La hermosura oculta de la Biblioteca barroca del Clementinum
Las modestas paredes del Clementinum encierran en su interior una de las mayores joyas del barroco a nivel mundial. Se trata de la famosa Biblioteca o Sala barroca, de cuya existencia, paradójicamente, los checos no están bien enterados.
Unos 800 turistas suben cada día los 350 escalones de la Torre astronómica del Clementinum para disfrutar de las increíbles vistas de Praga. Sin embargo, en su visita, el lugar más anhelado es, sin duda alguna, la asombrosa Sala barroca.
El Clementinum, situado en el centro de Praga al lado del famoso Puente de Carlos, es, después del Castillo de Praga, el segundo recinto histórico más grande de la capital. Con unos 7 millones de libros en checo y lenguas extranjeras es hoy día sede de la biblioteca más grande de Chequia – la Biblioteca Nacional. Sin embargo, el Clementinum fue fundado ya hace mucho tiempo, como explica el guía Pavel Hrabánek.
“El Clementinum como complejo fue un colegio de jesuitas, fue el colegio jesuita más grande de la República Checa, y también uno de los más grandes del mundo – el segundo más grande. Fue la universidad privada de los católicos en Praga. Fue fundado en el año 1556 para apoyar la religión católica aquí en la República Checa, porque fuimos un poquito más protestantes y el rey habsburgo Fernando I fue católico”.Fernando I, hermano del rey de España Carlos I, fue el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, del cual las Tierras checas fueron parte. Quedándose finalmente por más de 200 años, los jesuitas fueron invitados con el propósito de ayudar a difundir la fe católica en una zona tradicionalemente protestante, ya que fue en el corazón de Europa donde nació a la vuelta del siglo XIV y XV, el movimiento reformista de los husitas.
Los primeros jesuitas vinieron de Viena en 1556 encabezados por el teólogo Pedro Canisio. En los restos del viejo monasterio dominico de San Clemente, de ahí su nombre, fundaron el colegio jesuita que pronto obtuvo el estatus de universidad. La edificación del complejo multifuncional, que hoy incluye por ejemplo la Torre astronómica, la Sala de estudios, que fue el antiguo comedor, cuatro patios, entre ellos el bello Patio de Vid, dos iglesias, la Biblioteca Barroca, y mucho más, duró unos 170 años y fue finalizada en 1926 imprimiéndole a los edificios el estilo barroco.
Dos universidades, dos religiones
El colegio católico del Clementinum no tardó en convertirse en el rival principal de la Universidad Carolina, de orientación utraquista, una especie de protestantismo propio de las Tierras checas. Aquella época se vio marcada por un periodo de libertad y tolerancia: a las clases en el Clementinum podían asistir estudiantes de todas partes del mundo y podían estudiar en varios idiomas – latín, alemán o checo.Sin embargo, en 1618 se produjo la llamada Revolución de Bohemia, conflicto religioso que dos años más tarde acabó con la derrota del bando no católico en la batalla de la Montaña Blanca y con la sangirenta y ejemplar ejecución de 27 nobles rebeldes en la Plaza Vieja de Praga. Mientras tanto, los jesuitas tuvieron que abandonar el territorio para volver nuevamente tras la victoria de los católicos.
Debido a los sucesos históricos, en 1622 la Universidad Carolina cayó bajo la administración del Clementinum y sus libros fueron trasladados a las bibliotecas del colegio jesuita. Comenzó así el monopolio de los jesuitas sobre la educación superior en Praga. La liturgia, la educación y la censura de autores no católicos pasaron a ser una de las principales herramientas del llamado proceso de recatolización.
Entre la realidad y el prejuicio
La época después de la batalla de la Montaña Blanca fue, y hasta hoy día es percibida por muchos checos como “los años oscuros”, ya que la Revuelta Bohemia causó un desastre antes no vivido en Europa – la guerra de los Treinta años, que dejó tras de sí unas tierras arrasadas y esquilmadas por los ejércitos y produjo un notable descenso de la población europea. Además, la derrota de los no católicos en la Montaña Blanca desató una ola migratoria, yéndose al exilio la mayoría de la inteligencia no católica checa, entre otros uno de los mayores pensadores checos, Juan Amos Comenio.Este, parcialmente mito nacionalista, sobre una forzada germanización y recatolización impuesta desde Viena, fue creado por el novelista checo Alois Jirásek, y ha sido adoptado posteriormente tanto en la época de la Primera república (el primer presidente de Checoslovaquia Tomáš Garrigue Masaryk era protestante y su propósito fue liberar al país centroeuropeo del yugo del Imperio austrohúngaro), como por los comunistas, quienes concebían a los husitas y sus seguidores como los precursores de las masas populares oprimidas. Uno de los argumentos en contra de esta visión simplificada de la decadencia y la opresión del pueblo checo sería la presencia del arte barroco, que en las Tierras checas alcanzó su cumbre. Y la Biblioteca barroca del Clementinum es su máxima muestra.
