX, y actualmente podemos decir, sin exagerar, que el Museo Husita de Tábor es el centro principal de los estudios del movimiento husita de Europa y hasta del mundo," destacó el historiador de Tábor Stanislav Zita.
Otro atractivo de la ciudad que literalmente se encuentra bajo los pies, son los espacios subterráneos, cuya entrada está situada en el Ayuntamiento de Tábor. Originalmente eran los sótanos de las casas contectadas entre sí por corredores. Servían de refugio en los tiempos de guerra y de almacenes de víveres en tiempos de paz.
En el siglo XIX los corredores sufrieron un deterioro. Además los ladrones aprovechaban las entradas del subterráneo para entrar desapercibidos en las casas. Por lo tanto, los corredores fueron bloqueados con tierra y agua.
No obstante, tras la Segunda Guerra Mundial, una parte de los espacios subterráneos se reconstruyó y en la actualidad forma parte de la gira turística que rodea bajo tierra la plaza mayor de la ciudad de Tábor. Las entradas a las casas particulares fueron enrejadas o emparedadas.Ahora, estimados oyentes, salimos del subterráneo y del Ayuntamiento de Tábor y echamos un vistazo al segundo punto dominante de la plaza mayor - la iglesia erigida con la fundación de la ciudad.
Primero era de madera, pero en las postrimerías del siglo XV, fue edificado un vistoso templo en estilo gótico tardío con una esplendida bóveda. Desde el principio, la iglesia lleva el nombre bíblico de Tábor, como la propia ciudad, según nos informó el historiador de Tábor Stanislav Zita:
"En el territorio palestino se encuentra el monte Tabor y sobre su cima se halla el templo de la Transfiguración del Señor. Y de la misma consagración es la iglesia de la plaza mayor de la ciudad de Tábor".
Otro edificio religioso de Tábor lo podemos encontrar cerca del centro de la ciudad. Es el convento e iglesia de los agustinos, construido tras la Guerra de los Treinta Años en el siglo XVII en la parte suroeste del casco histórico. Se trata de uno de los pocos monumentos barrocos de Tábor. También se convirtió en una cárcel y en el presente sirve de depositario del Museo husita de Tábor.
Para ver otro monumento importante, tenemos que abandonar el centro de la ciudad. De camino, pasamos junto a la presa Jordán, la más antigua de Europa, construida en el año del descubrimiento de América, en 1492. Tras recorrer un kilómetro al oeste nos paramos frente al monasterio de Klokoty, situado en un lugar ameno al promontorio sobre el río Luznice. El monasterio es asequible asimismo a pie, a través del valle del arroyo Tismenice.
Su nombre, Klokoty, deriva de los señores de nombre idéntico. En el lugar del actual monasterio fueron quemados los miembros de la secta de los adamitas, una parte radical husita que rechazaba la doctrina husita. El motivo por el que se edificó el monasterio fue la revelación de la Virgen María a unos pastores.
El cuadro con esta escena fue albergado en una capilla y luego en la iglesia construida para este propósito. El monasterio mismo fue edificado recién a principios del año XVIII. Pronto se convirtió en un importante lugar de peregrinaciones para adorar el cuadro original de la Virgen María de Klokoty.
La ciudad de Tábor no recuerda solamenta al caudillo militar husita Jan Zizka, sino también a Jan Hus, reformador religioso, cuya muerte trágica en la hoguera en 1415 fue el punto de arranque de todo el movimiento husita. A unos cinco kilómetros al este de Tábor, se hallan las ruinas del castillo Kozí Hrádek, el refugio de Jan Hus después de haber sido forzado a abandonar Praga.
"Fue en el castillo Kozí Hrádek donde vieron la luz sus principales obras religiosas. Más importantes todavía eran sus sermones. El maestro Jan Hus recorría los alrededores y pregonaba al aire libre al pueblo," explicó Stanislav Zita, historiador de Tábor.
No obstante, la ciudad de Tábor no se vincula solamente con la historia del movimiento husita. En Sezimovo Ústí, ciudad situada actualmente muy cerca de Tábor, podemos ver el monumento al segundo presidente checoslovaco, Edvard Benes.
Sezimovo Ústí existía ya en la Edad Media, pero los husitas al fundar Tábor lo arrasaron por ser un símbolo de la vieja sociedad. Fue renovado recién en el siglo XIX y unos cien años después el ministro de AA.EE., Edvard Benes, instaló allí su casa de recreo.
Durante su presidencia, entre las dos guerras mundiales, su villa veraniega era el lugar de visitas diplomáticas de todo el mundo. La ciudad de Tábor regaló al presidente Benes una estatua del combatiente husita que da la bienvenida a los visitantes del monumento en el jardín de la casa.La ciudad de Tábor sigue siendo, sin embargo, un lugar con una atmósfera medieval que se puede sentir en las estrechas calles de su casco histórico o en la plaza mayor. Y además, es la capital de los husitas, ya que allí fue donde el movimiento echó sus raíces.
De la época de los husitas datan varias leyendas. Una narra que el ejército husita conquistó en 1420 el fortín de su enemigo capital, Ulrico de Ústí, cerca de Tábor. Mataron a la mayoría de sus defensores y a los cinco restantes les dieron una oportunidad de salvar su vida. Quien derrotase al resto en el duelo, sería libre.
Como el más fuerte se mostró un tal Vanek o Wenceslao, llamado Pinta, quien mató a sus compañeros. Se incorporó luego en las huestes husitas y pereció en una batalla. Sin embargo, por la perfidia con que mató a sus compañeros para sobrevivir, su alma sufre hasta la actualidad.
En el bosque cerca de Tábor, que lleva el nombre de "Pintovka", por el soldado Pinta, a la orilla izquierda del río Luznice, se puede ver por la noche un espectáculo espeluznante, como nos aseguró el historiador de Tábor Stanislav Zita:
"El espectro de Vanek Pinta recorre el bosque en una carroza de fuego. Los caballos galopan sin tocar el suelo con los cascos, el aire está cargado de una tensión misteriosa y los árboles ni se mueven. Y al final, en la profundidad de la noche, la aparición se hunde con un tremendo fragor en la tierra y por el bosque retumba el clamor "¿Hasta cuándo?".
Bueno, estimados radioescuchas, esperamos no haberles asustado demasiado y que no se dejen disuadir de visitar la ciudad de Tábor, un baluarte del movimiento husita que protagonizó varios episodios de la historia checa.