¿Puedo fumar? Sí, ¡pero no aquí!

Donde los médicos, las ligas antitabaco y las campañas públicas contra los fumadores han fracasado, triunfan los patrones. "¡Dejen de fumar o váyanse!", remitieron a sus empleados un mensaje claro.

foto: CTK
Las empresas checas le declararon la guerra a los fumadores. Hace unos días la compañía cristalera Preciosa de Jablonec nad Nisou prohibió fumar en todas sus sucursales. Los empleados no protestaron. Dejaron de fumar en el trabajo y parece que también en casa limitan el consumo de cigarrillos.

Hace cuatro años fumaban en la República Checa aproximadamente dos millones y medio de personas. Sólo en un 35 por ciento de los hogares no lo habitaba un fumador.

El caso de Preciosa no es el único. Las empresas checas hicieron más rigurosas las reglas del juego. Si no pueden resistir, váyanse a fumar a la calle. Pero el tiempo perdido ha de ser recompensado con trabajo extra. Los consultorios antitabaco estiman que un fumador fuerte puede robar a su empresa como mínimo una hora al día. Tanto tiempo lo necesita para fumar diez cigarrillos. Más afectadas se ven las empresas de construcción y maquinaria. "Debido a los soldadores fumadores perdía cada mes unas 16 mil coronas", confesó un empresario. Ahora ya no los contrata. No quiere malgastar mensualmente una suma equivalente a 500 euros.

El comisario europeo de Salud y Protección de los Consumidores, David Byrne, considera a los países de Europa del Este esclavos del tabaco. En la República Checa el tratamiento de enfermedades causadas por el tabaquismo cuesta anualmente cerca de 20 mil millones de coronas, unos 625 millones de euros. Además, los especialistas calculan que los fumadores caen enfermos dos veces más frecuentemente que los demás.

Sin embargo, lo que a los adversarios del humo de tabaco aún más les cuesta tragar es el porcentaje de enfermeras adictas a la nicotina que supera otras profesiones.