La joya más preciada
La Sala barroca fue abierta en el año 1722. Su techo está decorado por unos frescos que retratan simbólicamente la unión de Dios y de la religión bajo un gran templo de sabiduría, y junto a las paredes están situadas las librerías. El centro de la sala está decorado por unos valiosos globos terráqueos y astronómicos, obra de los mismos jesuitas, aunque de la colección original ya quedan pocos. Pavel Hrabánek describió a Radio Praga el interior de esta sala asombrosa.“La Sala barroca tiene todo barroco, todo muy rico, noble. Tiene dos plantas en lo que respecta a los libros: la planta baja que es todo teología, que es lo más importante que aquí tenemos; la segunda planta es la parte académica, con las cosas como, por ejemplo, matemáticas, lingüística, retórica, filosofía, ascética, polémica y mucho más. Esto son las partes más importantes. Después tenemos el techo que es una cosa muy importante de Johann Hiebel y su significado es la conexión de Dios y la sabiduría”.
La famosa Biblioteca barroca no es simplemente una de las más bellas como destacó Pavel Hrabánek, sino también la mejor conservada.“Pero lo más importante es el conjunto de todo, porque es todo original, no hay ninguna copia de nada y no hay casi ninguna sala del mundo que ofrezca esto, verlo todo original. Y eso es lo que es más valioso, porque está todo intacto, fresco, los globos, el conjunto de todo es lo más importante. Es que es difícil elegir una cosa, porque todo es muy lindo, muy original, muy chévere, llevo trabajando aquí casi dos años, entré de vez en cuando a la sala. El fresco, los libros, es que es difícil buscar una sola cosa, hay que verlo”.
La Sala barroca consta de libros sobre todo teológicos y en lenguas extranjeras, que llegaban al Clementinum desde principios del siglos XVII de todas partes del mundo. Hay libros incluso del siglo XV, ese es el caso, por ejemplo, de aquellos que llegaron del País Vasco o de Francia.
Fueron obsequio de parte de Ignacio de Loyola, quien conocía a Pedro Canicio, fundador del colegio, como contó a Radio Praga Hrabánek. Resumió también qué cantidad de libros se encuentra en la Biblioteca Nacional y subrayó el hecho de que cada libro que es publicado en Chequia tiene que tener una copia en el Clementinum.“Hay como 20.000 libros en la Sala barroca, su propia colección que hay dentro, el Clementinum y la Biblioteca Nacional tienen más de 7 millones de libros, porque cada libro hoy día que se publica en la República Checa tiene que tener una copia aquí en la Biblioteca Nacional, también periódicos, todo. La parte barroca es solo una pequeñita parte del total del Clementinum, pero es una parte también muy conservada por los libros que hay y es también muy valiosa”.
Los jesuitas como amenaza
En el año 1773 el papa Clemente XIV decreta la supresión de la Compañía de Jesús, debido a la presión que ejercen sobre él los monarcas católicos más importantes y los jesuitas son obligados a abandonar el territorio de la actual Chequia. Las causas principales fueron entre otras el crecimiento del poder, lo cual se manifestó sobre todo en las misiones jesuitas de Praguay, donde los jesuitas lograron ser exitosos tanto militar como económicamente. En esa época España y Portugal ya habían firmado un acuerdo acerca de la frontera entre Praguay y Brasil. Los jesuitas, que estaban muy unidos, disponían además de una red de información muy bien manejada, con lo cual se convirtieron en una amenaza. También cabe destacar que durante el siglo XVIII el problema principal deja de ser la oposición entre catolicismo y protestantismo, sino que lo crucial era para los monarcas absolutistas, quienes gobernaban en la mayoría en Europa, mantener el poder.Al marcharse los jesuitas, el Clementinum fue proclamado Biblioteca pública por parte de la emperatriz María Teresa y cuando su hijo José II mandó cerrar la mayoría de los conventos, los libros de todos se mandabaron al Clemetinum. La universidad seguía en marcha, pero la educación se secularizó, debido entre otros al movimiento de la ilustración. En 1935 la biblioteca adoptó el nombre de “nacional”, para desde 1993 quedarse con el actual – Biblioteca Nacional de la República Checa.
El espacio de la Sala barroca fue inaccesible al público desde inicios de los años 20 del siglo XX hasta el año 2000. Eso causó un hecho curioso - la biblioteca es visitada más por extranjeros que por los propios checos, quiénes en su mayoría confunden la Sala barroca con la Biblioteca Nacional. Hrabánek resumió las causas de esta situación.
“No había interés, porque los libros están en latín, son sobre teología, y también había más bibliotecas. Esta sala se conservó como una parte privada y después también por las desgracias mundiales y el comunismo se ha perdido de la memoria de la gente, no hay tantos checos que sepan que la biblioteca está aquí, porque no es tan famosa, aunque es barroca y súper linda, hay checos que no saben que la tenemos aquí”.
Otra explicación que se salta a la mente es aquel mito de “los años oscuros”, ya que los checos tienen hasta hoy día una actitud controvertida en cuanto a los jesuitas. Por un lado difundían la educación y por otro censuraban y quemaban libros del otro bando religioso. Sea como fuere, la Sala barroca sigue siendo, sin duda alguna, la joya más preciada del complejo del Clementinum.