Numerólogos checos dicen que el 2008 será un nuevo inicio

Con la llegada del nuevo año los checos suelen hacer promesas y tratan de adivinar qué traerá el año que está por delante. Algunos incluso recurren a la ayuda de los numerólogos, adivinadores que trabajan con las cifras y las fechas.

En su reciente discurso de Año Nuevo, el presidente Václav Klaus comparó 2008 con algunos años del siglo XX, que también terminaban en el número ocho y que en la historia del país tuvieron una extraordinaria importancia. Klaus dio como ejemplos 1918, año de la independencia checoslovaca; 1948, cuando se inició la época comunista; y 1968, año de la Primavera de Praga.

Adivinar el futuro a partir del significado de las fechas es la tarea principal de la numerología. Los numerólogos no trabajan con el significado cuantitativo de los números sino con la calidad que estos representan. Simplificando el método, a cada número añaden cierto tipo de energía o vibración y así describen características de la gente o adivinan los futuros acontecimientos. La escala principal, que se utiliza, son los números básicos de uno a nueve, así que las cifras más complejas suelen sumarse, restar, dividir o multiplicar siguiendo ciertas reglas secretas. De esta manera el año 2008 se percibe como el año uno, que inicia un nuevo ciclo de nueve años, y que, como explica el numerólogo Jan Michal Čoltko, será un año importante.

“Se pueden esperar nuevas cosas, acontecimientos, cambios. El uno es el número del progreso, nuevos planes, nuevas oportunidades, aparición de nuevas ideas. El uno es un número muy fuerte por sí solo y simboliza la renovación y el planeamiento”, indica Jan Michal Čoltko.

Para la divulgación de la numerología fue decisivo el año 1989, porque en la época anterior, durante el régimen comunista, esta técnica de adivinación era casi desconocida en el país. Junto con otras prácticas esotéricas, como por ejemplo la astrología o la cartomancia, la numerología era considerada como una herramienta para destruir el optimismo socialista que no aceptaba fortunas adversas.

De 1989 hasta hoy, los numerólogos han ido ganando adeptos y Jan Michal Čoltko, uno de los más prestigiosos, cree que el año 2008 podría parecerse a 1990, año posterior a la Revolución de Terciopelo.

“Este año 2008 presenta nuevas posibilidades, porque al sumar las cifras dos y ocho obtenemos el número uno. He mirado en la historia reciente y, por ejemplo la fecha 1989 fue el año del número nueve, cuando se acabó la época del socialismo, y el año 1990 fue el año de nuevos inicios, fue el año número uno, año de nuevos comienzos en cuanto a la economía, política o todo tipo de acontecimientos. Ahora de nuevo estamos en el año número uno, así que se pueden esperar nuevos cambios. Si serán tan importantes como los mencionados es difícil de estimar ahora”, explica Jan Michal Čoltko.

Con la llegada de la democracia en los años noventa empezaron a aparecer numerosos talleres de numerólogos y creció también, y sigue creciendo, el número de personas que acude a pedir ayuda a ellos para tomar decisiones o consultar problemas de pareja. La numerología no se dedica únicamente a la predicción del futuro, sino que también da consejos a las parejas, basando sus cálculos en la comparación de las fechas de nacimiento de los novios.

Sin embargo, hay que añadir que entre la extensa oferta de consultorios esotéricos que existen, lamentablemente, hay estafadores que se limitan a robarle el dinero a personas ingenuas.

Aunque uno no crea en la numerología, a veces una consulta con un numerólogo puede hacer percibir algo importante de su vida, según opina la estudiante de economía, Markéta Mazalová.

“Creo que puede ser una buena motivación o inspiración para alguien que esté indeciso. Le puede dar un buen impulso para hacer o cambiar algo. Yo no entiendo mucho de la numerología pero cuando veo en la televisión, por ejemplo, algún programa acerca de este tema, creo en estos pronósticos”, comenta Markéta Mazalová.

De qué manera las previsiones de numerólogos funcionen o fallen, no es tan importante. Cada persona puede decidir si ajustará su vida a lo que dicen los números.

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