Sergio Ramírez y su fascinación con el poder en la literatura
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, viajó a Praga con motivo del Día del libro respondiendo a una invitación de la editorial Bourdon y el Instituto Cervantes de Praga. Habló de literatura, la traducción al checo de una de sus novelas, su pasado político y sobre El Caballo dorado, su novela más reciente.
En entrevista con Radio Praga Internacional, el escritor nicaragüense Sergio Ramírez se refirió a una situación muy particular de su vida, que produce un paralelismo con la de Václav Havel. Siendo los dos hombres entregados a la escritura se ven envueltos en procesos políticos, en revoluciones que los empujan al mundo de la política y llegan a gobernar en sus países.
“Viví la política desde mi perspectiva de escritor o mejor dicho igual que lo hizo Havel, desde mi sensibilidad de escritor”
“Bueno, sí, yo me identifico muchísimo con Havel en este sentido, porque yo entré a la política por una circunstancia muy particular, que fue un intento de cambio profundo en la vida política y social de Nicaragua a través de una revolución, tras el derrocamiento de la dictadura de Somoza. Pero nunca perdí mi condición de escritor, miré siempre o viví la política desde mi perspectiva de escritor o mejor dicho igual que lo hizo Havel, desde mi sensibilidad de escritor; si no ha sido por esa circunstancia extraordinaria, nunca me había interesado por lo que podíamos llamar la política ordinaria, ser candidato o ser funcionario público, directivo de un partido, de manera que cuando esas circunstancias, que me llevaron a participar en la vida pública terminaron, yo regresé a la vida de intelectual, a la vida literaria sin trauma diría yo no, porque un político a pesar de las dificultades y las derrotas siempre se queda dónde está”.
La fascinación con el poder
La experiencia de vida que lo llevó a ser vicepresidente de Nicaragua durante cinco años, en un proceso revolucionario, que entonces pintaba como el camino hacia el bienestar, le llevó a conocer las entrañas del poder y despertar en él una fascinación por el poder como tal, que aparece radiografiado de diferentes maneras en su obra.
“Se trataba de un cambio de poder en Nicaragua que, se suponía ético, un tipo de cambio ético, pero cuando uno entra en el ejercicio del poder y lo ve de cerca y vive dentro de las entrañas del poder, se da cuenta de que los mecanismos o la fisiología del poder viene a ser siempre la misma, es decir el poder como manifestación de la condición humana. Y es por eso que me ha fascinado siempre como manifestación de la condición humana, es decir, eso de poder influir sobre la vida de los demás. Cuando el poder es absoluto, pues, influido de una manera arbitraria y descompone la vida de los otros, las altera, sobre todo cuando se trata de las dictaduras. Yo siempre conservé esa fascinación por el poder y ahora que miro mi vida en perspectiva hacia atrás puedo decir: tengo la experiencia del poder en mi vida literaria, así como quien escribe sobre el amor, necesariamente tiene que tener la experiencia del amor y es un instrumento, es una herramienta de mi creación literaria, de la creación literaria”.
En Nicaragua la historia se repite
Nicaragua vive uno de los capítulos más negros de su historia moderna. La sangrienta dictadura de Anastasio Somoza fue reemplazada por la de Daniel Ortega. El revolucionario combatió tanto a sus enemigos que terminó imitándolos. De acuerdo con Ramírez eso representa una frustración, porque al final el cambio fue para peor.
“Me identifico muchísimo con Havel, porque yo entré a la política por una circunstancia muy particular, que fue un intento de cambio profundo en la vida política y social”
“Sí, yo eso lo he experimentado, lo he vivido muy de cerca, cómo quienes asumen el poder comienzan a copiar los vicios, las debilidades de a quienes derrocaron, y la historia vuelve a repetirse como está ocurriendo ahora mismo en Nicaragua, la historia se repite, pero multiplicada, es decir es una nueva dictadura, una dictadura quizá más cruel que la de Somoza. Y esto es una gran frustración: haber participado en una empresa histórica que quiso cambiar el país y saber que el país fue para peor”.
