El maravilloso Clementinum, una de las fuentes de datos climáticos más valiosas y antiguas del mundo

Desde hace 250 años, el Clementinum de Praga ha sido testigo de la historia climática de Europa. En uno de los edificios de este complejo existe una de las estaciones meteorológicas más antiguas del mundo, que ha proporcionado de forma ininterrumpida datos sobre temperatura, presión atmosférica y precipitaciones. En la era del cambio climático, este archivo se ha convertido en una herramienta invaluable para comprender la evolución del clima.

Monumento a Joseph Stelling | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

En pleno corazón de Praga, el Clementinum alberga la Biblioteca Nacional Checa, pero los libros no son lo único que se puede leer en este conjunto de edificios históricos de belleza abrumadora. Aquí también se pueden encontrar mediciones meteorológicas, que comenzaron por 1752, cuando Joseph Stepling, entonces director del observatorio astronómico, empezó a registrar la temperatura, la presión atmosférica y las precipitaciones. La recopilación diaria y sistemática de datos, sin embargo, tuvo su origen en 1775, lo que marcó el comienzo de un registro ininterrumpido que a lo largo de dos siglos y medio ha resistido guerras, crisis y cambios políticos, lo que la convierte en una de las fuentes de datos climáticos más valiosas del mundo.

En diálogo con RPI, Jan Daňhelka, quien dirige el departamento de hidrología del Instituto Hidrometeorológico Checo en Praga, da cuenta de este trabajo continuado que se ha extendido por siglos.

“Desde 1769 tenemos datos mensuales de presión atmosférica y desde 1771, de temperatura. Hace 250 años comenzaron los registros diarios de temperatura y presión del aire, que se conservan hasta el día de hoy”.

Jan Daňhelka e Ilona Zusková | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

Tecnología moderna para un archivo histórico

Ilona Zusková, jefa del Departamento de Meteorología y Climatología del mismo instituto, también comenta que, hasta hace tan solo tres años, los registros todavía se cargaban de forma manual.

Torre astronómica | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

“El sistema está completamente automatizado desde 2022. Esto significa que ya no es necesario leer nada manualmente; los datos se transmiten digitalmente”.

A pesar de los avances tecnológicos, la presencia de personal todavía es requerida en este centro, ya que las intervenciones humanas son fundamentales para el mantenimiento de los instrumentos, como, por ejemplo, la limpieza del pluviómetro, afectado persistentemente por el polvo y pequeños insectos que pueden obstruir su funcionamiento.

Las temperaturas se registran en la fachada del edificio, mientras que los anemómetros y los sensores de radiación solar se encuentran en el techo del Clementinum. Además de hacer su trabajo, desde allí, los meteorólogos pueden disfrutar de una vista panorámica de la ciudad de las cien torres, aunque el acceso a estas instalaciones sigue siendo un desafío, como lo evidenciaron investigadores de siglos pasados, según cuenta Daňhelka.

Pluviómetro | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

“En algunas grabaciones, los exdirectores se quejan de lo difícil que era llegar al techo. Especialmente cuando personas de edad avanzada desempeñaban este cargo, a menudo escribían las correspondientes quejas en los registros meteorológicos diarios”.

El cambio climático reflejado en el Clementinum

Los registros climáticos del Clementinum han permitido identificar tendencias en el cambio climático. De acuerdo con los datos recopilados, entre 1825 y 1875 se registraron las temperaturas más bajas, mientras que el calentamiento se ha acelerado desde la década de 1980. El año 2024 marcó un récord histórico como el más caluroso, con una temperatura promedio de 13,3 grados Celsius.

Equipos modernos de medición de la radiación solar | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

Si bien los datos de la temperatura son precisos y no se presenta a la confusión, lamentablemente no puede decirse de la información que se ha recopilado, en los primeros tiempos, sobre las precipitaciones, según detalla Daňhelka.

“Los primeros aparatos de medición también tenían diseños especiales. La precipitación se recogía en un embudo y se conducía desde el tejado a las habitaciones de abajo. Allí se pesaba el agua y luego se convertía el valor a milímetros. Sin embargo, los directores de finales de los siglos XVIII y XIX no documentaron muy bien cómo se produjo exactamente esta conversión. Para nosotros hoy, este es un desafío que todavía estamos tratando de resolver, y simplemente no podemos estar seguros de los valores de precipitación de los primeros días de las mediciones. Por eso solo damos los valores del Clementinum a partir de 1805”.

El heliógrafo original de Campbell Stokes | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

A pesar de que algunos de los aparatos que se pueden encontrar en este edificio histórico han perdido algo de utilidad frente a instrumentos más modernos, algunos de tienen también un peso histórico y hasta decorativo que no se puede medir. Un ejemplo de ello es un particular heliógrafo, una bola de cristal muy llamativa, nos cuenta Zusková.

“Aquí arriba también limpiamos el medidor automático de radiación solar. Además, se puede ver el heliógrafo original de Campbell Stokes. Se introducía en él una tira de papel, y la esfera de vidrio incorporada funcionaba como una lupa. Cuando el sol brillaba, quemaba agujeros en el papel. Una vez al mes, la tira se enviaba a la central, donde se determinaba la duración diaria de la luz solar”.

250 años de ciencia y un futuro prometedor

Sala de la Torre Astronómica | Foto: Hana Slavická,  Radio Prague International

Desde los tiempos de los primeros registros hasta la actualidad, el trabajo realizado en el Clementinum se ha ido perfeccionando y hasta incluyó una colaboración con otras instituciones dispersas en otras partes del mundo, que se dedicaron a medir datos similares utilizando métodos y aparatos idénticos, a fin de poder compararlos. Según Daňhelka, esta labor ha sido muy valiosa y tiene una importancia significativa en la actualidad.

“Si observas las temperaturas a lo largo de 250 años, lo primero que notas es un descenso. El período más frío fue entre 1825 y 1875. Sin embargo, desde entonces los valores han aumentado con bastante rapidez. Se ha producido un fuerte calentamiento, especialmente a partir de los años 1980”.

Vista desde la torre astronómica | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

El investigador destaca que, gracias a uno de estos estudios comparativos, realizado en la actualidad, parte de su equipo ha logrado recolectar evidencia importante sobre el cambio climático.

Vista desde la torre astronómica | Foto: Ferdinand Hauser,  Radio Prague International

“Ilona comparó en un estudio los datos de Viena, donde también se realizan mediciones desde hace mucho tiempo, con los de Praga. Quedó claramente demostrado que el calentamiento aquí ha sido significativamente más rápido que en Viena. Esto también puede deberse al hecho de que la estación meteorológica de Hohe Warte en Viena no se encuentra en el centro de la ciudad. Si uno observa el entorno aquí, solo ve tejados y zonas urbanizadas. El cambio climático, lógicamente, provoca temperaturas más altas en estas áreas que en los parques o cerca de espacios verdes”.

Las diferencias no se dan solo entre ciudades, añade Zusková.

“Hemos visto un aumento radical de las noches tropicales, lo que por supuesto provoca estrés en las personas. Comparamos los datos del centro de la ciudad con los del aeropuerto en las afueras de la ciudad. Y la diferencia es realmente enorme”.

Para conmemorar el aniversario de los 250 años de registros ininterrumpidos, el Clementinum planea una exposición que ilustra la evolución de la meteorología en todo este tiempo. Además, se publicará un libro con la historia detallada de las mediciones en esta icónica estación.

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