Los efectos del desastre turco en la economía checa
El seísmo de la pasada semana tendrá repercusión en las exportaciones e importaciones que mantienen ambos países.
El terremoto que sacudió la zona fronteriza entre Turquía y Siria y sus devastadores efectos continúan copando el panorama informativo. En clave checa, por otro lado, estos también tendrán lugar para la economía. Así lo afirmó el presidente de la junta directiva de la Cámara de Comercio Mixta Checo-Turca, Yalin Yüregil, quien señaló el impacto negativo en el comercio entre ambos países.
Son varios los factores a tener en cuenta. Por un lado, el puerto de Alejandreta (Iskenderun), un enclave estratégico a través del cual fluye una parte importante de las exportaciones e importaciones hacia la parte oriental de Turquía, resultó gravemente afectado por el seísmo, lo que ha provocado la suspensión de todas sus operaciones hasta nuevo aviso.
Según explicó el propio Yüregil, la situación también podría afectar a la planta de Temsa, empresa dedicada a la fabricación de autobuses y que mantiene colaboración con la checa Škoda Auto y que podría enfrentar problemas como una potencial falta de suministros.
Este señaló además la producción de textiles y alfombras, una actividad importante para esta región y que también podría experimentar dificultades en términos de importaciones a la República Checa, aunque destacó que todavía es demasiado pronto para pronósticos más grandes y habrá que esperar al transcurso de las próximas semanas.
En esta línea, según señala la agencia estatal CzechTrade a través de su sitio web, las empresas exportadoras checas cuentan con una buena reputación en Turquía y forman un espectro de productos y servicios en diversos sectores entre los que destacan la industria automotriz, la ingeniería, los medios de transporte y las máquinas de todo tipo. También existen ejemplos en el campo de las tecnologías de la información y la comunicación, la energía, la industria química y farmacéutica, la industria minera y de explotación de canteras o en la industria alimentaria y la agricultura.
En 2021, precisamente, el comercio entre los países ascendió a más de 4.000 millones de euros, lo que representó un aumento interanual del 10,7%.