Pavel Tigrid, el rostro del exilio anticomunista

Foto: ČTK

Un día como hoy, el 27 de octubre de 1917, nació Pavel Tigrid, el mayor símbolo del exilio anticomunista checoslovaco.

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Mencionar el nombre de Pavel Tigrid provocaba la ira de la cúpula comunista. Cualquier tipo de cooperación con el ‘mayor enemigo de la clase trabajadora’ de Checoslovaquia se pagaba con años de cárcel.

Considerado como uno de los grandes periodistas checos del Siglo XX, Pavel Tigrid era un elemento peligroso para el régimen comunista. Durante la Segunda Guerra Mundial estuvo con el Gobierno Checoslovaco en el exilio, encabezado por Edvard Beneš.

Terminada la Guerra volvió a Praga, pero poco antes de la toma del poder por parte del líder comunista Klement Gottwald, en febrero de 1948, logró salir del país, para volver hasta después del triunfo de la Revolución de Terciopelo de Václav Havel, de 1989.

Su fama de luchador contra el comunismo y defensor de la democracia fue tal que un día recibió una oferta de EE.UU. para que participara en la creación de una estación de radio que transmitiría para los países al otro lado de la Cortina de Hierro. Fue así como nació Radio Europa Libre.

Después de varios años en las emisiones de Radio Europa Libre para Checoslovaquia, Tigrid trabajó en diferentes programas de ayuda a los expatriados de su país. Realizó infinidad de viajes entre Europa y EE.UU. para finalmente erigir su ‘cuartel general’ en París.

En la capital gala fundó la revista Testimonio (Svědectví) que pronto provocó un intenso dolor de cabeza a los comunistas checoslovacos.

Aquella publicación se convirtió en el punto de referencia de los disidentes anticomunistas, tal y como recordara Tigrid en una entrevista de archivo de la Radiodifusión Checa.

Pavel Tigrid | Foto: Post Bellum
“La revista la hacíamos prácticamente a mano, representaba un gran estímulo para nosotros. Fue algo que hice con muchas ganas, me gustaba. Lo mejor fue que tenía muchísima repercusión en Checoslovaquia. La contrabandeábamos de todas la maneras posibles, y el número de colaboradores crecía rápidamente”.

Tras la Revolución de Terciopelo, Pavel Tigrid volvió a Checoslovaquia, se sumó a una serie de proyectos y programas para ayudar a forjar y fortalecer los principios y valores de la emergente sociedad democrática.

El nuevo inquilino del Castillo de Praga, el presidente Václav Havel, lo incorporó a su equipo más cercano. Tigrid se convirtió en asesor presidencial, y en declaraciones a la prensa dijo que nunca se había imaginado tener una oficina en la sede presidencial, porque él había visto el Castillo siempre de lejos y por fuera.

Después, y ya con más de 70 años de edad, Pavel Tigrid estuvo al frente del Ministerio de Cultura, pero solo por dos años, debido a problemas de salud. Mantuvo siempre una actitud crítica contra toda expresión antidemocrática y fue partidario de que los ciudadanos participen en todo aquello que incumbe a la sociedad.

Nunca rompió su cordón umbilical con Francia, país que lo acogió con los brazos abiertos, fue sepultado en París el 31de agosto de 2003.