Crean un proyecto de investigación social para hacer dialogar a checos ideológicamente antagónicos
La agencia gubernamental HateFree Culture ha puesto en marcha el proyecto Chequia habla, donde personas con distintas visiones de la política se reúnen y hablan cara a cara.
La idea detrás del proyecto Chequia habla es reunir a personas con opiniones contrarias y hacerles hablar entre ellos y que consigan escucharse unos a otros.
Bohdana Rambousková, organizadora del proyecto, cuenta cómo surgió.
“Creemos que debido a la fuerte polarización de la sociedad checa y a las redes sociales, cuyos algoritmos nos encierran en cámaras de eco, hemos perdido la oportunidad de discutir las cosas con personas con visiones y opiniones distintas. Y por lo tanto, queríamos iniciar conversaciones cara a cara”.
Los participantes en el proyecto fueron elegidos a través de un test de nueve preguntas en una serie de páginas webs asociadas a la agencia gubernamental HateFree Culture. Las preguntas tratan de temas que polarizan a la sociedad checa. Los lectores de esas páginas webs solo tenían que responder al cuestionario y basándose en las respuestas, la agencia aplicaba un algoritmo que unía a participantes con opiniones muy diferentes y que viven a menos de 30 kilómetros el uno del otro.
Más de 6000 personas respondieron al cuestionario y más de 3000 completaron el proceso de registro y pasaron a la fase de encuentros. En total se formaron 1470 parejas.
La fase de los encuentros empezó de manera desafortunada pues, muchos de los participantes no estaban contentos con el compañero de discusión que la agencia había elegido. Solo 210 parejas de las creadas por la agencia accedieron a reunirse.
“No podemos decir que el proyecto no esté funcionando, ya que es el primer año que se realiza un experimento de este tipo en República Checa. Creemos que muchas personas que contestaron al cuestionario no sabían para lo que se estaban registrando. Claro que hubo ciertos problemas. Creo que uno de los resultados más sorprendentes que obtuvimos fue que mucha gente no quería reunirse con alguien de una generación distinta. Tanto personas jóvenes como mayores nos escribieron negándose a reunirse con una persona de otra generación, por ejemplo, con alguien de la generación de sus hijos. Decían que no querían conocer a alguien mucho más joven porque no hay nada que discutir con gente tan joven”.
En cuanto a los resultados de aquellos que sí se reunieron, Bohdana Rambousková declara que desconoce la opinión de muchas de las parejas participantes. Pero de las pocas de las que sí consiguió respuesta, recibió comentarios muy positivos. De media, esas reuniones duraron unos 119 minutos y ninguna menos de 30 minutos. La reunión más larga de la que tiene conocimiento fue de cuatro horas y media.
A pesar del bajo número de parejas reunidas, Bohdana Rambousková siente que tuvieron mucho éxito en términos de la cantidad de parejas que llegaron realmente a conocerse, así como por el tiempo que pasaron juntos y en la cantidad de temas que lograron discutir.