Los checos se divierten aprendiendo español
Španělsky Hravě es un juego de mesa checo para aprender español de una forma original y divertida. Su tablero es el mapa de un viaje a cuatro puntos de España y pueden jugar personas de distintos niveles. Václav Bolech, el creador de esta curiosa propuesta, nos explica las reglas, cómo se le ocurrió la idea y qué tan difícil suele ser el español para los checos.
“Este juego resume quince años de enseñanza y lo que a la gente le gusta y le hace sentir bien”.
A los quince años, Václav Bolech viajó por primera vez a España con el objetivo de conocer no solo su lengua sino también su cultura. Estudió español en el Colegio Maravillas de Benalmádena, en la provincia de Málaga. Luego siguió en su instituto checo y, por último, en la Universidad Rey Juan Carlos. Así fue avanzando, paso a paso, casillero por casillero, en el aprendizaje de un idioma que luego comenzó a enseñar a los checos de una forma entretenida. Por ejemplo, les contaba curiosidades a sus alumnos o incluso los hacía reír desarmando falsos amigos: en su opinión, el más gracioso es que, en español, a diferencia de lo que ocurre en checo, la palabra “ser” (imperativo del verbo “srát”) no tiene nada que ver con ir al baño.
“Tuve la idea de unir esos elementos haciendo un juego y así se creó este juego que resume quince años de enseñanza y lo que a la gente le gusta y le hace sentir bien, o con lo que tienen problemas como, por ejemplo, conjugar el verbo “caber” que es tan irregular que es muy difícil para ellos, y todos esos elementos están en el juego”.
El tablero del juego es un mapa que representa un viaje desde Chequia a cuatro puntos de España: Badajoz (por avión), Cádiz (por tren), Málaga (en auto) e Ibiza (en barco). Un trayecto de diecisiete casilleros por el que se avanza resolviendo las consignas de las tarjetas. Algunas de ellas se resuelven con reglas gramaticales, elaboración de frases o traduciendo alguna expresión en checo que remiten a situaciones tan prácticas como las que tienen lugar en restaurantes, aeropuertos y consultorios médicos. Las tarjetas que tienen la letra s, por su parte, formulan preguntas más vinculadas con el aspecto cultural: ¿Qué significa una corrida de toros?, ¿Cuál es la principal producción de España?, ¿qué son los Chupa Chups?
El ganador, por supuesto, será el primero que llegue a España.
“En este juego de mesa que se llama Španělsky Hravě y lo traducimos como Español Jugando quería que, en la mesa, los cuatro jugadores pudieran tener diferentes niveles de lengua española, de forma escrita o hablada, da igual. Y que, aun así, pudieran jugar entre ellos para que todos aprendan algo diferente”.
Las cartas, de hecho, están divididas en tres grados de dificultad. En el nivel inicial, por ejemplo, el jugador aprende que “ser”, en español, no es ninguna mala palabra. En el intermedio tiene que conjugar ese verbo en presente y, en el más difícil, en pasado y futuro. De acuerdo a esta lógica, un principiante puede llegar a ganarle a un jugador avanzado porque quienes mejor dominen el español corren el riesgo de retroceder varios casilleros si se equivocan al responder.
“Si, por ejemplo, eres principiante, das un paso, pero si no sabes la respuesta de la carta no pasa nada. Pero si eres avanzado y quieres ir más rápido al destino y no respondes correctamente o cometes un error tienes que volver atrás, y así van más o menos al mismo nivel los avanzados y los principiantes. Porque los avanzados siempre retroceden un poquito”.
El juego está en checo porque, tal como cuenta Václav Bolech, uno de sus grandes objetivos era ayudar a desbloquear las trabas de aquellos estudiantes de español que no se sienten cómodos con los métodos convencionales de aprendizaje.
“Acercar la lengua española a la gente a la que no le gustan los libros ni leer gramáticas tradicionales, ni aprender cosas de memoria ni conjugar verbos de memoria porque, a veces, los verbos son difíciles, en especial los irregulares. Entonces, este juego tiene que acercar la lengua española más desde el juego”.
