Los sucesores de Palach
Jan Palach se quemó a lo bonzo en la Plaza Venceslao el 16 de enero de 1969 y falleció tres días después a causa de las graves quemaduras sufridas. Palach no fue la única ‘antorcha viva’, su ejemplo fue seguido por varias personas, y no sólo de la antigua Checoslovaquia.
El primero en seguir el ejemplo de Jan Palach fue Sándor Bauer, un aprendiz de mecánica de 16 años de Budapest. Se prendió fuego un par de horas antes de que hiciera lo propio el obrero de una fábrica de cerveza llamado Josef Hlavatý. Bauer se prendió fuego en la escalera del Museo Nacional Húngaro en Budapest el 20 de enero de 1969. En sus manos llevaba dos banderas nacionales de papel y como ‘antorcha viva’ protestaba contra la ocupación rusa de Hungría y la participación húngara en la ocupación de Checoslovaquia.
Los motivos de su actitud los describió en una carta que dejó a modo de despedida a sus colegas de aprendizaje y a sus maestros. “Me quemé a lo bonzo, al igual que ese joven checoslovaco. Quise protestar así contra la ocupación soviética”. A la Unión Soviética la odiaba desde pequeño. La familia de Bauer se enfrentaba a la persecución política. A su hermanastro lo secuestró a finales de la Segunda Guerra Mundial el Ejército Rojo y nadie lo volvió a ver nunca más. En 1956 un tanque soviético destruyó la vivienda de los Bauer. Por motivos políticos, el joven Bauer no pudo ingresar en la Escuela de Silvicultura y tuvo que aprender el oficio de mecánico.
Bauer falleció tres días después de haberse inmolado. Su entierro se efectuó en Budapest de forma secreta y bajo estrictas medidas de seguridad; pudieron participar en él sólo sus padres y sus familiares más cercanos. El acto no llegó a ser muy conocido por la opinión pública húngara.
Un obrero de la fábrica de cerveza de Pilsen fue la segunda ‘antorcha viva’ checoslovaca
El obrero Josef Hlavatý, de 25 años se roció con petróleo y luego se prendió fuego el 20 de enero de 1969 en la plaza Dukelské, en Pilsen. Fue en un lugar simbólico, donde antes se encontraba un monumento al primer presidente checoslovaco, Tomáš Garrigue Masaryk.
La ciudadanía se enteró de su acto casi de inmediato. En un discurso televisado lo mencionó el entonces presidente de la República, Ludvík Svoboda, quien apeló a los jóvenes a que no siguieran el ejemplo de Jan Palach. Posteriormente el diario Rudé právo presentó a Hlavatý como un hombre incapaz de superar sus problemas personales. A comienzos de 1969 se había roto su matrimonio y se había dado al alcohol.
Entre enero y abril de 1969, en territorio checoslovaco fueron registrados casi treinta intentos de suicidio. Pero un gran número de estos no tuvo el mismo motivo que Jan Palach.
La lista de aquellos que se inmolaron entonces en protesta contra la situación política cuenta con los nombres de Thích Quảng Đức, Ryszard Siwiec, Vasyl Makuj, Sándor Bauer, Josef Hlavatý, Miroslav Malinka, Blanka Nacházelová, Jan Béreš, Jan Zajíc, Evžen Plocek, Elijahu Rips y Walenty Badylak.