Se cumplen 140 años de la muerte de Bedřich Smetana, uno de los símbolos nacionales

Bedřich Smetana

Bedřich Smetana murió el 12 de mayo de 1884 en Praga. Su tumba se encuentra en Vyšehrad, lugar mítico para la nación checa al que le dedicó uno de los poemas sinfónicos del ciclo Mi Patria.

Bedřich Smetana | Foto: e-Sbírky,  Národní muzeum,  CC BY-NC-ND

Bedřich Smetana y su música se convirtieron en uno de los símbolos nacionales checos que sirvieron de apoyo al pueblo en los tiempos más difíciles. Junto a Antonín Dvořák, Leoš Janáček y Bohuslav Martinů es considerado uno de los clásicos de la música checa y hasta el fundador de la música independiente nacional checa.

Su obra es melódica, lírica e intemporal, justo 200 años desde de su nacimiento y 140 años desde su muerte, que se cumplen este 2024, sigue siendo uno de los autores checos más interpretados tanto en Chequia como a nivel mundial.

“Todos entendemos a Bedřich Smetana como un tesoro nacional, pero cabe decir que fue un compositor mundial. Era importador de la música mundial porque como virtuoso de piano tocaba mucha música contemporánea en aquel entonces”, sostuvo el compositor y redactor jefe de las emisoras D-dur y Jazz de la Radio Checa, Lukáš Hurník.

De acuerdo con Petr Kosatík, también de la Radio Checa, “la música mundial no comenzó en nuestro país con Antonín Dvořák, sino ya con Bedřich Smetana, solo que la música de Smetana, en aquellos tiempos, no sabía extenderse al mundo”.

Durante su vida, Bedřich Smetana terminó ocho óperas. El primer gran éxito lo cosechó en 1866 con Los brandeburgueses en Bohemia (Braniboři v Čechách) y todavía este mismo año pudo disfrutar el mayor reconocimiento que le fue concedido por la Novia vendida (Prodaná nevěsta). Gracias al triunfo, llegó a ser el director de la orquesta del Teatro Provisional, un importante templo cultural checo y precursor directo del Teatro Nacional.

En verano de 1874, el compositor perdió la audición en su oído derecho y en otoño del mismo año ya estaba sordo completamente. La pérdida de la audición, probablemente, se debió a un accidente en la edad infantil, cuando le explotó en la cara una botella llena de pólvora. Así, padeció de una inflamación crónica que lo perseguía hasta el último de sus días.

En 1875, Smetana abandonó Praga y se instaló en una casa de guardabosques cerca de Mladá Boleslav. A pesar de las dificultades, consiguió componer en los últimos diez años de su vida, por ejemplo, las óperas El beso (Hubička), El secreto (Tajemství), El paredón del diablo (Čertova stěna) y una de las obras más importantes del repertorio sinfónico checo, el ciclo de los poemas sinfónicos Mi Patria (Má vlast) que comprende Vyšehrad, Moldava, Šárka, De las vegas y arboledas checas, Tábor y Blaník y acude a los lugares relacionados con los relatos míticos del pueblo checo. En uno de estos sitios, Vyšehrad, fue enterrado junto a otras personalidades de la historia de Chequia.

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