Personas que simulan estar enfermas cuestan al Estado millones

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El número que indica durante cuánto tiempo los checos están enfermos oficialmente es alarmante. Mientras que en el año 1999 fueron 99,5 millones de días, el año pasado esta cifra subió a 110 millones. Cada día faltaron al trabajo por motivos de salud casi 275 mil personas. El tiempo durante el cual los enfermos permanecen en incapacidad laboral cuesta al Estado sumas elevadas.

El estado de incapacidad laboral exime al empleado de la obligación de pagar el seguro médico. Ni lo hace por él el Estado, y tampoco el empleador. Los costes corren a cargo de las Cajas de Seguro Médico. En caso de que el índice de enfermedades en la República Checa descienda un 50 por ciento, lo cual correspondería al número real de los enfermos, las Cajas de Seguro Médico cobrarían aproximadamente unos 130 millones de euros más al año.

En caso de que el seguro médico lo pagara por los enfermos el Estado, así como lo hace por los desempleados, niños y jubilados, el sistema de seguro médico público recibiría unos 65 millones de euros más. Por el camino de dejarse declarar oficialmente enfermo optan a menudo las personas que se ven amenazadas por el despido. Desde el punto de vista financiero, el cobrar un subsidio de enfermedad resulta más ventajoso que solicitar un subsidio por desempleo.

Otra carga para el sistema público de seguro médico resulta el abuso de medicamentos. Cada año acaban en los recipientes de recolecta de medicamentos caducos o no usados fármacos por hasta 130 millones de euros. Las cantidades de esta peculiar "basura" se mantienen desde hace varios años en el mismo nivel, lo que confirma Marcela Pustková, empleada de una farmacia de Ostrava.

"Se devuelven muchos medicamentos, y más los que son con receta médica. A menudo los pacientes reciben la misma receta de varios médicos. Los fármacos se le juntan al paciente, y éste no es capaz de llegar a usar todo el contenido de una caja. Pienso que los pacientes ni se dan cuenta de que derrochan los medicamentos. Además, si no tienen que pagar ningún suplemento no les importa que ya tengan en casa varias cajitas y recogen un más en la farmacia. Antes la gente estaba acostumbrada a hacerse reservas en casa, ya que había escasez de algunos medicamentos, pero ese peligro actualmente ya no existe. La gama de los medicamentos devueltos es amplia, figuran entre ellos, por ejemplo, analgéticos como el paracetamolo y la ibuprofena".

La lucha contra el abuso de los medicamentos, a menudo financiados por el seguro público, es uno de los temas donde los políticos de derecha y de izquierda encuentran un lenguaje común. El problema podría solucionarse introduciendo carnets de salud o tarjetas "chip" en los que se registren todos los tratamientos a los que fue sometido el paciente y todos los fármacos que le fueron recetados.

De este modo se simplificaría la colaboración entre los distintos médicos. Asimismo se evitaría que el paciente fuera mandado de un establecimiento médico al otro llevándose de cada uno un diagnóstico diferente y cada vez una nueva prescripción médica.

Otra de las soluciones para los problemas financieros que desde hace largo tiempo tiene que enfrentar el sistema de salud público consistiría en la "automedicación", coinciden los expertos.

En caso de unos problemas de salud menos serios el paciente no consultará al médico, así que éste no facturará sus servicios a la caja de seguro médico, y el enfermo se comprará los medicamentos por su propia cuenta.

A diferencia de Europa Occidental, la "automedicación" no está tan divulgado en la República Checa. El presidente del Colegio Médico Checo, David Rath, afirma que el promedio checo cuando un paciente visita la consulta médica es de quince veces al año y casi siempre recibe prescrito un medicamento, lo que resultaría imposible en otros países.

El promedio europeo es de cinco hasta seis consultas anuales. Según los estudios de la Unión Europea, la "automedicación" puede ahorrar hasta el 10 por ciento de los gastos del sector de la Sanidad.

En la República Checa la "automedicación" suele ser más corriente entre las personas con mayores ingresos. Estas temen que la enfermedad y un tratamiento prolongado pueda amenazar su carrera profesional.