Como protagonista directo de la revolución de Nicaragua, Sergio Ramírez participó en un movimiento juvenil que representaba una gran esperanza para su país y para el mundo.
“La revolución en Nicaragua fue la manifestación de una generación, no solo en Nicaragua, sino en el mundo, es por eso que tuvo tanta repercusión, era una generación de jóvenes que buscaba corregir la historia, lo que habían hecho mal los viejos que eran los que respaldaban a Somoza. Y resulta que los revolucionarios cuando envejecen, envejecen mal como ocurrió en Nicaragua y este rictus vuelve a repetirse en los rostros de los nuevos gobernantes, esa es la gran desgracia que se vivió, cuando la historia se repite”.
Exiliado y sin nacionalidad por ser escritor
En el caso del escritor Sergio Ramírez, la historia se volvió a repetir con creces. Por su calidad de escritor fue perseguido por el régimen de Somoza y ahora lo hace el de Daniel Ortega, que además le despoja la nacionalidad.
“Bajo las mismas acusaciones, Somoza abrió un juicio contra mí en 1977 por traición a la Patria, por asociación ilícita para delinquir y la Fiscalía de Ortega me acusó por los mismos delitos y luego me despojaron de la ciudadanía, algo que Somoza no hizo. Las normas de la convivencia internacional han llevado a los países a aceptar que hay ciertas normas que son inviolables como son el respeto de la nacionalidad de cada individuo, eso está en todos los convenios internacionales y por eso resulta bárbaro, que en pleno siglo XXI se puede despojar a alguien de su propia nacionalidad, es decir, volverlo un apátrida”.
Entre las muchas actividades de Ramírez podemos mencionar el festival literario Centroamérica Cuenta, que tiene el propósito de contribuir a la proyección y difusión de la literatura iberoamericana desde Centroamérica y de cierta manera a la comunidad de escritores de la región.
“Yo creo, que antes que una literatura, hay una identidad cultural centroamericana, quizá las disensiones históricas no han llevado a una identidad política, ha sido muy difícil de conseguir, pero una identidad cultural existe, existe una comunidad de escritores, una comunidad de artistas que se comunican entre ellos y se entienden como centroamericanos. Nosotros sí decimos: soy un escritor centroamericano. Y Carlos Luis Fallas es un registro centroamericano igual que Miguel Ángel Asturias, Yolanda Oreamuno, igual que Claribel Alegría, no hacemos esas distinciones fronterizas cuando hablamos del orgullo de la identidad cultural o de la entidad cultural compartida, es decir gozamos de una literatura común”.
Kafka, un escritor fuera de serie
Este año se recuerda en Chequia el centenario de la muerte de Franz Kafka, así que aprovechamos la ocasión para preguntarle a Sergio Ramírez por ese gran escritor praguense.
“Cuando yo hago la lista de los escritores que son sobrehumanos empiezo por Dostoyevski, Kafka, Thomas Mann”
“Kafka es fuera de serie. Cuando yo hago la lista de los escritores que son sobrehumanos empiezo por Dostoyevski, Kafka, Thomas Mann. Fueron capaces de transformar la visión de la literatura y es curioso, porque Kafka es de los pocos escritores que tiene un poder social en las palabras, cuando uno dice un mundo kafkiano puede ser que alguien no haya leído a Kafka nunca. Pero usa la expresión un mundo kafkiano. Entonces yo digo que poder tiene la literatura y la transformación de la realidad a través de la literatura, Kafka creó un mundo distinto, que todos reconocemos como el mundo kafkiano”.
Durante la época en que ocupó un cargo público en su Nicaragua natal, Ramírez no se pudo dedicar a la escritura tal y como hubiera querido. No podía quitarle horas a la vida pública, pero a pesar de eso escribió su gran novela Castigo divino. Porque según dijo la vocación de escritor prevalece y se impone.
