Enfrente directamente del Puente de Carlos, en la Ciudad Vieja de Praga, se encuentra el Clementinum, una extensa área de edificios de estilo barroco, en el que tiene su sede la Biblioteca Nacional y donde se encuentra instalada la estación meteorológica más antigua de Bohemia. El Clementinum es también la meta de este cuarto capítulo de la serie de Radio Praga Internacional “Lugares de Praga con historia”.
En la Edad Media el Clementinum ya era un reconocido centro de educación, cultura y ciencia. Hoy en día los visitantes se encuentran en sus interiores con una de las bibliotecas barrocas más bellas del mundo, el antiguo templo principal de los jesuitas en Praga, así como con la atractiva Capilla de los Espejos y la llamada Torre Astronómica que ofrece una maravillosa vista a las zonas históricas de la capital checa.
Clementinum, que debe su nombre a la iglesia de san Clemente, fue originalmente un colegio jesuita. La extensión del área, edificada por los jesuitas tras su llegada a Praga en 1556, es de dos hectáreas de superficie y se trata del segundo conjunto de edificios más extenso en la capital checa, después del Castillo de Praga, según explicó para Radio Praga Internacional la guía e historiadora de arte Šárka Gandalovičová.
”El Clementinum es conocido como un conjunto arquitectónico único de estilo barroco construido por los jesuitas. Pero para cada persona puede tener otro significado. Los turistas extranjeros lo conciben como uno de los monumentos histórico-arquitectónicos de mayor atractivo que no se pueden perder, al igual que el Castillo de Praga, el Puente de Carlos y la zona de Vyšehrad. Para los checos, sobre todo los praguenses, es un atajo en el camino desde el Puente de Carlos a la Plaza de la Ciudad Vieja con el reloj astronómico, que permite eludir las masas de turistas que van por la vía principal. Para los checos más cultos el Clementinum es una importante institución cultural, sede de la Biblioteca Nacional, cuyos comienzos se remontan más a la historia y están vinculados con las actividades de la orden jesuita en Bohemia”.
Los jesuitas fueron precedidos por los dominicos
Los turistas que vienen a recorrer el área del Clementinum, no se imaginan que llegaron a un lugar rico en hallazgos arqueológicos y poblado ya en el siglo IX, sostiene Šárka Gandalovičová.
”Cuando los jesuitas escogieron en 1556 este lugar junto al Puente de Carlos para levantar su sede, naturalmente no fueron los primeros en hacerlo. Ya en el siglo XIII se encontraba en el lugar un monasterio de la Orden Dominicana con una iglesia consagrada a san Clemente. Había aquí unas 25 casas, así como jardines. Siglos más tarde los jesuitas consiguieron estos extensos terrenos por motivos políticos”.
En las inmediaciones del colegio jesuita, esta orden levantó una iglesia del Santísimo Salvador que hasta el presente es el principal templo de los jesuitas en Bohemia. En la cripta de la iglesia que actualmente sirve como espacio de meditación se pueden ver los restos del Clementinum medieval, como explica durante el recorrido Martin Staněk, de la parroquia del Santísimo Salvador.
”Nos encontramos en un espacio que se denomina cripta. Es un área subterránea que guarda los restos de un monasterio dominico de comienzos del siglo XIII, concretamente de su bodega. No sabemos con exactitud para qué servía, a lo mejor para guardar el vino de misa. La verdadera cripta se encuentra a unos metros de distancia, detrás de un fuerte muro, pero está vacía, desde hace siglos no se entierra en ella. Aquí se pueden ver también los restos de los muros de una casa medieval, junto a la que los dominicos se asentaron alrededor del aňo 1230. Se conservaron aquí igualmente los restos de un portal. Nos encontramos cuatro metros bajo la superficie, pero en aquel entonces a este nivel se encontraban las calles. Más tarde fue subiendo a raíz de diversas obras de construcción”.
En 1420 el monasterio dominico que se había convertido en un importante centro de la vida espiritual y política fue saqueado y destruido por los husitas. A mediados del siglo XVI llegaron al lugar transformado entonces en ruina los primeros 12 representantes de la Compaňía de Jesús, fundada poco antes. Esta orden que se desempeňa hasta el presente en diferentes sectores de la ciencia, cultura, artes y educación, se convirtió en las Tierras Checas en la fuerza principal de la recatolización, según recalcó Šárka Gandalovičová.
