El Festival de la Cultura Checa y Eslovaca en América Latina celebró su primera década
Con tres días de intensa actividad entre conferencias, degustaciones, conciertos, bailes y hasta una divertida competencia para elegir al checo típico, se celebró en Argentina la décima edición de un festival que tiene como objetivo fortalecer los vínculos entre los paisanos checos y eslovacos en Latinoamérica.
A pesar de estar agotada luego de tanto trabajo, la profesora de checo en Buenos Aires Pavlína Řeháčková se tomó un tiempo para repasar con Radio Praga Internacional lo que dejó la décima edición del Festival de la Cultura Checa y Eslovaca en América Latina. El encuentro, que se celebró en Buenos Aires los días viernes, sábado y domingo de la semana pasada, tuvo esta vez la particularidad de que aprovechó el espacio de las embajadas de ambos países.
“Empezamos el viernes 19 de noviembre en la embajada eslovaca, allá hicimos la apertura con la cantante Macarena Castro, que es argentina, pero está muy vinculada a República Checa, donde estudió música y trabajó como cantante de ópera. Abrimos con los tres himnos y habló el embajador Rastislav Hindický”.
Enseguida, hubo tres presentaciones tan variadas como interesantes: el argentino con raíces eslovacas Cesar Mangiaterra habló sobre los castillos y palacios de Eslovaquia. Luego contó su experiencia Jakub Šanko, un chef eslovaco que abrió un restaurante de comida de su país en Buenos Aires que está teniendo mucho éxito. El cierre de la jornada estuvo a cargo de Silvia Kniz, la presidenta de la Unión Checoeslovaca en Chaco, con una charla sobre los trajes típicos de Eslovaquia. Pero ese fue solo el comienzo, porque al otro día, muy temprano, se reanudaron las actividades en la embajada checa.
“Habló Ľubomír Hladík, el embajador actual de la embajada checa y también el cónsul Jindřich Kubovský y Ricardo Basovník, el presidente de Český Dům, la Casa Checa, que fue el organizador de todo. Después empezamos con la presentación de las posibilidades de los estudios en República Checa a cargo del profesor de checo en Chaco Petr Táborský junto a sus alumnos Fernando Fariña, María Belén Aguirre, que está estudiando en Praga, y también María Laura Canteros, que está haciendo un doctorado en Praga”.
Luego la presidenta del Centro Cultural Checo, Ana Janku, hizo una introducción sobre Alfons Mucha. Después hubo un concierto del clarinetista profesional Luis Slabý en el balcón del patio de la embajada, interpretando piezas muy famosas de Dvořák o Smetana, y luego fue el turno de Samuel Arredondo Córdova, un boliviano que vivió quince años en Checoslovaquia, estudió en Ostrava y tuvo tres hijos con una checa. Actual profesor de checo en Oberá, Misiones, Arredondo Córdova habló de cómo era la vida durante el comunismo.
“Y cerramos el programa con la profesora de checo en el sur de Brasil, Kristýna Omastová que habló sobre la inmigración a Brasil, los paisanos brasileros, la historia de Jan Antonín Baťa, sus ciudades y fábricas. También nos presentó a sus alumnos que mandaron sus saludos a los paisanos argentinos. Fue muy emocionante porque después los argentinos se conectaron también con los brasileros, fue muy lindo”.
A pesar del fuerte calor, el entusiasmo pudo más y, alrededor de las dos de la tarde del mismo sábado, el festival se dirigió en un bus a Český Dům que queda muy lejos de la embajada checa. En la casa de la colectividad hubo un taller a cargo de la artista Katia Benko, la presentación del documental “Canciones eternas” del músico Daniel Inger que toca en la banda del Viejo Mundo y es un experto en canciones tradicionales anónimas. Por último, hubo un desfile de modas con trajes típicos de Moravia y Bohemia, una demostración a cargo de Moravanka, grupo de ballet folclórico de Presidencia Roque Sáenz Peña y una competencia muy original sobre la identidad checa.
“La dirigimos los tres maestros de idioma checo y tuvimos cuatro equipos de cuatro personas que tenían que cumplir una serie de tareas: la primera fue cantar alguna canción checa, representar alguna escena típica de queja, bailar canciones de distintos estilos y tomar cerveza lo más rápido posible, nos divertimos muchísimo”.
Aclara Řeháčková que la decisión final fue muy difícil porque todos hicieron un gran trabajo con muy poco tiempo de preparación, aunque ganaron los que demostraron mejor dominio del checo. El domingo tuvo lugar un almuerzo más formal con baile a cargo de los grupos de danza Sokol de Český Dům y Kriváň del Club Eslovaco Argentino de Berisso. Además de haber contado con un programa muy interesante y el trabajo de tanta gente, Řeháčková rescata el hecho de haberse podido reencontrar entre todos luego de tantas restricciones.
“La verdad que este festival tiene como propósito afianzar las relaciones y el conocimiento entre las distintas comunidades de checos y eslovacos de Argentina junto a los paisanos de Brasil, Uruguay, Paraguay, Chile y también promover la cultura de Chequia y Eslovaquia, todo eso junto es la intención de este festival, que ya es el décimo”.
La idea se les ocurrió, en su momento, a Radka Poláčková, Jana Suchomelová y Šárka Vašičková, tres profesoras de checo que trabajaron en Argentina y Paraguay. Y aunque debido a la pandemia la presencia de otras comunidades checas del continente se vio un poco limitada, la idea es realizar, en dos años, el festival en Brasil. En todo caso, a Pavlína Řeháčková, que luego de enseñar durante tres años en Chaco ahora está por cumplir su décimo mes en Buenos Aires, la emociona sentir la presencia de su cultura natal en un país tan lejano.
“La verdad que sí, es muy fuerte, es muy emocionante, y la verdad que ni extraño tanto República Checa porque me siento como si estuviera en República Checa todo el tiempo porque todo el tiempo hablamos de temas relacionados con el país, escuchamos canciones checas, usamos el idioma checo, me siento como si estuviera en casa, es algo bastante extraño estar a miles de kilómetros de mi casa y estar tan conectada a la cultura checa”.
Si bien asegura que en Sáenz Peña (Chaco) se siente de manera más directa el contacto con las huellas checas, Řeháčková asegura que lo que no deja de sorprenderla de Buenos Aires es la cantidad de interesados en estudiar checo. En la actualidad tiene casi quince grupos de estudiantes de distintos niveles. Por otro lado, aclara que las clases semanales deben tomarse como un apoyo porque, en su opinión, el checo es un idioma que requiere bastante disciplina y el verdadero esfuerzo tiene que hacerlo cada uno en casa. Řeháčková asegura que está disfrutando al máximo su trabajo, pero no tiene demasiado en claro qué le depara el futuro ya que se considera una persona muy nómada que ama viajar. De lo que sí está segura es que toda la vida va a estar conectada, de alguna forma, a Argentina. Un país que, tal como cuenta, ya se instaló definitivamente en su corazón.