Una mirada arqueológica a la vida cotidiana en los campos de trabajo nazis
El Monumento a la Opresión y la Resistencia Nacionales en Panenské Břežany ofrece una particular visión de los campos nazis a través de las pertenencias personales de sus presos.
La exhibición ‘Campos nazis desde una óptica arqueológica’ arroja luz sobre ese oscuro capítulo de la historia mundial con la autenticidad de los objetos cotidianos, documentos oficiales y recuerdos de testigos obtenidos como resultado de una investigación de los equipos del Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de la República Checa, la Universidad de Bohemia Occidental de Pilsen, el Instituto de Monumentos Nacionales de Ústí nad Labem y el Museo Regional de Praga en Brandýs nad Labem. Los arqueólogos investigaron un total de cinco localidades que representan apenas el 1% de los campos de trabajos forzados en territorio checo. Los resultados de la investigación se publicaron recientemente en la revista británica Journal of Conflict Archaeology.
Recuperación de la memoria
El primer campo presentado tenía estatuto de filial, situado en el municipio de Svatava, en la región de Sokolov. Estaba destinado a mujeres presas por motivos raciales y políticos y forzadas a trabajar en la industria armamentística, como señaló para Radio Praga Internacional Jan Hasil, del Instituto Nacional de Monumentos de Ústí nad Labem.
“Entre los años sesenta y ochenta se reunieron numerosos objetos y se estableció contacto con los supervivientes de los campos. Por tanto, tenemos muchos testimonios y un plano del campo trazado a base de recuerdos. El campo fue quemado por motivos higiénicos por las tropas estadounidenses poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial. El lugar ha perdido su memoria y gracias a estos materiales se la regresamos”.
El diferente tratamiento de los presos
Por su parte, en el campo situado en el municipio de Rolava, en la región de Karlovy Vary, la Wehrmacht obligaba a los prisioneros de guerra a trabajar en una planta minera y en una mina de estaño. En un momento concentró a hasta 500 prisioneros soviéticos y 150 franceses y belgas. Las condiciones de tratamiento diferían significativamente entre las respectivas naciones, apunta Hasil.
“La investigación de la superficie nos facilitó identificar las áreas residuales. Identificamos residuos pobres de los prisioneros soviéticos, que carecían de atención por los nazis, ya que no estaban protegidos por los Convenios de Ginebra, por lo que no recibían los envíos de la Cruz Roja. Por su parte, el abastecimiento de los prisioneros occidentales estaba en mejores condiciones. Especialmente los franceses recibían mejor atención, lo que demuestran los hallazgos de residuos de cocina como huesos de ternera y paquetes de la Cruz Roja. Sabemos que sus familias les enviaban productos como leche en polvo, harina de malta, alcohol y alimentos duraderos muy nutritivos”.
Entre los restos de botellas exhibidos se encuentran fragmentos de una botella de Becherovka, licor típico de la ciudad de Karlovy Vary, que demuestra la existencia del trueque entre los prisioneros con los locales. Entre otros objetos se encuentran frascos de medicamentos de procedencia francesa y alemana y productos dermatológicos que los prisioneros necesitaban para tratar las irritaciones provocadas por el estaño. Por su parte, los envases de medicamentos para problemas digestivos testimonian la pésima calidad de la alimentación en los campos.
Creativos incluso detrás de las rejas
Un extenso espacio de la muestra está dedicado al campo de concentración para gitanos situado en la localidad de Lety, en la región de Písek. El público también puede conocer la vida cotidiana de los prisioneros a través de los objetos y de material audiovisual.
“Muchos objetos son lo último que permaneció de muchos hogares de gitanos checos, que no sobrevivieron en su mayoría, y no se ha conservado nada de sus pertenencias. Esta parte representa una ventana a la problemática étnica”.
Hasil destaca que en situaciones límites, las personas seguían siendo creativas y mantenían sus ganas de entretenerse, lo que demuestran artefactos elaborados por los prisioneros como juegos de mesa, piezas de dominó, artesanía y un pesebre de papel con un mensaje simbólico.
“Sabemos que los pesebres tienen una iconografía establecida con la presencia del Niño Jesús, María y José. No obstante, las figuras de este pesebre tienen trajes regionales franceses, uniformes de rayas y, en lugar de la cometa y el ángel, aparece la estrella de David con la palabra ‘pax’”.
Entre otros objetos, se encuentran diarios de las prisioneras con recados, citas de canciones y direcciones de los soldados del Ejército estadounidense que las liberaron al término de la contienda.
El público puede conocer también la vida en el mayor campo de trabajos forzados del territorio checo, que se hallaba en la localidad de Holýšov, en la región de Pilsen.
“Poco después de la ocupación nazi del territorio checoslovaco, se construyeron cerca de este diminuto pueblo áreas de municiones. Para abastecer estas fábricas, surgieron siete campamentos diferentes, uno femenino, otro masculino, dos de prisioneros, uno del servicio alemán de trabajo y otro de muchachas y mujeres del Protectorado”.
El antiguo complejo residencial de Panenské Břežany que alberga la exhibición servía durante la contienda a las élites nazis. Precisamente en su interior se encontraba uno de los campos de trabajo más pequeños del territorio checo, el situado en la casa de la viuda del protector de Bohemia y Moravia, Reinhard Heydrich, a la que los prisioneros servían como criados personales.
La muestra ofrece al público un diorama para entender con mayor facilidad el triple sentido de la maquinaria nazi, explica Hasil.
“Primero fue la persecución, luego un experimento social en el que una parte de la población quedaba aislada y la otra se exterminaba físicamente, campamentos juveniles para entrenar; y el tercero que no hay que olvidar nunca es la internación de las personas explotadas como fuerza laboral”.
La instalación de la exhibición coincidió con el estallido de guerra en Ucrania. Los organizadores decidieron actualizar en consecuencia el último panel de la exhibición, que muestra a través de imágenes de Google Earth las localidades donde, igual que en el pasado, no se respetan las libertades y los Derechos Humanos básicos. La exhibición 'Campos nazis desde la óptica arqueológica' permanecerá abierta hasta el 30 de septiembre de 2022.