”El siglo XV está vinculado en las Tierras Checas con la reforma de la Iglesia Católica y el levantamiento de los seguidores del reformador católico Jan Hus. Tras la derrota de los husitas se quería erradicar a los husitas de la mente de los checos, tarea que asumió la Casa de los Habsburgo que ocupó el trono checo en 1526.
Los Habsburgo entendieron que debían convertir a los checos a la fe católica de forma no violenta, por medio de la educación y la predicación. La mejor ayuda en esta tarea la ofrecían los jesuitas, orden fundada por san Ignacio de Loyola y Francisco Javier”.
Los jesuitas obtuvieron el permiso para edificar su sede donde quisieran y según sus propios planes. Así estos comenzaron a construir un extenso conjunto de edificios en las proximidades del Puente de Carlos y la iglesia del Santísimo Salvador. Estas son las partes más antiguas del área. Las más recientes provienen de la primera mitad del siglo XVIII y los edificios están orientados al lado opuesto, a la Plaza Mariana de Praga.
Clementinum tenía su propio teatro
Las obras en el Clementinum se prolongaron 170 aňos y participaron en ellas destacados arquitectos, entre ellos Carlos Lurago, Domenico Orsi, František Maxmilián Kaňka y Kilián Ignás Dientzenhofer. Los edificios de estilo barroco y del clasicismo del Clementinum forman una pequeña fortaleza con cinco patios. Antaňo había allí dos iglesias, varias capillas, escuelas y un albergue para 700 estudiantes tanto checos como extranjeros, además de una biblioteca, imprenta, farmacia, observatorio y también un teatro. Restos de este último se conservaron en la sacristía barroca de la iglesia del Santísimo Salvador, como cuenta Martin Staněk.
”Además de algunos muebles originales de principios del siglo XVIII, como armarios de madera marqueteados, se conservaron armarios especiales de unos cinco metros de altura, en los que se guardaban los bastidores. Actualmente se encuentran en otro lugar y se guardan en ellos textos litúrgicos. El teatro jesuita fue un gran fenómeno, en las obras en ocasión de diversas actividades de importancia actuaban tanto profesores como estudiantes. Una de ellas homenajeó por ejemplo la coronación de María Teresa de Austria como reina de Bohemia. La sala teatral se encontraba en el ala oriental que da a la Plaza Mariana. Se trata de un enorme espacio con techo de madera de interior ricamente decorado que desearíamos abrir pronto al amplio público”.
La biblioteca barroca: el mayor imán turístico del Clementinum
Para entrar a la sacristía de la iglesia del Santísimo Salvador hay que solicitar permiso por adelantado, pero éste no es necesario para ver una de las bibliotecas barrocas más preciosas y mejor conservadas del mundo. Su sala se puede ver sólo desde afuera, pero vale la pena. Está decorada por antiguas pinturas al fresco y, además de unos 22 000 títulos de libros se conservan en ella globos terráqueos antiguos.
Los libros están situados en dos pisos y los más antiguos datan de comienzos del siglo XVII. La parte inferior está reservada a las publicaciones teológicas y la superior a libros de carácter académico, de matemáticas, latín, filosofía, retórica, etc. La biblioteca fue terminada en 1727 y sirvió exclusivamente a los jesuitas, durante unos 50 aňos. En 1773 la orden fue disuelta y los jesuitas fueron expulsados de Bohemia. El Clementinum pasó entonces a la administración estatal.
Tras marcharse los jesuitas, el Clementinum por orden de la emperatriz María Teresa de Austria pasó a ser en 1777 una biblioteca universitaria y pública que muy pronto se fue ampliando, gracias a los libros que eran enviados a ella de otros antiguos colegios jesuitas y también de otros monasterios cerrados en base a unos decretos de José II de Austria. Una situación semejante se dio a mediados del siglo XX, cuando al Clementinum fueron trasladadas las colecciones de libros de los monasterios cerrados por el régimen comunista.
El ulterior destino de la sala barroca de la biblioteca lo acercó a Radio Praga Internacional el guía turístico Pavel Hrabánek.
