“¿Por qué todo esto? Vivíamos bien y no hacíamos daño a nadie”

Los refugiados de Ucrania

Desde el comienzo de la guerra, Monika Kluzová se lanzó a ayudar al pueblo ucraniano de la mejor manera que se le ocurrió. Con un minibús lleva desde entonces ayuda humanitaria a las zonas ocupadas y de vuelta transporta a Chequia refugiados y mascotas.

Foto: Olena Horiacheva

Desde el comienzo de la invasión rusa, una oleada de solidaridad hacia el pueblo ucraniano -como seguramente no se había visto antes- se extendió por la República Checa.

Radio Praga Internacional habló con Monika Kluzová, que representa uno de los grandes ejemplos de ayuda en tiempos de necesidad que se han podido ver en este largo medio año que dura ya la guerra. Nunca fue conductora profesional, pero esta checa realiza desde hace meses los alrededor de 1600 kilómetros que separan Chequia del este de Ucrania en dos días con rápidas paradas para dormir lo justo y unas cuatro horas de espera en la frontera polaco-ucraniana. Cerca del frente, atraviesa ciudades y aldeas destrozadas por los misiles rusos, que provocan siempre su enfado.

Foto: Gabriela Hauptvogelová,  Český rozhlas

“¿Por qué pasa esto? ¿Por qué razón tiene que sufrir tanto Ucrania? ¿Qué ha hecho y a quién para tener que sufrir tanto? ¿Qué quiere Putin, si ya tiene de todo? Es el país más grande del mundo, tiene todos los recursos que necesita. No lo entiendo. Cuando llevo a la gente, vamos hablando y cuentan cosas de sí mismos. Lo que más me sorprende es que casi no escucho quejas u odio hacia Rusia o hacia los rusos. Solo tristeza y una pregunta: ¿Por qué sucede todo esto? Vivíamos bien y no hacíamos daño a nadie. Pero empezó la guerra y empezaron a caer las bombas”.

La convicción de que Ucrania está defendiendo a Europa mantiene alta la motivación de Monika. Pero también las cualidades en los ucranianos que está descubriendo en su labor.

“Me sorprendió cómo me ayuda la gente, cuando ven que llevo ayuda, me acogen durante la noche, no quieren nada de mí, ni siquiera ayuda humanitaria, me dan de comer… Los ucranianos son muy hospitalarios”.

De cada mes, Monika se pasa dos semanas en la carretera. Y cuando vuelve a casa, no descansa más de un día. De las ciudades y pueblos del frente, ha transportado a Chequia ya a unas 40 personas y a una cifra aún superior de perros. Durante el trayecto se detiene a alimentar a los animales sin dueño, que por la guerra son cada vez más, o los va dejando por perreras del camino.

“Hay una perrera en la región de Dnipropetrovsk y la otro es una pequeña perrera privada que hay al lado de Mykolaiv… Una mujer se encarga allí de los perros y gatos que encuentra en la calle. Se los lleva a su casa y los cuida. Nosotros intentamos llevarle comida para los animales”.

Monika está preparada para llevar ayuda humanitaria mientras los ucranianos lo necesiten. Sin embargo, ya se gastó todo su dinero en ello y la colecta de alimentos, agua y productos de higiene depende ahora de la voluntad de la gente. Solo lamenta que su minibús solo pueda llevar dos toneladas.

Autores: Olena Horiacheva , Daniel Ordóñez
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