Sindicatos ayer y hoy
Con este espacio, "Del Totalitarismo a la Democracia", Radio Praga trata de ofrecer un vistazo sobre lo que ha representado el proceso de transición en la República Checa. Este espacio está dedicado a todas las personas interesadas en conocer detalles sobre la transformación checa desde la dictadura comunista hasta la democracia, por lo que creemos que encontraremos muchos radioescuchas en Cuba, donde importantes sectores de la población se preparan también para un proceso de cambio pacífico en la Isla.
Durante la crisis del régimen totalitario que en el ano 1989 se agudizaba de forma imparable, los sindicatos de Checoslovaquia también se vieron afectados. La única organización que monopolizaba en este sentido la vida política era el Movimiento Sindical Revolucionario, el cual contaba, antes de noviembre de 1989, con siete millones de afiliados.
Tras el 17 de noviembre, muchas de las principales organizaciones sindicales condenaron en los centros de trabajo la brutal actuación de la policía y secundaron el llamamiento del Foro Cívico a una huelga general. La condena de la manifestación por parte de los dirigentes sindicales, así como sus declaraciones en contra de la huelga, fue entendida como una traición de la cúpula dirigente del Movimiento Sindical Revolucionario, lo que llevó a una masiva creación de comités de huelga por toda la República Checa.
A raíz de la iniciativa de nueve grandes comités de huelga en fábricas praguenses surgió la Asociación de Comités de Huelga, que se convirtió rápidamente en el epicentro del movimiento huelguista. A pesar de que la Asociación surgió de forma espontánea, sin un aparato profesional y con únicamente 20 entusiastas, coordinó el movimiento general de huelga que se dio en todo el país.
El 27 de noviembre de 1989, desde las 12 hasta las 14 horas, se llevó a cabo en todo el territorio de la República una huelga general, con un índice de participación del 75 por ciento de los ciudadanos. Con el éxito de tal iniciativa comenzó un nuevo capítulo de las actividades de la Asociación de Comités de Huelga. El resultado fue la exhortación a celebrar unas nuevas elecciones en las organizaciones sindicales y el apoyo a las peticiones del Foro Cívico. No obstante, la Asociación de Comités de Huelga entró posteriormente en contradicción con el Foro Cívico, pues no estaba de acuerdo con las directrices de este último cuando propuso la transformación de los sindicatos nacidos espontáneamente en plataformas dependientes del Foro Cívico.
Durante los días 2 y 3 de marzo de 1990 se llevó a cabo una reunión extraordinaria de todos los sindicatos y asociaciones, en la que se clausuraron las actividades del Movimiento Sindical Revolucionario y se fundó una central totalmente nueva: la Confederación Checoslovaca de Uniones Sindicales.
Una de las decisiones más significativas de la reunión fue el reparto de las propiedades del antiguo Movimiento Sindical Revolucionario entre las organizaciones fundamentales, las uniones sindicales: la mayor parte de las propiedades comunes quedó a disposición de la gerencia de las nuevas organizaciones. Una parte de las posesiones cedida de esta forma a la organización quedó más tarde, en el año 1994, a disposición de la sociedad de acciones GEN, cuyos accionistas eran las organizaciones sindicales individuales.
Una lamentable falta de profesionalidad en la gerencia de estas propiedades y la total ausencia de principios al vender las acciones de GEN a elementos ajenos al mundo sindical, fueron la principal razón de que los sindicatos perdieran una enorme y lucrativa parte de sus propiedades inmobiliarias. Los nuevos sindicatos actuaron de manera decisiva en los procesos de transformación de la nueva sociedad.
De acuerdo con las proclamas de una gran parte de la ciudadanía, y, consecuentemente, con una gran parte de sus miembros, en los comienzos de la transformación económica promovieron con entusiasmo los primeros y radicales pasos de la reforma económica, que tenían una orientación claramente liberal. Con vistas a la aplicación de estos planes, crearon las condiciones más favorables para el consenso social.
Sin esta postura de los sindicatos, la exitosa transformación de la República Checa habría sido impensable. Los sindicatos instaron a seguir la vía rápida en la privatización de las propiedades estatales. En ello les movía el interés por encontrar un socio fiable en el sector de los empresarios para construir una actividad colectiva libre.
Por eso llamaban la atención sobre la lentitud e ineficacia del proceso de privatización y también, por otra parte, criticaban la anticipada dejación del Gobierno de sus tareas de dirección de dicho proceso, cuando todo se encontraba todavía en una fase inicial. Dicha dejación (generalmente conocida como la "agonía de las empresas antes de su privatización") tuvo efectos muy daninos para la situación de las empresas y, en general, para el asentamiento del sector empresarial.
Como consecuencia de estos procesos, la sociedad se vio impelida a pagar un impuesto impuesto por la reparación de los errores del pasado y para el saneamiento general de la economía. Aparte de eso, después de la primera convulsión de los precios que se dio en el año 1991, se consiguió poco a poco una ralentización de la inflación. El aumento de los salarios, un apropiado sistema de reparto de compensaciones en el ámbito de las rentas sociales y, sobre todo, un bajo índice de paro, contribuyeron en conjunto al nacimiento de una sensación de mejora en el nivel de vida.
Los sindicatos fueron esencialmente los únicos socios significativos y reconocidos del Gobierno en la tarea de preparar la reforma del sistema social. Las negociaciones tripartitas llevaron a la propuesta de una serie de disposiciones que fueran preparando el terreno para los cambios. En octubre de 1990 se estableció un consejo "tripartito" (Consejo de Acuerdos Económicos y Sociales) para debatir las medidas económicas y sociales.
Se trataba del acuerdo voluntario de tres pilares sociales: el gobierno, los sindicatos y la patronal. A pesar de un ambiente de colaboración, se produjeron momentos de cierta tensión ideológica, la cual -tal y como demuestra el ulterior desarrollo del problema- anunciaba ya una futura lucha entre los sindicatos y el Gobierno acerca del carácter de la reforma social.
Jana Kasparová es redactora jefa del semanario sindical Sondy y consejera de medios de comunicación del presidente de la Cámara Checomorava de Uniones Sindicales.