”La sala barroca siguió funcionando hasta 1918 como biblioteca pública. El nuevo Estado checoslovaco surgido ese aňo necesitaba sus símbolos característicos y esta biblioteca se convirtió en uno de ellos. Un aňo después el área del Clementinum recibió el estatuto de Biblioteca Nacional y surgió un proyecto de su reconstrucción para transformarlo en una gran biblioteca y una institución. Se construyeron otros edificios nuevos para las facultades universitarias, sobre todo para la teológica, la de derecho y la de filosofía que antes habían tenido su sede en el Clementinum. En 1930 la sala de la biblioteca barroca fue cerrada al público por 70 largos años”.
El observatorio y la estación meteorológica
La universidad católica con sede en el Clementinum tenía fama de ser un centro docente de alta calidad y era una gran competencia para la Universidad Carolina. Después de la batalla de la Montaňa Blanca en 1620, las dos universidades y sus bibliotecas fueron unidas y bajo la administración de los jesuitas tenían su sede en el Carolinum. Este área se convirtió en un importante centro de la vida espiritual y científica, según cuenta Šárka Gandalovičová.
“Los jesuitas eran excelentes pedagogos. En el Clementinum se desempeñaron varias destacadas personalidades de la vida nacional como el historiador Bohuslav Balvín y el jesuita Antonín Koniáš, muy activo en el marco de la Contrarreforma. En el siglo XVIII fue director de la biblioteca local Karel Rafael Ungar, amigo de Wolfgang Amadeus Mozart, quien visitó la biblioteca barroca durante su estancia en Praga. En el patio del Clementinum se levanta un monumento al astrónomo Josef Stepling, fundador del primer observatorio en Bohemia”.
Los jesuitas de Praga realizaban sobre todo investigaciones científicas, en astronomía, matemáticas y física, al tiempo que impartían clases de estas materias. Ofrecían becas a muchachos de familias pobres que tuvieron así su única posibilidad de estudiar. Los estudiantes se preparaban en el Clementinum tanto para la carrera eclesiástica como para la científica, apunta Gandalovičová.
“Enfrente de la entrada a la biblioteca barroca los visitantes pueden ver un gabinete de matemáticas, que era utilizado para las investigaciones. Desde este lugar se observaba la Luna, el Sol y otros cuerpos celestes. La postura de los jesuitas frente a la astronomía era entonces muy moderna”.
Después de la visita a la biblioteca barroca, los turistas pueden dirigirse a la Torre Astronómica del Clementinum. Esta tiene 68 metros de altura y en su cima es decorada por una estatua de Atlas que lleva en sus brazos un globo terráqueo. Por el camino se pasa por la Sala del Meridiano en la que se exponen antiguos aparatos astronómicos. Antaňo se utilizaba para determinar el mediodía gracias a un rayo de luz que entraba por un hueco en el techo.
Desde 1842 los praguenses se enteraban de la llegada del mediodía gracias a un banderín que aparecía en la galería de la Torre Astronómica. Más tarde, además del banderín, anunciaba el mediodía un disparo de un caňón en la Planicie de Letná, en el lado opuesto del río Moldava. El mediodía se daba a conocer de esta forma hasta 1928, cuando la hora pasó a ser anunciada por la radio.
La galería de la Torre Astronómica está a unos 52 metros de altura y conducen a ella unas 170 escaleras. Pero el que llega hasta el lugar no lo lamenta, ya que hay desde allí una hermosa vista panorámica de Praga. Desde la torre se puede ver también una pequeña terraza del Clementinum donde se encuentran instalados diversos aparatos meteorológicos que desde hace 245 aňos aproximadamente miden el tiempo de forma ininterrumpida.
Estas mediciones las inició a finales del siglo XVIII el entonces director del observatorio, Josef Stepling, y por su historia y regularidad representan un fenómeno único tanto a nivel de Bohemia como al de toda Europa Central.
Mientras que la estación meteorológica funciona en el Clementinum hasta el presente, para la Biblioteca Nacional que cuenta con más de seis millones de títulos y diversos documentos, el recinto se torna pequeño. Por ello es presentado especialmente como monumento histórico-arquitectónico abierto a los turistas y un centro cultural que ofrece por ejemplo conciertos en su hermosa Capilla de los Espejos, que data de comienzos del siglo XVIII.