La vecina de las jirafas que fundó una ONG para ayudar a los migrantes

MigAct

La mexicana Mónica Márquez vino a Chequia hace 19 años porque se enamoró de un checo. Su propia experiencia como migrante, en una época en la que no había tanto acceso a la información, la inspiró a fundar MigAct, una ONG que apoya a los que llegan a Praga desde diferentes rincones del mundo para que puedan disfrutarla en plenitud.

Tú llegaste a Praga hace unos 19 años, ¿verdad? ¿Cómo empezó esta trayectoria tuya? ¿Por qué Chequia y no otro país?

Sí, yo llegué a Praga hace casi 19 años, en mayo cumplo 19 años. Pues fui a Praga porque me enamoré de un checo. Vine a estudiar para ver si funcionaba nuestra relación y tal. Y al final, pues sí, funcionó. Terminé mis estudios en ese momento y decidimos continuar juntos. Después nos casamos, en esa época todavía era posible conseguir la residencia permanente con el matrimonio, fue automático, entonces ya tuve la residencia y el tiempo pasó, luego tuvimos un hijito y pues ya, aquí ya llevo 19 años.

Mónica Márquez | Foto: archivo de Mónica Márquez

¿Y te acuerdas de cómo fueron esos primeros meses o incluso años? ¿Fue difícil adaptarse a la vida aquí?

Los primeros meses fueron muy difíciles. Porque cuando llegué, llegué a vivir a casa del que entonces era mi novio, ahora mi esposo, pero él todavía no había terminado la universidad y él iba a la universidad en Valtice, al sur de la República Checa. Entonces casi, casi llegué y al par de días se fue y me dejó allí en su casa sola con su mamá, que es una mujer maravillosa, pero no hablaba más que checo. Y vivíamos en una casa que estaba dentro del zoológico, en una pequeña colinita, bastante aislada del resto del mundo.

¿En medio del zoológico?

Sí, adentro, justo al lado de las jirafas, ahí hay una casa que le llaman Sklenářka o Katovna, y en esa época todavía ellos vivían ahí porque mi suegra trabajaba en el zoológico y, como parte de las prestaciones que les daban a los empleados de allí, a ella, en su época, todavía durante el comunismo, le habían dado una casa. Y primero tenían una casita abajo, ahí al lado de los gorilas, luego en la inundación del 2002 desapareció la casita y se mudaron ahí a Sklenářka y ahí estuvieron 16 años. Entonces, básicamente, era su casa familiar. Y entonces yo llego ahí, mis vecinas eran las jirafas, literal. Y pues para mí fue tan, tan diametralmente distinto que vivir en la Ciudad de México, de pronto llegar allí, a una colina, donde la única persona con la que podía hablar era mi suegra, y no podía hablar. No existía en esa época todavía el internet, no era tan fácil. No era como que tenías en tu teléfono toda la información, no, no había eso. Entonces para mí, yo me sentía completamente desorientada, no sabía qué hacer. Muy poco a poco le fui agarrando la onda. Pero esas primeras semanas o meses que todavía no me empezaba la universidad, para mí fueron súper difíciles.

Casa Sklenářka vista desde el pabellón de las jirafas. | Foto: CzechTourism

Cuando ya empecé la universidad fue diferente, porque ahí ya tienes un sistema, ya tienes alguna estructura de la que agarrarte. Había muchas personas extranjeras, de pronto puedes preguntar más o menos, cómo resolver ciertas cosas. Un par de meses después me fui a Brno, porque hice un curso de checo allí, intensivo. Y eso me ayudó todavía más, porque ahí estaba la gente que quería aprender checo. Y entonces, eso fue un push, de pronto nadie quería hablar conmigo más que en checo, aunque hablara en inglés o español. Y eso fue genial, porque gracias a eso, fue que yo aprendí checo muy pronto. Y ya luego, cuando regresé a Praga, mi suegra me consiguió un puesto en el zoológico y empecé a trabajar muy pronto para poder practicar el checo, sobre todo. Y ya cuando empiezas a aprender checo, pues ya de pronto es otro mundo. Es mucho más sencillo todo. Pero al principio sí fue duro.

