Policía Política checoslovaca leía correspondencia privada o interceptaba llamadas telefónicas
En sus esfuerzos por controlar la vida privada de los ciudadanos, la Policía Política del extinto régimen comunista checoslovaco solía leer la correspondencia y pinchar llamadas telefónicas. Esto se desprende de un estudio realizado por la Oficina para la Documentación e Investigación de los Crímenes del Comunismo.
Bajo el extinto régimen totalitario, nadie estaba libre de las intervenciones de la Policía Política. Ésta tenía la facultad de abrir cualquier carta y pinchar el teléfono de cualquier ciudadano sin dar explicaciones al respecto.
El régimen empezó a utilizar estas fórmulas en 1949, es decir un año después de la toma del poder. En 1966 pasaron por las manos de los agentes de la Policía Política 99 millones de sobres, en 1982, 56 millones.
Con grandes dosis del humor negro se podría decir que la nomenclatura hizo del seguimiento de los ciudadanos una industria sofisticada que empleaba a miles de personas. La Policía Política disponía de una amplia red de colaboradores en los correos que se dedicaban a abrir correspondencia privada. Si el sobre contenía dinero, éste jamás llegaba a su destinatario.
La Policía Política empleaba también a decenas de intérpretes que traducían al checo llamadas telefónicas desde o con el extranjero; colocaba también a sus agentes en los hoteles para controlar el movimiento de turistas extranjeros.
Para estos fines, el aparato represivo utilizaba tecnología de punta, incluyendo equipos que la comunidad internacional había declarado bajo embargo. Estos equipos fueron ensamblados por los presos de los campos de concentración comunistas.
Estos métodos cumplían, de alguna forma, la misma función que en la actualidad los sondeos de opinión pública: facilitaban al régimen totalitario información sobre el estado de ánimo de la sociedad. Servían también para desmoralizar a los detenidos durante un interrogatorio, demostrándoles que el "Gran Hermano" les sigue a cada uno de sus pasos.