Profesores checos, en busca de la autoridad perdida
El nuevo ministro de Educación checo, Josef Dobeš, prepara una propuesta legal que presuntamente devolverá a los profesores la autoridad necesaria para mantener la disciplina en clase. Los padres firmarán con las escuelas un acuerdo por el que conceden a los docentes autoridad sobre sus hijos.
El nuevo ministro de Educación, Josef Dobeš, de Asuntos Públicos (VV), inspirado por el modelo británico, tratará de introducir una enmienda a la ley de educación por la que se establecerá un sistema de contrato firmado entre familias y centros educativos.
La iniciativa establecerá deberes y obligaciones para cada una de las partes, de forma que los padres se comprometan y responsabilicen del buen comportamiento de su hijo. De este modo, los padres podrán ser sancionados por la indisciplina del niño, con lo que presuntamente el alumno recibirá su merecido en casa por cada falta. Sin embargo todavía es pronto para hablar del contenido concreto del acuerdo, como explica el ministro Dobeš.“El primer paso es debatir con los expertos y la sociedad sobre qué debería contener este contrato. Mi idea es que se especifique de qué manera puede el profesor, por ejemplo, quitar a un alumno un objeto, como un móvil. O cuando un estudiante es del todo incontrolable, qué alternativas tiene el docente, si mandarlo por ejemplo a un psicólogo especializado”.
El plan del Ministerio se agregará al proyecto de enmienda de la ley de Educación, que ya contempla medidas como el estatus de profesor como agente público, como el que tienen los policías, lo que le permitirá defenderse físicamente. También se contempla la posibilidad de expulsar de clase a los estudiantes y prohibir los teléfonos celulares.El proyecto ha sido recibido por la comunidad educativa checa con cierto escepticismo. Todavía quedan muchas dudas por resolver: el tipo de sanciones que podrán sufrir los padres y si estas realmente serán eficaces. Y sobre todo qué pasará con los padres que no quieran firmar el acuerdo, ya que en Chequia la educación primaria y secundaria son obligatorias.
En todo caso la ley es esperada con impaciencia por los profesores, ya que aunque cada centro tiene su reglamento interno, no se cuenta con ningún respaldo legal.