¿Entonces dirías que no saber hablar checo fue el obstáculo más grande?¿Se te ocurren otros a los que te tuviste que enfrentar en ese entonces? Bueno, además de la falta de información, que, a diferencia de hoy, tenía que ser muy, muy poca.

Exacto. O sea, yo creo que iban juntos porque no hablar checo hacía que la información fuera más difícil de acceder. Y, por ejemplo, en la universidad, yo iba a la Universidad Carolina, les daban información a los estudiantes solo para su estancia como extranjeros, para un par de años, que era el tiempo que duraba la maestría o lo que fuera que estudiaras. No te dan la información que necesitas tú como ciudadano. En esa época no te la daban.

"Cuando llego a esa ONG, de pronto allí, por primera vez, creo que fue donde encontré gente que entendía el tipo de barreras que yo estaba enfrentando. Y que me podían explicar, no nada más traducir la información, sino explicar el contexto. Que es la cosa más difícil y que más necesitaba yo."

Terminé la escuela y quería empezar a trabajar y necesitaba nostrificar mi título. Y ahí fue cuando alguien me dijo, mira, ve a esta organización que se llama Meta y ellos te van a dar las instrucciones. Cuando llego a esa ONG, de pronto allí, por primera vez, creo que fue donde encontré gente que entendía el tipo de barreras que yo estaba enfrentando. Y que me podían explicar, no nada más traducir la información, sino explicar el contexto. Que es la cosa más difícil y que más necesitaba yo. O sea, no nada más traducir, sino entender cómo funcionan las cosas aquí, cómo y dónde se arreglan, con quién, por qué es importante y demás. Entonces, allí fue donde cambió... Donde empezó a cambiar. Y ahí fue que me empecé a involucrar más en todo ese contexto de ONGs. Primero como usuaria y después trabajando.

Te tuviste que encontrar con estereotipos, me imagino. Aunque los estereotipos pueden funcionar de ambos lados ¿Llegaste tú a Chequia con algunas, digamos, ideas preconcebidas sobre los checos? ¿Y resultó ser verdad lo que pensabas? Y, por otro lado, ¿te pasó a ti que te trataron diferente en base justamente a un estereotipo o un cliché?

Yo no recuerdo haber tenido como muy claros estereotipos de los checos porque sabía muy poco de la República Checa. Ni siquiera me alcanzaba para hacerme un estereotipo. Y el único checo que conocía bien era a mi novio en esa época. Y él era una persona muy dulce, muy simpática. Entonces, yo esperaba eso. Pero claro, fue un shock cuando me topé con que no todo el mundo era así. O más bien, no es que no fueran así, sino que yo no entendía su comportamiento. Recuerdo un momento cuando, en un restaurante, llega el mesero, nos reparte los menús y los avienta de alguna forma. Y nos pregunta así, como un poco golpeado: ¿Qué van a querer? Y yo recuerdo que para mí fue así como... ¡Qué grosero! Y él no veía que yo podía interpretar algunas cosas como una grosería, una falta de amabilidad, cuando en realidad solamente era en parte el tono del idioma y en parte la forma local.

MigAct | Foto: archivo de Mónica Márquez

Claro, lo que se refiere a estereotipos hacia mí sí me pasó mucho al principio que se me acercaba la gente y me preguntaba si era “indiánka” (india). Y tengo que decir que, por un lado, me molestaba, porque era como... ¿Cómo quieren que le responda? Por otro lado, era, no sé, era muy extraño. O sea, no me sentía a gusto con eso. Luego me acostumbré. Pero incluso ahora, 19 años después, hablando checo bastante bien… Y ya que no tengo tanto la apariencia de “indiánka” como entonces, pero la gente sabe que soy de México y primero, primero es como verme desde esa perspectiva de ser una mexicana. Pero llevo aquí ya 19 años. Bueno, todavía no es la mitad de mi vida, pero una gran parte de mi vida. Soy más bien de aquí. Entonces tengo la ciudadanía checa y me pregunto, bueno, ¿en qué momento voy a dejar de ser la mexicana y nada más?