Lo cierto es que para facilitar un poco más el aprendizaje y sistematizar algunos conceptos, muchas de las tarjetas tienen un código QR que dirige a una serie de videos en los que el propio Václav Bolech explica distintos aspectos gramaticales para entender mejor, por ejemplo, los tiempos más complicados del español. Otro punto interesante es que, a pesar de que el tablero es bastante pequeño, asegura su creador que la cantidad de jugadores es, prácticamente, ilimitada.
“Tenemos cuatro piezas de madera en el juego, pero así como en un coche pueden ir cuatro personas, también pueden participar más personas en el juego. Algunas escuelas también lo han comprado y en las fotos que me han mandado vi que juegan muchas personas, como diecisiete niños alrededor de una mesa y algunos hasta tienen diferentes tipos de pieza que ellos mismos se arman, pero todos pueden jugar porque hay 360 cartas en el juego y entonces pueden jugar muchas personas”.
“Quería que los jugadores pudieran tener diferentes niveles de lengua española y que, aun así, pudieran jugar entre ellos”.
Además de gustarle mucho, lo cual siempre simplifica cualquier proceso de aprendizaje, Václav Bolech tiene la impresión de que el español es un idioma relativamente fácil si queremos hablarlo más o menos, aunque bastante difícil si se quiere hablarlo muy bien. En ese sentido, aclara que su juego resulta útil, sobre todo, en esa primera fase que suele ser mucho más liviana.
“La gente checa siempre dice que la lengua española es muy fácil y yo estoy de acuerdo, cuando empezamos es bastante fácil y crear las primeras frases es incluso muy fácil: ‘yo como pollo’, ‘yo no quiero beber agua’. Y es algo hermoso cuando la gente crea sus primeras frases en español, y eso el juego te lo permite. Pero cuando empezamos, por ejemplo, con los tiempos pasados, que en checo tenemos solo uno, no entendemos por qué existen tantos ni cómo usarlos, cómo expresarme bien si quiero decir que algo pasó ayer, antes de ayer o hasta hoy, ahí empiezan los problemas y la gente empieza a cometer errores. Y con el subjuntivo aún más porque es un modo que, si bien existía antes, ya no existe en la lengua checa”.
Václav Bolech tiene dos carreras universitarias que, tal como él mismo dice, son como sus piernas: por un lado, estudió economía, lo cual lo llevó a trabajar en grandes corporaciones como Pilsner Urquell, L’Oréal y hasta la marca española de relojes Festina. Por el otro lado, estudió filología española en la Universidad de Bohemia del Sur en České Budějovice. Esa institución le dio la posibilidad de mejorar aún más el idioma viajando España, y la combinación de ambos estudios, tal como él mismo dice, lo convirtió en un ser anfibio.
“Dos tipos de personalidad: una la de la economía, el marketing, los negocios, el comercio y, la otra, la lengua, jugar con las palabras, dibujar con las palabras y todo eso, al final, se mezcla y conecta bastante bien. Entonces podía usar la lengua en marketing o psicología, hasta creo que fue una muy buena idea estudiar esas carreras tan diferentes”.
Producido integralmente en Chequia, Španělsky Hravě tiene un año de vida y se consigue en 150 librerías del país. Václav Bolech se encarga incluso de la distribución en cada punto de venta. Como dice que es su lengua preferida, el juego se creó con el objetivo de enseñar el español, pero cuenta que acaba de salir la versión en italiano y casi está lista la de francés. Por otro lado tiene otro juego que, además de buscar dibujos simulares como el tradicional juego de la memoria, propone relacionar tarjetas completando, por ejemplo, las dos partes de una misma frase. Mientras tanto, sigue administrando onlinespanelsky.cz, una exitosa plataforma que ofrece cursos grabados, material interactivo y muchos ejercicios para que los checos sigan sorprendiendo al mundo con su nivel de español.