Cruzando el mar Egeo en la réplica de una canoa prehistórica
Estudiar la posibilidad y manera de navegación de las personas por el mar hace unos ocho mil años atrás, fue el objetivo de la Expedición Monoxylon IV, que hace unos meses cruzó el mar Egeo.
El arqueólogo Radomír Tichý, fue uno de los miembros de la Expedición Monoxylon IV, que el verano pasado navegó en el mar Egeo en una réplica de una embarcación de vela prehistórica. El objetivo fue confirmar que en la edad prehistórica la gente consiguió trasladarse por mar, según dijo en entrevista a la Radio Checa.
“Sabemos que navegaban, porque en algunas islas del mar Egeo, al igual que en el Mediterráneo Occidental, encontramos la obsidiana, una roca volcánica de color negro o verde oscuro. Los humanos prehistóricos utilizaban la obsidiana para la fabricación de lanzas y flechas, por ejemplo, y tenían que trasladarla de alguna forma a tierra firme. También estudiamos la propagación de la agricultura, esta vez en la zona del mar Egeo durante el séptimo milenio antes de nuestra era. Intentamos descubrir qué lograban trasladar en las embarcaciones hechas de troncos de árboles.”
Los miembros de la Expedición Monoxylon IV tallaron un tronco utilizando réplicas de herramientas de piedra prehistóricas, para transformarlo en una gran canoa, semejante a las piraguas utilizadas en la prehistoria. Muy importante es, por ejemplo, la longitud de la embarcación. Lo ideal es que tenga 11 metros y más, según Radomír Tichý.
“Comenzamos a trabajar en la embarcación, pero al comienzo no encontrábamos un tronco adecuado. Los que teníamos a disposición eran más cortos de los que se usaban en la prehistoria, según indican los descubrimientos arqueológicos. Hasta que al final encontramos un tronco de más de 11 metros de longitud y la embarcación fue más rápida y capaz de llevar un cargamento mucho mayor. Nos embarcamos 21 personas, así que la canoa podría llevar hasta unos 500 kilos de carga, o sea mucha obsidiana”.
En la represa de Rozkoš, que se encuentra en la región de Hradec Králové, los miembros de la expedición probaron previamente la embarcación, para verificar también, cuántos animales domésticos podría llevar a bordo, sostuvo a la Radio Checa Radomír Tichý.
“Justamente allí hicimos diversos experimentos, para verificar si los humanos prehistóricos podían haber cargado en sus embarcaciones talladas en troncos animales domésticos. No lo pudimos hacer al navegar por el mar Egeo, porque nadie nos lo habría permitido, además que verdaderamente habríamos maltratado sin querer a los animales. Descubrimos que, si reducíamos la tripulación en cinco personas, cabrían entre 10 y 12 ovejas en la canoa, o sea animales que los hombres de la Edad de Piedra temprana solían transportar por mar, tras haber llegado a través de las islas del mar Egeo a Grecia, o sea a Europa”.
Los científicos checos navegaron por el sur del mar Egeo en 17 etapas, pasando de una isla a otra. Porque en esas islas fue confirmada la presencia de la obsidiana y, por ende, de los humanos prehistóricos. La expedición trató de averiguar cuánto tiempo se necesitaba para superar las distancias entre las islas y de regreso a tierra firme. Tomaron en cuenta que, al llevar animales domésticos, las embarcaciones tenían que llegar pronto a su meta, ya que los animales necesitaban agua y comida. La expedición checa se centró también en descubrir las propiedades de la réplica de la embarcación prehistórica, según Radomír Tichý.
“Tuvimos condiciones climáticas bastantes buenas. Los pronósticos del tiempo no siempre aciertan. En las diferentes condiciones meteorológicas anotamos la velocidad de desplazamiento de nuestra canoa, si esta cambiaba al bajar la vela o cuando estaba subida, cuando remar más y cuando menos y si en esas condiciones seríamos capaces de llevar cierta carga. Y todo eso lo vinculamos a las posibilidades de los habitantes de los tiempos prehistóricos. Los especialistas consideran que hace unos nueve mil años las condiciones climáticas en esa zona eran muy similares a las de hoy en día".
Lo fundamental de la Expedición Monoxylon IV fue comprobar que los humanos en la Primera Edad de Piedra, alrededor del año 7000 a.C. se trasladaban en piraguas, llevando en ellas cultivos y animales. Y a lo mejor les daba igual la baja velocidad que alcanzaban sus embarcaciones.