Es algo que, supongo, te motivó justamente a colaborar con diferentes ONGs, porque como tú mencionaste, primero aprovechaste sus servicios como usuaria. Y luego, si no me equivoco, trabajaste como intérprete comunitaria, ¿verdad? También impartiste cursos de integración. Y me imagino que mucho más. ¿Esto surgió en base a tus experiencias? ¿O es algo que ya te interesaba desde antes?

No, cuando yo llegué, yo quería, tenía como la fuerte intención de continuar haciendo lo que hacía en México, que era cine. Pero no me era muy accesible por cuestiones del idioma, sobre todo. No tenía network aquí. Y tampoco tenía dinero para pagarme FAMU International. Pero como me involucré en las ONGs, fue un poquito más orgánico. O sea, en realidad pasó que, como te expliqué, muy rápido aprendí checo. Y entonces era automático que mis amigos que todavía no hablaban checo me pedían que los acompañara, por ejemplo, al Úřad práce (la Oficina de Trabajo) o al doctor.

Y al mismo tiempo, me empecé a involucrar en las actividades que hacían las ONGs que trabajaban con extranjeros para saber qué era lo que había ahí como disponible. Y en algunos de esos encuentros, yo les dije: “Bueno, oigan, ¿por qué ustedes hablan de los extranjeros, pero no nos invitan a la discusión? Están hablando de nosotros y nosotros.” Y entonces ahí fue cuando ellos me dijeron: “Oye, a ver, si te interesa participar en la discusión. Ven, ¿no?”

¿Y entonces así llegaste a impartir e interpretar cursos de integración y a participar en otros programas?

MigAct | Foto: archivo de Mónica Márquez

Uno fue de intérpretes comunitarios para poder aprender un poquito más tanto el idioma como algunas técnicas de interpretación. Y luego de ahí me dieron trabajo en Simi, que es otra ONG. Y después de Simi me dieron trabajo en InBáze. Y en InBáze es donde se estaba formando la profesión de mediadores interculturales, que luego se llamó trabajadores interculturales. Y ahí fue donde estudié también un año súper intenso, en el que nos enseñaron cuestiones de trabajo social, asesoría legal básica. Como más habilidades que pudieran ayudarnos no sólo a interpretar comunitariamente, sino también dar un pasito más allá para que no siempre todo lo tuvieran que resolver los trabajadores sociales. Sino ser un poquito más independientes. Y entonces ahí fue donde me involucré en el trabajo intercultural. Y empecé a trabajar en InBáze. Allí trabajé en total como 11 años. Los cursos de integración, como ya hacía yo esto, pues luego me invitaron a Slovo 21 a hacer esos cursos. Primero los daba como lectora. Luego ya decidí también solo hacer interpretación allí. Y luego me invitaron a dar cursos para los trabajadores del Ministerio del Interior, de la Policía de Extranjería y de la Oficina de Empleo. En donde lo que hacemos es darles competencias interculturales a ese otro lado. Y para mí es maravilloso porque puedo trabajar con el otro lado, que son con quienes muchas veces tuve contacto en las oficinas, en los ministerios. Y eso está siendo una aventura súper bonita que disfruto un montón.

Y bueno, dado que conoces bien la situación de ambos lados y la has ido observando durante muchos años, ¿ves cierto avance en, digamos, la sensibilidad de sus empleados hacia los extranjeros? ¿Ha mejorado un poco su actitud? Porque imagino que eso puede ser complicado.