“Yo me dediqué a recuperar el tiempo perdido y aun cuando yo tenía las obligaciones públicas muy acentuadas, siempre busqué cómo sacar el tiempo para escribir y en 1988 publiqué Castigo divino, una novela ambiciosa compleja y a la cual dedicada las obras de la madrugada para poder trabajar en la literatura y no quitarle horas a la vida pública. Creo que la vocación del escritor sobrevive. Cualquier circunstancia y cualquier otra profesión es incompatible con la del escritor y la de los políticos todavía más, pero uno tiene que buscar cómo acomodar esas incompatibilidades y no abandonar la escritura”.
Respondiendo a una invitación de la editorial checa Bourdon y del Instituto Cervantes de Praga, Sergio Ramírez presentó en Praga la traducción al checo de su novela Tongolele no sabía bailar. Según confesó a RPI se ha tratado de una aventura y de un desafío a la vez.
Los checos podrán leer Tongolele no sabía bailar
“Entrar en una lengua completamente desconocida para mí es una gran aventura, ayer comentaba con unos amigos y me decían, de la editorial, que la traducción es excelente. Y eso me alegra muchísimo, que la traducción sea muy fiel, no sé si la palabra fiel en las traducciones existe, toda traducción es infiel. Pero que sea una buena traducción y que pueda reproducir el ambiente, la atmósfera que el libro quiere crear que no es fácil. Estamos hablando de un país con una realidad muy distinta, como es la de Nicaragua, muy distinta a la República Checa y eso es una gran hazaña y yo le doy las gracias a la traductora por haber cumplido con esta hazaña de traducir este libro”.
“Le doy las gracias a la traductora por haber cumplido con esta hazaña de traducir Tongolele no sabía bailar”.
La obra de Sergio Ramírez es sumamente amplia, al igual que la cifra de premios recibidos, aprovechamos su visita a Radio Praga Internacional para que él mismo nos presente su novela más reciente El Caballo dorado.
“El Caballo dorado es mi última novela, apenas se publicó en enero en España, en México y en otros países de América Latina, es una novela que refleja un viaje, es una aventura que conecta dos mundos antes de la Primera Guerra Mundial en el Imperio Austro-húngaro. Una princesa de los Cárpatos emprende un viaje hacia Nicaragua después de miles de vicisitudes con un carrusel, se enamora de un peluquero que es aficionado a escultor de caballos y también cree que ha inventado el carrusel y ella llega con este carrusel hasta las costas de Nicaragua en un tiempo muy turbulento, el país está siendo ocupado militarmente, hay una revolución armada que ha derrocado el presidente Zelaya. Y, por lo tanto, yo lo veo como una novela de viaje, una novela de aventuras y como un homenaje a la literatura romántica, a la literatura negra también, de novela romántica, de cuento de hadas desestructurados. Y en fin es una novela que puede tener una lectura múltiple y me parece que, si yo gocé mucho escribiéndola, pues mi aspiración es que los lectores puedan gozar leyéndola”.
Sergio Ramírez nació en Nicaragua en 1942. Novelista, cuentista, ensayista, periodista, político y abogado recibió la nacionalidad española 2018. Ejerció como vicepresidente de su país de 1985 a 1990. En 2017 fue el primer escritor centroamericano en ganar el Premio Cervantes.
Relacionado
-
Tras las huellas de Franz Kafka
¿Dónde creció el escritor mundialmente conocido? ¿Qué lugares le sirvieron de inspiración? ¿Dónde pasaba las vacaciones? ¿Cómo era el Kafka de carne y hueso?
-
Libros checos que deberías leer
Kafka, Čapek, Kundera, Havel: estos son nombres de escritores de fama mundial. ¿Pero qué pasa con los demás? ¿En qué medida los autores checos son traducidos a otros…