Frida Kahlo cautiva a los checos con más de doscientas fotografías
La Galería de la Capital de Praga exhibe una colección de fotografías provenientes del archivo personal de Frida Kahlo, abierto en 2003. Un total de 241 imágenes permiten a los visitantes adentrarse en el proceso creativo y la vida personal y política de la icónica pintora mexicana.
La Galería de la Capital de Praga acoge en estos días una exposición con un título, que lo dice todo: Frida Kahlo – Fotografías. La artista mexicana tuvo una fuerte relación con el arte fotográfico que empezó a formarse desde su niñez, ya que su padre y abuelo habían sido fotógrafos profesionales. La propia Frida coleccionaba daguerrotipos y postales del siglo XIX, recortaba detalles, inscribía dedicatorias y trataba las fotografías como si fueran sus propias obras. En muchas ocasiones sirvieron asimismo como una fuente importante de inspiración para sus pinturas.
El profesor Pavel Štěpánek se dedica al arte iberoamericano desde hace décadas y con motivo de la exposición, preparó visitas guiadas en la galería, así como una lectura sobre la vida y la obra de Frida Kahlo en el Instituto Cervantes de Praga. El profesor destaca que, a pesar de no ser la colección más extensa, las 241 fotografías permiten a los visitantes entender mejor la vida, obra y el proceso creativo de Frida Kahlo.
“La variedad de las imágenes da una idea del arte y las pinturas de Kahlo. Porque en algunos detalles podemos reconocer en qué momentos Frida se basó en fotografías y dónde recurrió a su imaginación. La exposición es atractiva porque Frida se ve documentada a través de su labor artística y encontramos también momentos políticos y momentos íntimos como, por ejemplo, el tema del poliamor. En algunas fotografías observamos también sus cuadros, lo que es muy importante”.
Las fotografías fueron descubiertas apenas en 2003. Tras la muerte de Frida, Diego Rivera, famoso pintor, además de su esposo, donó la Casa Azul en la que vivían al Estado mexicano y su gente. Así, nació en el pintoresco barrio de Coyoacán de la Ciudad de México, uno de los museos más populares del mundo.
No obstante, Rivera insistió en que el baño, donde se conservaba el archivo personal de Frida, permaneciera cerrado hasta después de 50 años de la muerte de la artista. Cuando finalmente fue abierto, reveló más de seis mil fotografías, dibujos, cartas y ejemplares de la típica vestimenta de Frida, que adoraba los trajes de tehuana.
Desde entonces, la exposición ha viajado por varias ciudades del continente americano así como por Europa y la han visto millones de personas. Las fotografías están divididas por categorías, que abarcan una o varias salas del histórico edificio de la Casa de la Campana de Piedra, situada en la Plaza de la Ciudad Vieja en Praga. Los distintos capítulos llevan los nombres de Origen, Casa Azul, Política, Revolución y Diego, Cuerpo roto, Amor y Fotografía.
La exposición no busca ofrecer una narración cronológica de la vida y obra de Frida Kahlo, sino que se dedica más bien al ambiente artístico en México y la característica de la era en la que creó su arte. El collage nos deja ver momentos de su vida diaria, la observamos de niña con su familia, pintando sus cuadros, recuperándose de alguna de las muchas tragedias que ocurrieron en su vida o mediante la lente de famosos fotógrafos, algunos de los cuales se convirtieron en sus amantes.
La colección llegó a Praga desde Lisboa y es la primera ocasión cuando los checos pueden admirar al ícono del arte mexicano de primera mano. En el pasado, las exposiciones más cercanas de la obra de Frida se realizaron en París o Viena.
Históricamente, el público checo tardó en descubrir a Frida. De acuerdo con el profesor Štěpánek, la mayoría de los checoslovacos supo de la existencia de la pintora mexicana después de su muerte, gracias al agregado de cultura checoslovaco en México, Norbert Frýd.
“Norbert Frýd escribió una necrológica muy lograda cuando Frida murió en 1954. En ella adelantó que el aprecio de Frida Kahlo iría creciendo. En aquel entonces pocos lo entendían, porque las fronteras estaban cerradas y no todos pudieron ver su obra en México, tal y como lo hizo Norbert Frýd”.
La obra de Frida no formó parte de grandes exposiciones de arte mexicano que pasaron por Praga como, por ejemplo, la titulada Tres mil años del arte mexicano, de 1976. Entonces, en los ojos de los círculos artísticos checoslovacos, la obra de Kahlo no se consideraba tan importante como la de algunos de sus predecesores o contemporáneos.
Hoy en día, igual que en el resto del mundo, Frida es reconocida en Chequia como artista de renombre internacional, al igual que un ícono feminista. El interés se ve claramente demostrado en la rapidez con la que se vendieron las entradas para todo el programa que organiza la Galería de la Capital de Praga para acompañar la exposición.
El profesor Pavel Štěpánek no ve una influencia directa de Frida sobre las artes plásticas contemporáneas checas, pero afirma que, sin duda, su vida y obra han dejado una huella en el entorno artístico más amplio.
“No diría que influyó en otros pintores, posiblemente con la excepción de unos cuantos carteles creados recientemente. Pero es importante que ya hace diez años apareció en varias escenas, digamos, la tragedia de su vida y también sus posturas. Fue en Zlín, Olomouc y Praga. Frida influye más en la imaginación teatral que en la plástica”.
Guillermo Kahlo y František Kaska
A pesar de que Frida no tuvo una conexión directa con Checoslovaquia durante su vida, Diego Rivera sí viajó a Praga y hasta participó en una exposición con cubistas checos en 1913.
No obstante, los que asistieron a las visitas guiadas o la conferencia del profesor Štěpánek, sabrán que el primer contacto con Europa Central lo tuvo ya el padre de Frida, Guillermo Kahlo, quien era descendiente de judíos húngaros.
Guillermo Kahlo llegó a México como fotógrafo del archiduque Maximiliano de Habsburgo, quien se coronó emperador del país americano, pero terminó siendo fusilado en Querétaro en 1867.
Mientras que la mayoría de sus acompañantes tuvieron que marcharse del país, algunos obtuvieron permiso para quedarse. Entre ellos, el padre de Frida y el barón checo František Kaska, encargado de negociaciones diplomáticas. Guillermo Kahlo se convirtió en el fotógrafo oficial del Gobierno mexicano bajo Porfirio Díaz y sacó una de las fotografías que se pueden ver en la exposición, la de la ceremonia cuando se terminó la construcción de una capilla situada en el sitio de la ejecución de Maximiliano que, a su vez, había sido la culminación de la labor diplomática de Kaska.
František Kaska contribuyó asimismo a la propagación del arte mexicano en Checoslovaquia cuando, en 1907, mandó varias cajas de obras de arte al Museo Nacional de Praga. El tesoro incluye, entre otros artículos, ocho cuadros del renombrado paisajista José María Velasco. Con cierta pena, el profesor Štěpánek afirma que el Museo Nacional exhibe las obras de ese envío apenas cada medio siglo.
Lo seguro es que los interesados en Frida Kahlo y el arte mexicano en estos momentos tienen a donde dirigirse. La exposición que introduce en Chequia a la famosa Frida, a Guillermo Kahlo y su familia, a Diego Rivera, a los amantes de Frida como Tina Modotti o León Trotski y muchos más, se puede apreciar en la Galería de la Capital de Praga hasta el 16 de enero de 2022.