MigAct | Foto: archivo de Mónica Márquez

Muchísimo, muchísimo avance y muchísima diferencia. Hace 19 años, cuando llegué, todavía no había OAMP (Departamento de Política de Asilo y Migración), antes era solamente la Policía de Extranjería la que estaba a cargo de toda esa agenda. Entonces ibas a las oficinas y literalmente eran policías con uniforme los que te entrevistaban y con quienes tratabas. Y tenías que estar en la fila por horas y horas y horas. No existía eso, como ahora, que haces la cita por teléfono. Entonces, claro que veo un avance enorme hacia mejor, hacia positivo. Y también lo que dices, la sensibilidad, también veo que hay mucho más conocimiento, mucha más sensibilidad, mucha más apertura, intención positiva de ponerse de acuerdo, de comunicar. Claro, no puedo generalizar. Siempre habrá personas y personas, ¿no? Pero de parte de la institución, yo creo que hay una buena intención. El simple hecho de querer, de facilitar a sus empleados este tipo de cursos, yo creo que ya habla positivo. Al menos de la institución como tal. Y lo que se refiere a la gente en particular, también creo que la gente joven que trabaja allí, pues ya habla muchos idiomas, ya no es lo mismo como antes y también eso, y también viajan más. Entonces tienen otra perspectiva en general.

Y con eso podemos pasar a MigAct, que es una ONG que tú fundaste con otras personas y que tiene sede en Praga y se enfoca en la participación ciudadana ¿Me puedes contar un poco cuál fue tu motivación?¿En qué se centra y qué actividades ofrece?

Sí. Bueno, MigAct surgió en InBáze con la intención de enfocarse en esa otra parte de la vida de un extranjero aquí. Cuando tú llegas, tienes que atender dónde vas a vivir, qué vas a hacer, etcétera. Pero ya que tienes arreglado todo eso, o aun cuando no lo tienes, pero tú en tu país fuiste muy activo y te interesaban temas, no sé, por ejemplo, violencia de género, o derechos reproductivos, o cambio climático, o cualquier tema que quieras. Y quieres continuar, porque pues ya eres activo en sí y quieres seguir. Pero volvemos a la historia que te conté al principio. La información no está accesible. Ahí todavía no hemos llegado. Entonces, partiendo de que en Praga una cuarta parte de la población son extranjeros, muchísimo, que la mayoría de ellos no tienen derecho al voto, su única manera de tener algún tipo de influencia en lo que pasa en su ciudad como habitantes es a través de la participación ciudadana.

"En Praga una cuarta parte de la población son extranjeros. Y la mayoría de ellos no tienen derecho al voto, su única manera de tener algún tipo de influencia en lo que pasa en su ciudad como habitantes es a través de la participación ciudadana."

Entonces, lo que hacemos prácticamente, son cursos de entrenamiento, o sea, workshops. Actualmente, el fin de semana, iniciamos uno que es para entrenar líderes comunitarios. Es decir, invitamos a estas personas activas y las vamos a entrenar para que puedan dar el primer paso para crear sus pequeñas comunidades y hacer que sus ideas crezcan. También hacemos eventos de networking, porque uno de los aspectos que te comenté también al principio, es parte mucho de mi experiencia: tú llegas y no tienes ni conoces a nadie. Entonces, lo que hacemos en estos networking es juntar gente activa en diferentes áreas para que se conozcan y puedan continuar, con lo que sea que quieran hacer. Y no solamente entre las ONGs o las organizaciones, o las iniciativas civiles, sino también con las instituciones.

Muchas gracias, Mónica. ¿Tienes algún consejo, recomendación para alguien que acaba de llegar a Chequia y se siente un poco perdido? ¿Qué le recomendarías para que pueda empezar su vida aquí, para ayudarle?

Bueno, definitivamente, ahora es mucho más fácil, porque hay muchos grupos en internet. Conectar con los grupos, con la gente de aquí, con los extranjeros que vivimos aquí. Pero también, siempre voy a decir esto, intenten aprender checo lo más pronto posible. Ya sé que no es fácil, ya sé que no lo es, pero vale la pena. No importa que solo se hable aquí y sea un idioma chiquito en ese sentido, o que van a estar aquí poquito tiempo, eso no es importante. De verdad, si están aquí, el tiempo que sea, inténtenlo, porque se les va a abrir un mundo súper bonito mucho más rápido.