4) El Museo Franz Kafka de Praga guarda el legado del escritor
En verano de 2005 fue fundado en Praga el Museo Franz Kafka. La exposición permanente ofrece una mirada al mundo de Kafka, escritor de lengua alemana nacido en la capital checa, y una de las figuras más relevantes de la literatura mundial del siglo XX.
El Museo Franz Kafka de Praga se encuentra situado en el área de la antigua fábrica de ladrillos Herget, a orillas del río Moldava, en el barrio de Malá Strana. La muestra permanente presenta la mayoría de las primeras publicaciones de las obras literarias de Kafka, así como su correspondencia, diarios, fotografías y dibujos y manuscritos.
Como dijo a Radio Praga Internacional la guía del museo, Zlatina Novák Jeřábková, el edificio refleja la atmósfera que en su tiempo rodeaba a Kafka, aunque no está vinculado directamente con la vida del escritor.
“Es una antigua fábrica de ladrillos, un lugar que permite acercar a los visitantes la atmósfera de las obras de Franz Kafka, la oscuridad y los laberintos, representados aquí por los largos pasillos. Los laberintos de la Ciudad Vieja, donde Kafka pasó la mayor parte de su vida y que le aterrorizaban, a la vez que le fascinaban”.
Además, el museo se halla en un lugar muy bello, desde el que se ve el río Moldava y el Puente de Carlos y enfrente se encuentra la Ciudad Vieja. O sea, la persona que mire desde la ventana del museo o que se encuentre junto a ese edificio, ve la ciudad de Kafka, según destacó nuestra guía.
La exposición está dividida en dos partes. La primera refleja los principales acontecimientos en la vida del escritor y la influencia en las obras de Kafka del ambiente en el que vivió en Praga. La segunda muestra cómo la realidad física de Praga y la vida de Kafka se transforman en imágenes metafóricas sostiene Zlatina Novák Jeřábková.
“La primera parte de la muestra nos adentra en la vida cotidiana de Kafka, mediante fotografías de su familia, sus amigos, de escritores judíos de lengua alemana de su generación que se juntaban en la cafetería Arco. También se pueden ver imágenes de Praga de los tiempos de Kafka, mapas en los que está señalado el camino de Kafka desde casa a la escuela y más tarde al trabajo. Todo esto ayuda a entender la formación de la personalidad de Kafka. La otra parte metafórica acerca el ambiente cultural que rodeaba a Kafka en Praga y que se refleja en sus obras”.
En la época comunista todo sobre Kafka y su obra era silenciado por el régimen y el autor no era reconocido como representante de la cultura checa. Por la vida, la obra y el legado de Kafka se interesaban entonces sobre todo los turistas extranjeros. Hoy todo es diferente, hay un gran interés por Kafka también entre los checos, y su obra forma parte del programa de enseñanza escolar en Chequia, como señala Novák Jeřábková.
“Kafka nunca dejó de ser actual. Pero hablando de los tiempos pasados, al igual que Orwell, Kafka no es un escritor que le gustara a los regímenes autoritarios. Ya sea por criticar frecuentemente la burocracia, por escribir cómo las personas pueden convertirse en víctimas de la burocracia. La oscuridad, ese sentir de algo tenebroso, todo eso conduce a que hay ciertas épocas cuando Kafka llega a ser más actual, como por ejemplo, después de la Segunda Guerra Mundial y sus horrores. Entonces la gente se identificaba más con la obra de Kafka. Pero considero que el régimen comunista fue más paranoico de lo necesario”.
Una parte de la muestra está dedicada a los amores de Kafka y sus complicadas relaciones de pareja. Como dijo a Radio Praga Internacional nuestra guía, Zlatina Novák Jeřábková, Kafka siempre trató de convencerse de que la muchacha con la que estaba no era buena para él o que él no era bueno para ella. Al final quedó soltero y sin los hijos que tanto deseaba tener.
“Él huía del matrimonio porque temía que luego no le quedara tiempo para su mayor amor, la literatura. Pero novias tuvo varias. Quería tener hijos, porque la tradición judía considera esto una de las cosas más importantes en la vida. No obstante, nunca los tuvo, quizás también porque no quería que un niño le obstaculizara dedicarse a la literatura”.
La guía del Museo Kafka indicó que uno de los rasgos característicos de Franz Kafka era que tomaba decisiones de un día a otro. Desde temprana edad decidió así, por ejemplo, convertirse en vegetariano.
“Siempre esperaba que se enfermaría de gravedad un día. Esto estaba relacionado con el hecho de que todo lo que las demás personas consideraban un problema cotidiano, para él era un drama existencial. Sentía que sus tensiones internas serían el motivo por el que un día iba a enfermarse y estaba convencido de que moriría joven. Por ello se dedicaba al deporte, nadaba y corría mucho e igualmente daba largos paseos por la naturaleza. Y confiaba en que haberse convertido en vegetariano también le ayudaría”.
En el primer piso de la antigua fábrica de ladrillos Hegert, la exposición termina con el fallecimiento de Kafka en junio de 1924 en Austria, a causa de una enfermedad pulmonar con la que había luchado unos siete años. Y muestra asimismo objetos y documentos que recuerdan el trabajo de Kafka en una Oficina de Seguros, según dijo Zlatina Novák Jeřábková.
“En esta parte de la exposición, en mi opinión, se muestra de mejor manera cómo se entrelaza la vida cotidiana de Kafka con su obra. Esto está relacionado con la conocida novela inacabada de Kafka ‘El proceso’, en la que su protagonista Josef K. atraviesa un laberinto de burocracia tratando de conseguir información y pruebas de si había cometido o no un crimen del que se le inculpaba. Junto a ello, Kafka pasaba su tiempo en la oficina y trabajaba para esa burocracia y eso era su vida cotidiana. Y también se escucha aquí el ruido de sonidos de teléfono, de máquinas de escribir, etc., lo que Kafka detestaba y le ponía nervioso. Más tarde escribió el cuento ‘El gran ruido’, relacionado con el ruido que producía su familia, sus vecinos y que había en su trabajo”.
Como recalcó en entrevista para Radio Praga Internacional nuestra guía, Franz Kafka es uno de los escritores de la historia moderna que tuvo mayor influencia en las nuevas generaciones. Kafka sigue estando presente, su influencia se deja sentir también en algunas novelas de escritores contemporáneos.
La mayoría de las obras literarias de Kafka fue publicada después de su muerte. No creía en su talento y era muy crítico con sus novelas y otros escritos. Permitió publicar sólo una pequeña parte de su obra y bajo presión. En su testamento, incluso, le pidió a su mejor amigo, Max Brod, que después de su muerte quemara, sin leerlos antes, todos los manuscritos que había escrito.
Gracias a que Brod no cumplió esa petición, el legado literario de Franz Kafka se conservó y, de manera póstuma, supuso para su autor un gran reconocimiento mundial.
Radio Praga Internacional seguirá las huellas del escritor Franz Kafka también la próxima semana, en el próximo capítulo de la serie dedicada al centenario de su muerte el 3 de junio de 1924.