Un nuevo manual de checo creado por una profesora y pensado por los propios estudiantes
Dentro de la notable oferta actual de manuales para aprender checo, hay uno muy particular que se llama Aprende checo (Nauč se česky). Su autora, Eva Koudelíková, nos cuenta en esta entrevista los detalles de un libro muy atractivo que, además de tener forma apaisada, ofrece varios aportes de los mismos estudiantes.
Hace unos quince años que Eva Koudelíková da clases de checo. Antes era profesora de inglés y recuerda que, al empezar a enseñar su propio idioma se dio cuenta de que, a diferencia de los manuales de inglés, los libros para estudiar checo dejaban, por ese entonces, mucho que desear. Lejos de resignarse, comenzó a crear sus propios materiales didácticos hasta que el año pasado se dio el gusto de publicar Aprende checo (Nauč se česky), un libro muy didáctico y repleto de imágenes que llama enseguida la atención de los lectores por su formato apaisado.
“Pensamos mucho en eso, se sabe que el formato clásico aún está vigente y los estudiantes lo siguen usando, por ejemplo, con el libro electrónico, aunque hoy, probablemente, casi todo se lea desde el teléfono móvil. Pero luego se nos vino a la cabeza la imagen del estudiante que abre un libro de texto en su computadora y decidimos diseñar este formato apaisado. La verdad es que a mí me gustó mucho y por suerte en la editorial estuvieron abiertos a probarlo y así fue que publicamos este formato”.
Al ver por primera vez su obra en una librería de Brno, Eva pudo confirmar aquella sensación positiva que, en un principio, le había generado ese formato. De algún modo, sintió que quedaba muy bien expuesto entre los demás lanzamientos editoriales.
Un libro por y para los estudiantes
Sin embargo, las sorpresas de este manual no se limitan a las apariencias. Por el contrario, al abrirlo y profundizar un poco en su contenido, salta una de las grandes virtudes y novedades de este manual: si bien se trata de un proyecto liderado y escrito por una experimentada profesora de checo, el manual tiene la ventaja de incorporar la propia perspectiva de los estudiantes, lo cual puede garantizar, por ejemplo, una cierta empatía durante el arduo proceso de aprendizaje que exige un idioma como el checo.
“Un aporte de este libro es la cooperación con los estudiantes”.
Eva Koudelíková
“Con mi estudiante Hervé Vinsonneau, que es el coautor del libro, encontramos un lenguaje común y con él comencé a crear los diccionarios con imágenes y muchos otros contenidos surgieron gracias a su inspiración. Por otro lado, la idea de marcar las distintas declinaciones de los textos con diferentes colores fue de Jackie Fox, otra estudiante que es australiana y enseña inglés en Chequia. Así que un aporte de este libro es la cooperación con los estudiantes y los aspectos que ellos mismos incluyeron”.
Aunque hasta último momento estuvo dudando sobre el título, cuenta Eva que, desde el principio, tenía en claro que su libro debía ser tan colorido como atractivo, en contraste con los primeros manuales de checo que ya con solo verlos disuadían al estudiante de embarcarse en el aprendizaje de ese idioma. También tenía la certeza de que su manual debía estar dirigido a estudiantes de un rango de nivel entre A1 y B1, pero no a principiantes absolutos porque, de hecho, el lenguaje de sus textos requiere cierto vocabulario básico y cierta experiencia con el idioma.
“Y también me resultó muy difícil determinar cuándo un texto correspondía al nivel A2 y cuándo al nivel B1. Algunos textos son A1, pero la mayoría son A2. No obstante, los glosarios de imágenes y otros contenidos tienden quizás a un nivel ya superior”.
Como Eva está muy orgullosa de la cultura checa, trató de que en varias partes de su libro hubiera distintas referencias a los grandes exponentes del arte checo, a sitios emblemáticos del país, sin olvidar tampoco las más tradicionales comidas y marcas típicas checas.
Una feroz crítica interna
Contenta de haber recibido elogios por parte de colegas y estudiantes, Eva no oculta una crítica negativa que encontró en algunos comentarios: el hecho de incluir en su libro textos muy autobiográficos. Y si bien respeta todas las opiniones y hasta está de acuerdo con que algunos de los textos pueden llegar a molestar un poco a los lectores que, quizás, no tengan hijos ni lazos familiares fuertes, afirma Eva que una de las ideas centrales de su libro era, justamente, mostrar un poco la vida cotidiana de una típica familia checa.
“Un aporte de este libro es la cooperación con los estudiantes”.
Eva Koudelíková
“De hecho, cuando lancé el libro en una librería de nuestro pueblo y entonces mi hijo de doce años lo vio por primera vez, me dijo algo así como: ‘mamá, pero yo también estoy ahí y nunca me preguntaste nada sobre los derechos de autor’. Así que aprovecho esta ocasión para pedir disculpas públicas a mi familia por usar fotos de nuestro archivo”.
Insiste Eva en que hacer uso de esas fotos familiares le pareció algo natural porque bajo ningún aspecto quería utilizar esas ilustraciones neutras y anodinas que suelen ofrecer los bancos gratuitos de imágenes.
Reglas ortográficas checas
Cuenta Eva que en su casa tiene una gran colección de manuales de checo, entre los cuales destaca los libros de Lída Holá y la serie Czech up realizada en la ciudad de Olomouc. Semejante variedad no deja de sorprenderla porque cuando ella empezó a enseñar checo en una plataforma online solo había tres profesores, mientras que ahora calcula que en esa misma plataforma hay entre treinta y cuarenta docentes. El mismo crecimiento se nota en relación a la enorme oferta de podcasts y cursos para aprender checo bajo distintas modalidades. Sin embargo, la experiencia docente de Eva no se limita al público extranjero porque, en su momento, también enseñó checo en una escuela local.
“Era una escuela primaria y mis estudiantes tenían entre 9 y 10 años, es decir, estaban en cuarto grado. A ese nivel, el idioma checo se aprende, sobre todo, a partir de la ortografía, un enfoque que los extranjeros casi nunca abordan. Y debo decir que como profesora de checo para niños checos, muchas veces tenía que encontrar un momento libre parar ir a buscar alguna respuesta entre determinadas reglas de ortografía que quizás no conocía”.
Un remedio contra la confusión
Aunque el más reciente libro de Eva Koudelíková no es exactamente un manual, cuenta que también está inspirado en una idea de su estudiante y amigo francés Hervé Vinsonneau. Todo empezó cuando, hace un par de años, él le contó que estaba armando una lista con pares de palabras checas que solían generar mucha confusión entre los extranjeros. Algunas de las palabras más recurrentes eran, por ejemplo, město (ciudad) y místo (lugar), kostel (iglesia) y postel (cama) o večer (tarde) y večeře (cena). Lo cierto es que, de a poco, fueron compilando y compartiendo algunos de esos vocablos en las redes sociales, hasta llegar a acumular montones.
“Y luego nos pusimos a hacer una selección y así nació este nuevo libro llamado 100 palabras que confunden a los extranjeros. Por otro lado, hemos enriquecido las definiciones con algunos microrelatos porque lo genial es que es posible escribir un breve historia sobre todas esas palabras”.
Aclara Eva que si bien esa confusión es casi exlcusiva de los extranjeros, recuerda que una vez le escuchó decir a una profesora checa que, por momentos, confundía las palabras otec (padre) y ocet (vinagre). Lo cierto es que, desde entonces, casi como si se tratara de algo contagioso, cada vez que Eva tiene que mencionar algunas de esas dos palabras debe ponerse a pensar un instante para no equivocarse.