El cine oculto dentro del Castillo de Praga, una joya desconocida que encierra una pesada historia
Construído en 1963 por encargo del presidente checoslovaco Antonín Novotný, el cine del Castillo de Praga nació como un centro de censura del régimen comunista. Con la llegada de Václav Havel al poder, la sala cambió por completo su propósito y hasta fue testigo de importantes estrenos mundiales.
Sin importar desde dónde se lo observe, el Castillo de Praga parece sacado de una película. El complejo palaciego más grande del mundo, que además es residencia presidencial, incluye una variada serie de lujosas salas, jardines y, por supuesto, la imponente Catedral de San Vito, entre otras gemas arquitectónicas. Una de ellas, sin embargo, es poco o nada conocida por los propios checos, quienes no imaginan que dentro del castillo también se esconde un emblemático cine.
Zdeněk Lukeš, experto del Departamento de Monumentos del Castillo de Praga, arquitecto y autor de decenas de libros, explicó en diálogo con Radio Praga Internacional que los orígenes del cine se remontan a la década del 50. Por entonces, Jaroslav Fragner había alcanzado una posición de renombre por sus importantes trabajos de renovación en épocas de entreguerras. Sus proyectos le valieron la confianza del por entonces presidente checoslovaco.
“Fragner era algo así como el arquitecto no oficial del Castillo de ese período, los años 60, y fue responsable de la nueva pavimentación del segundo patio del castillo y también de la restauración del ala central del nuevo Palacio Real. Estos cambios constituyeron una restauración y una reconstrucción muy radicales, desde el punto de vista actual, por supuesto. La arquitectura de los años 60 era mucho más radical, por eso fueron aceptadas estas modificaciones en aquel momento. También se crearon espacios en el interior, como el llamado Corredor Blanco o un conjunto de salas representativas y, también, el cine, que se denominó Cine Presidencial. El cine fue diseñado para albergar alrededor de 50 personas y se terminó durante la primera mitad de los años 60, aproximadamente”.
Las razones del presidente checoslovaco Antonín Novotný para mandar construir una sala semejante dentro de la residencia presidencial tenían que ver con su otro cargo oficial: primer secretario del Partido Comunista de Checoslovaquia.
“El cine se usó, tal vez, para algunas presentaciones de películas, pero sobre todo para realizar tareas de censura de obras checas o checoslovacas de ese período. Las películas checoslovacas de la llamada Nueva Ola de los años 50 y 60 estaban en un nivel muy alto, pero algunas piezas eran controvertidas desde el punto de vista del comunismo. Y es por eso que se hizo algo así como una censura en ese lugar. Lo que sé es que los líderes del Partido Comunista se juntaron para ver, por ejemplo, una nueva película de los estudios Barrandov o algunas películas extranjeras para decidir si era posible aceptarlas y mostrarlas en los cines o no”.
Lukeš asegura que estas funciones de control llegaron a conocerse porque incluyeron la cancelación de obras importantes de la época, por lo que su ocultamiento resultaba imposible de sostener.
“Lo que se sabe es que, por ejemplo, Kočár do Vídně (Carruaje a Viena), una de las mejores películas de Karel Kachyňa, quien fue un director muy respetado en ese período, fue censurada allí. Los líderes comunistas decidieron que la película no se podía dar a conocer al público, y así fue cómo terminó archivada en 1967. Por hechos como este trascendió lo que sucedía en el lugar”.
En caso de que quedaran dudas sobre el verdadero propósito de la sala, basta con conocer su diseño para convencerse.
“Un detalle curioso del cine es que está compuesto por dos partes. La parte delantera es la sala, que puede albergar a unas 50 personas, y la segunda, que se encuentra al final del recinto, consiste en una especie de cabina cubierta de vidrio. Desde este espacio era posible mirar hacia la sala, pero desde la sala no se podía ver el interior de la cabina, porque el vidrio era espejado. Este era el espacio desde el que podía supervisar todas las actividades Novotný, el líder comunista y presidente de la República Checoslovaca de ese período. Nadie en la sala tenía la posibilidad de saber si el presidente se encontraba en su espacio observando o no, y esto debía tener una gran influencia sobre los encargados de censurar películas al momento de hacer su trabajo”.
La utilización del cine cambiaría recién décadas más tarde, con la llegada de Václav Havel al poder. Según explica el experto en historia de la arquitectura moderna, el uso del espacio se transformó de forma radical, proyectando así una fuerte metáfora del cambio de época.
“Es interesante que durante la presidencia de Václav Havel, el primer presidente de Checoslovaquia tras la Revolución de Terciopelo y luego de la República Checa, se decidió volver a utilizar el cine para presentar algunas películas importantes. Una vez Havel invitó a su amiga Agnieszka Holland, famosa directora polaca, a presentar su nueva película. Y fue algo así como un estreno mundial no oficial del film. Tuvimos la suerte de poder asistir a esa primera función. Y una segunda posibilidad llegó cuando Miloš Forman, director checo y luego estadounidense, trajo su película El escándalo de Larry Flynt para presentarla aquí por primera vez. También fue algo así como un estreno mundial no oficial. Estos cambios fueron un ejemplo de cómo un espacio poco conocido y vinculado a hechos oscuros, como la censura, de repente puede convertirse en un lugar donde la gente podía ver nuevas películas y descubrir tendencias de la cinematografía mundial”.
Lukeš, quien comenzó a trabajar en el Castillo de Praga tras la Revolución de Terciopelo, es responsable de un importante trabajo de puesta en valor de los espacios del complejo. El objetivo de sus esfuerzos tuvo que ver con la idea de Havel de abrir el castillo al público. Así fue como se realizaron y se continúan llevando a cabo diversas exposiciones y jornadas de apertura al público. Entonces, ¿es posible acceder al cine del Castillo?
“Creo que en este momento no es muy probable. Por supuesto, la decisión depende del presidente. Sí tenemos una larga tradición de las llamadas “jornadas de puertas abiertas del Castillo”, pero no en el espacio de los salones presidenciales, es decir, en el nivel del segundo Patio del Nuevo Palacio Real. Lo que se puede ver son espacios oficiales, espacios representativos del castillo a nivel del primer piso y también la Sala Española o la Galería Rudolf, porque estos espacios son muy grandes y pueden albergar a miles de personas, estas visitas son muy populares y no tienen costo alguno. Pero el segundo piso es más íntimo y este no es un espacio adecuado para recibir a mucha gente. En ocasiones, se realizan algo así como visitas turísticas por el Castillo para grupos reducidos, destinadas a personas con discapacidades. También tuvimos algunas conferencias para personas ciegas y para niños, por ejemplo. También pueden participar jubilados. Son grupos de aproximadamente 10 o 15 personas que pueden acceder a algunos espacios de los antiguos apartamentos presidenciales del presidente Masaryk o al cine”.
En la actualidad, el Cine Presidencial sirve de marco para conferencias, presentaciones o hasta cursos técnicos, pero sus proyectores se encuentran apagados. A pesar de algunas iniciativas, una de ellas propuesta por el propio Lukeš, en la sala no se estrenan nuevos films ni tampoco se visualizan obras de ningún tipo. Así, el cine vuelve a convertirse, una vez más, en una metáfora de la escena política checa.
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