Proyecto Bookfeeding: una década al servicio de la cultura en África
El proyecto Bookfeeding lleva una década estableciendo centros educativos y bibliotecas en comunidades desfavorecidas de todo el mundo para hacer la cultura más accesible en estos lugares.
Hace cerca de una década, la ilusión de un grupo de amigos y su vocación por ayudar fue el caldo de cultivo del que nació el proyecto Bookfeeding, una iniciativa que ha hecho posible la creación de toda una red de centros educativos y bibliotecas en comunidades desfavorecidas alrededor de todo el mundo. Una veintena de centros y más de 14 000 libros y otros materiales dan buena cuenta del alcance de lo que empezó como una modesta iniciativa y que hoy es todo un proyecto a escala internacional.
Alena Machálková es una cofundadora del proyecto. Su historia comienza en Sudáfrica, una experiencia que, tal y como reconoce, supuso todo un punto de inflexión en su vida y cambió por completo su forma de ver el mundo. Precisamente en esas vivencias encontramos el origen de esta iniciativa acerca de la que Machálková reflexionó ante los micrófonos de Radio Praga Internacional.
“El proyecto Bookfeeding es una organización dirigida por voluntarios que intenta ayudar a las comunidades de todo el mundo a tener una biblioteca que sirva como un centro educativo o centro comunitario, donde los lugareños pueden reunirse y adquirir nuevas habilidades y tener acceso a información y libros y conocimiento como tal”.
Algo tan elemental para las sociedades occidentales como el acceso a la cultura, el conocimiento y la información, representa en ciertas zonas un problema harto complejo. Los objetivos de la asociación pasan precisamente por generar un clima que permita su desarrollo y esto supone apostar por la creación o mejora de unas infraestructuras más que deficientes. Es por eso que el proyecto apuesta decididamente por establecer bibliotecas y centros educativos para, posteriormente, dotarlos de diferentes materiales según sus necesidades específicas. Esto no solo se refiere a libros, sino también a equipos informáticos, talleres o cursos.
“Intentamos no tener un estilo de biblioteca igual para todos, sino que realmente trabajamos con la comunidad para construir una biblioteca adaptada a sus necesidades. Entonces, si la comunidad se está enfocando en la educación de los niños pequeños, tratamos de preparar el tipo de libros y talleres que los ayudarán con ese objetivo. Tenemos comunidades donde trabajamos con asociaciones deportivas: futbolistas o jugadores de béisbol, tenemos talleres que enseñan a las personas habilidades para ayudarlas a establecer su propio negocio, ya sea apicultura o secado de frutas al sol. Realmente tratamos de responder a las necesidades de las comunidades individuales, por lo que cada biblioteca tiene diferentes talleres y un enfoque distinto".
Más allá de la compleja tarea a la que se enfrentan, destaca lo meritorio y el éxito de una labor que les ha llevado a formar una red con presencia en 12 países distintos, cada uno con un contexto y unas necesidades concretas. Machálková es consciente de que aún queda un largo camino por recorrer pero son iniciativas como estas las que hacen brotar un rayo de esperanza en zonas que tienden recurrentemente a caer en el olvido. Así se refirió al trabajo que están realizando principalmente en el continente africano.
“Tenemos bibliotecas en Sierra Leona, Ghana, estamos lanzando una en Burkina Faso, dos bibliotecas en Senegal, además de Kenia, Tanzania, Burundi, Sudáfrica, Zimbabue o Zambia. En algunos países tenemos dos o tres bibliotecas y tratamos de establecer una alianza local entre ellas, para que intercambien libros e ideas e, incluso con países donde solo hay una biblioteca, tenemos una especie de grupo gracias al que todas las bibliotecas pueden compartir libros a través de las fronteras”.
Es toda una década de trabajo la que la iniciativa tiene a sus espaldas, así como la propia Machálková, que cita la experiencia africana de su juventud como el origen de su vocación humanitaria. Esta, de hecho, se confiesa como una “enamorada” del continente, de su gente y su carácter hospitalario. Su tiempo en África no solo la empujó a embarcarse en este proyecto, sino que fue mucho más allá, haciendo que se replantease toda su vida por completo. Tanto es así que ve su labor como una forma de “devolver algo” a su gente.
“La gente es muy trabajadora y muy acogedora y hospitalaria. Estudié durante un año en Asia, hice investigaciones en América del Sur, pero de alguna manera, África, con su gente y su cultura, capturó mi corazón. Quería estudiar gestión del desarrollo, pero no quería estudiarlo desde la perspectiva occidental aquí en Europa, por eso elegí estudiarlo en Sudáfrica. En África, vi lo duro que trabaja esta gente para superarse y lo que estoy haciendo ahora es una forma de devolver algo, si puedo decirlo de esa manera. Estoy más feliz con lo que tengo ahora y trato de no quejarme por todo; creo que me volví más humilde".
Por lo pronto, Machálková se marca como objetivo continuar avanzando en esta dirección, concretando más proyectos y haciendo que la labor de Bookfeeding se expanda a cuantos lugares le sea posible. La necesidad de fondos y voluntarios se presenta como el gran escollo a salvar pero la cofundadora del proyecto no pierde la ilusión.
“Me gustaría seguir construyendo bibliotecas pero también trabajar más con las comunidades y bibliotecas que ya tenemos. Tenemos toneladas de ideas y planes pero la capacidad aún no está ahí porque todos somos voluntarios por ahora, así que solo puedo hacerlo en mi tiempo libre”.
Cualquiera puede colaborar con el proyecto Bookfeeding, ya sea donando materiales de cualquier tipo, mediante una aportación económica o convirtiéndose en un miembro activo de la organización, que cuenta con voluntarios por todo el mundo. Para todo ello, los interesados pueden dirigirse al sitio web www.bookfeeding.org.