“Si la gente se lleva una sonrisa con mi trabajo, está bien”
Juguetes, dibujos, esculturas, poemas, bocetos, objetos, óleos y hasta murales hay en la muestra del artista mexicano Juan Manuel Romero que actualmente se exhibe en la Galería Parásito de Praga, ciudad en la que vivió durante muchos años y a la que vuelve de vez en cuando. Con una beba recién nacida, Juan Manuel quiere compartir su alegría con el público.
Hola Juan Manuel, ¿cómo estás?
“Muy bien, muy contento”.
¿Qué te trae a Praga esta vez?
“Bueno, esta vez un proyecto de arte y todo lo demás, claro. Praga es una ciudad que conozco, de alguna manera, la he vivido, me es familiar la atmósfera y bueno, estoy muy contento de realizar una experiencia más en torno a mi trabajo”.
¿Esta es una exposición colectiva?
“Sí, somos dos artistas, yo aquí estoy exponiendo dibujos, objetos, pinturas, un poco en torno al mismo concepto, son varias ideas que se juntan. No es la primera vez pero esta vez es más individualizado, con más espacio, más territorio, más posibilidades de decir lo que estoy pensando”.
Háblanos un poco de esta muestra tuya.
“Sí, básicamente cuando me preguntan cuándo empecé a hacer esto digo que siempre he dibujado. Dibujo lo que me impresiona, lo que me gusta, voy haciendo diarios. De los diarios después desprendo ideas, las materializo, y después de materializarlas las devuelvo otra vez al mundo de lo plástico, las vuelvo a dibujar, y a veces tomo varios caminos. No tomo una sola línea y llevo varios temas, así es la vida también, ¿no? Me dejo llevar”.
Más desordenado, también.
“Exactamente, me dejo llevar por el caos y por todo lo que me impresiona. Al final, como ahora, me doy cuenta que se ordena solo. Mira, por ejemplo, hay unos dinosaurios en la exposición, unas casitas”.
Veo juguetes, también.
“Y una grúa. Al final yo soy el primero en sorprenderme cuando se me revela a mí mismo por qué trabajo todos esos elementos. Ahora me doy cuenta que para mí los grandes aparatos, como las grúas, las torres, que desplazan tanta materia, creo que debió haber sido lo mismo con los dinosaurios. Y también la sensación de que hay ciclos, que las cosas tan grandes y poderosas luego desaparecen, se extinguen, y cambia todo otra vez. Entonces, con una carga de humor, por supuesto, me gusta el trabajo lúdico. Acabo de tener la dicha de tener una bebé, que tiene cinco meses, y eso me ha hecho replantear mi proceso creativo. Si la gente se lleva una sonrisa con mi trabajo, estoy bien, ese es el espíritu, más lúdico. Por eso me apoyo en juguetes viejos”.
Pero también hay dibujos, pinturas.
“Sí, porque para mí el cuadro o la pintura es como un territorio de espacio. Con la experiencia de la instalación regreso a la pintura. No veo mucho el óleo como un territorio de represenatación sino como instalativo, como un espacio. Y bueno, me dije por qué no incluir objetos, directamente, entonces pinto, lo conecto a objetos y ya me generan una... pues generan un fenómeno que al observador, a la gente que viene a las exposiciones, le es más familiar el espacio, porque no hay el tránsito de analizar lo representado, ¿no? Sino que un objeto es un objeto y vive en la dimensión en la que nos movemos nosotros”.
¿Cómo te definirías, como un pintor, escultor?
“Pues creador, preocupado por el espacio. Crecí como artista, surgí como artista en lo que podríamos llamar la primera generación de artistas conceptuales en México”.
Viviste en Praga también...
“Estuve aquí unos años, pero no aprendí checo”.
¿Cuánto tiempo viviste aquí?
“Yo digo que tres años, unos dicen que más, otros dicen que menos. Pero sí viví mi buen tiempo, me divertí mucho, tengo muchos amigos, muchos recuerdos, pero la verdad sigo muy en contacto con Praga y cuando termine de aprender alemán, tengo planes de estudiar checo, es algo que quiero hacer”.
¿Ahora vives en Alemania?
“Sí, en Dresden, me muevo un poco a Berlín. Y desde Alemania me muevo a otros países y estoy empezando a regresar a México también, con proyectos. Uno se mueve hacia donde te van jalando los proyectos, y luego, cuando no te jalan, te desapareces, y luego te rescatan. Pero estoy contento. Mi experiencia de vida con la gente siempre ha sido aquí intensa. La comunidad latinoamericana siempre tan divertida y todo. Tengo muchos recuerdos y Praga es una ciudad a la que vengo mucho y seguiré viniendo. Es una realidad, es parte de mí”.
La exposición de Juan Manuel Romero estará abierta al público hasta el 3 de agosto próximo en la Galería Parásito, Křižíkova 34, Karlín, Praga 8.