Con la música en la sangre
Tras brindar un concierto en Buenos Aires por los doscientos años del nacimiento de Bedřich Smetana, la mezzosoprano argentina Gladys Albicoro habló con Radio Praga Internacional del amplio repertorio que fue armando con pasión, paciencia y también gracias a la inestimable ayuda de las clases gratuitas de checo que el gobierno ofrece en Argentina y otros tantos países del mundo.
La cantante argentina Gladys Albicoro brindó el sábado pasado un concierto de música checa y argentina en Buenos Aires. Aunque el arte no necesita excusas, el principal objetivo fue celebrar los doscientos años del nacimiento de Bedřich Smetana. Con un amplio repertorio de las dos orillas que incluyó tanto composiciones clásicas como populares, el encuentro no sorprendió a quienes ya la conocen: hace tiempo que esta profesora de canto se dedica a rendir homenaje a la música checa, incluso por motivos que, según ella misma cuenta, se remontan a la propia historia de su familia.
“Yo con el tema del canto clásico empecé hace muchos años y siempre me faltó el repertorio eslavo porque los maestros que tuve no lo enseñaban y mi interés o curiosidad por la cultura checa, la música checa y el idioma empezó de grande. Cuando yo era chica una o dos veces a través de mi abuela porque la checa era mi bisabuela que se casó con un italiano”.
Como sucede con tantos otros argentinos, cuenta Gladys que, en su historia, tuvo una gran influencia cultural la parte italiana de su familia. Sin embargo, a ella siempre le llamó la atención la existencia algo enigmática de esa bisabuela checa que, según cuenta, venía de la región de Moravia, aunque hasta el momento no pudo averiguar de qué ciudad. Y si bien nunca pudo conocerla y no tiene mucha información sobre ella, asegura que ese tenue lazo no ha dejado de generar consecuencias en su propia búsqueda artística e intelectual.
“Me dio una curiosidad inmensa y empecé a sentir mucho amor por todo lo que es checo y quise investigar más, pero esto ya fue de grande. Primero una pasión que empieza con todo lo que es el tema de la literatura: me vuelvo fanática de Milan Kundera que se convierte en uno de mis escritores preferidos y lo leo de grande, más allá de seguir también la historia de Kafka. Siempre con la necesidad de conocer la cultura checa, y luego con los compositores que también empiezan a ser mis preferidos dentro de la música clásica como Antonín Dvořák o Leoš Janáček”.
En lo que respecta en particular a la música, recuerda Gladys que, ya al momento de empezar a armar su repertorio, había intentado cantar las canciones gitanas de Dvořák, pero todos le decían que era imposible porque nadie hablaba ni entendía checo, y en todo caso podía intentar cantarla en un idioma quizás más familiar para los argentinos como el alemán. En ese mismo momento, sin embargo, sintió que algo en su propia sangre se rebelaba contra esa injusticia.
“Yo misma me propuse hacerlo y eso poco que tengo proveniente de tan lejos, e incluso aunque no pueda seguir los rastros de mis antepasados, de alguna forma floreció al sentir que yo lo sentía de corazón y me encantaba y me puse como meta defender todo lo que es esto de la música clásica checa que casi nadie hacía en ese momento o, al menos, en el Conservatorio de la ciudad de La Plata”.
Nacida, precisamente, en la ciudad de La Plata, con el correr de los años, Gladys comenzó a viajar cada vez más seguido a Buenos Aires para hacer distintos cursos de perfeccionamiento hasta que, en el año 2010, se instaló definitivamente en la capital argentina. Poco después se enteró de algo que terminaría siendo decisivo en su carrera: la existencia de cursos gratuitos de idioma checo en Buenos Aires gracias a un programa del Ministerio de Educación que se encarga de enviar varios profesores no solo a Argentina, sino a distintos países del mundo con comunidad checa.
“Me facilitó muchísimo empezar a estudiar el idioma para abordar las canciones, la música clásica checa, y empiezo a conseguir las partituras, algunas ya las tenía aunque no había nadie que me las enseñara en checo y las empiezo a estudiar por mi cuenta, consultando en ese momento a Ondřej Janeček que estuvo aquí de profesor y después a Radka Navarová y a Pavlína Řeháčková, que también fueron mis profes. También gané en 2018 la beca de la Universidad Carolina para los cursos de idioma checo y con las partituras lo que hago es empezar a ahondar y estudiar por mi cuenta un repertorio checo que cada vez se va agrandando más”.
“Fue algo muy lindo participar en la Copa Davis cuando vino la selección checa”.
Gladys Albicoro
Sin prisa pero en forma constante, Gladys se puso a trabajar a fondo con esas canciones hasta que, de a poco, su trabajo empezó a hacerse cada vez más conocido. Su nombre comenzó a mencionarse en los pasillos de la embajada checa en Buenos Aires y eso le dio la oportunidad de cantar, por ejemplo, en un concierto que se celebró con motivo del aniversario del ingreso de Chequia a la Unión europea.
“La embajada primero me propone cantar el himno checo en algunas festividades nacionales, lo cual para mí es el máximo honor que he recibido y además se me han abierto muchas oportunidades. Luego yo les propongo iniciar conciertos y en un montón de lugares me ocupo de llevar a cabo la difusión de la música clásica checa para canto y piano”.
Además de profesora de canto, Gladys enseña literatura y trabaja como correctora de textos. Sin embargo, su principal foco de interés es la música y, tal como ella misma dice, suele brindar conciertos de voz y piano en colaboración con su marido Carlos Serra. Por otro lado, el canto le dio las grandes satisfacciones de su vida, tal como le ocurrió hace apenas dos años, entre mascarillas contra el Covid y mucho polvo de ladrillo.
“Tuve la oportunidad de participar cantando en la Copa Davis, en marzo de 2022, cuando vino la selección checa a jugar las preliminares en el Lawn Tennis Club. Me hicieron el contacto de la embajada porque se iba a cantar el himno argentino y había ya una cantante propuesta para que lo interpretara y, por intermedio de la embajada, me propusieron a mí cantar el himno checo, así que fue fantástico, una experiencia para mí inolvidable”.
Agrega Gladys que algunos representantes de la delegación checa de tenis se acercaron luego del evento para felicitarla por la pronunciación. Ella les agradeció con amabilidad, aunque está convencida de que, en el fondo, no es mérito suyo, sino algo que le sale sin tanto esfuerzo y en forma bastante natural.
“Estoy maravillada y agradecida por todo lo que me han enseñado los profesores checos”.
Gladys Albicoro
“La profesora Radka Návarová me decía: ‘a vos se te entiende todo, yo fui a escuchar la ópera Rusalka al Colón y a los cantantes no les entendía’. El tema es que yo soy medio obsesiva con la pronunciación de todos los idiomas y tampoco puedo decir por qué se me da más lo checo o la diferencia con lo eslovaco y la gente me entiende, la cuestión es que estoy maravillada y agradecida por todo lo que me han enseñado los profesores y cada vez trato de agregar más canciones”.
Aunque reconoce que en la actualidad no tiene tantas posibilidades de practicar el idioma como le gustaría, ampliar su repertorio es la mejor forma que encontró Gladys Albicoro de agradecer todas las posibilidades que se le fueron abriendo y, al mismo tiempo, rendir homenaje a ese quizás impreciso pero inspirador componente checo que asegura llevar en su sangre.