De Lisboa a Praga, gracias a la magia del tranvía

Rafael Santos es un periodista y conductor de tranvías portugués fascinado por Praga. En 2015 publicó un libro en el que rindió homenaje a sus dos amadas ciudades desde esa perspectiva que solo puede ofrecer su medio de transporte favorito. Lisboa y Praga en tranvía ya está por agotar la tercera edición y, mientras prepara algunas novedades, su autor nos cuenta los entretelones de esa pasión que también sirve de puente entre dos países. 

Tranvía de Praga | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Hace catorce años que el periodista portugués Rafael Santos comenzó a trabajar como conductor de autobuses. Tres años después, cuando empezó a manejar tranvías, se dio cuenta de que todos los días llegaba a su casa con muchas anécdotas para contar. Por eso decidió abrir el blog Diário do tripulante con pequeñas historias sobre los pasajeros y la ciudad. La idea era tan buena que a la propia compañía de transporte le interesó el blog para difundir, de paso, el mensaje de que un chofer no es solo una persona que se dedica a conducir y abrir y cerrar puertas. Entonces lo ayudaron a publicar una versión en libro de ese blog, mientras empezaba a nacer, de a poco, su pasión por Chequia gracias al fútbol o, mejor dicho, a un grandísimo jugador.

“La historia comienza un poco con la pasión que me generó la llegada de un jugador checo a Lisboa: Karel Poborský. Cuando empezó a jugar en Benfica despertó una gran afición entre los seguidores y con un amigo mío creamos un club de fans de ese jugador en Portugal, y ahí empezó mi pasión por la República Checa”.

Rafael Santos | Foto: Juan Pablo Bertazza,  Radio Prague International

Por supuesto, Santos es fanático del Benfica y revela que, aunque estuvo en un período bastante inestable del club, el año y medio que jugó antes de ir a Italia, Karel Poborksý dejó una huella muy profunda en la institución: lo llamaban el “huracán checo” porque entraba al campo y resolvía el juego, y asegura que la afición del Benfica nunca olvidará un gol épico que le marcó a Braga, comparable tal vez al famoso tanto contra Portugal en la Eurocopa de 1996. El talento de Poborský significó para Santos un pasaje de ida a una pasión que, lejos de mermar, parece acrecentarse con los años.

“En este momento ya son más de siete veces que fui a la capital checa y siendo Praga una ciudad repleta de tranvías me he apasionado por el sistema de transporte de Praga. Y como las dos compañías tienen una historia muy similar y empezaron casi de la misma forma con coches de tracción animal, inspirado en un proyecto que conocí de un fotógrafo checo, René Kubášek, se me ocurrió hacer un libro mostrando que muchas cosas pueden haberse modificado en ambas ciudades, pero la importancia del transporte público y de los tranvías no ha cambiado”.

Portada libro edición de autor de Rafael Santos | Foto: Rafael Santos

De Lisboa a Praga en tranvía es el resultado de esa idea, un libro publicado de manera independiente, en tres idiomas (portugués, inglés y checo) que mezcla fotos de tranvías en ambas ciudades tomadas por el mismo autor y una serie de textos sobre la historia de ese medio de transporte en las dos capitales. Con este libro, Santos presenta al tranvía como alma y símbolo de Praga y Lisboa y, al mismo tiempo, logra mostrar lo esencial de ambas ciudades desde la perspectiva del tranvía. De hecho, cuenta que contactó a algunos colegas de ambas ciudades para incluir recomendaciones de los lugares a los que ellos mismos suelen ir: restaurantes buenos y con precios no muy altos y rincones que el turismo suele pasar por alto, con el objetivo de dar a conocer la ciudad a través de sus ojos. Por supuesto, más allá de las muchas semejanzas que existen en el sistema de tranvías en Praga y Lisboa, Santos afirma que también hay algunas diferencias, además de la más obvia que, por supuesto, es el color.

“La gran diferencia entre Lisboa y Praga es que Praga tiene una red muy vasta de tranvías que llega prácticamente a cada sitio de la ciudad y además si en la parada dice que el tranvía llega dentro de dos minutos efectivamente va a llegar en dos minutos, es muy preciso. En Lisboa es un poco difícil porque los caminos son muy sinuosos, hay muchos autos mal estacionados que obstaculizan el paso del tranvía y, en este momento, el Ayuntamiento está haciendo también una reforma en las calles para dar prioridad al tranvía”.

Foto: Lenka Žižková,  Radio Prague International

Explica Santos que, en el caso de los autos mal estacionados, a veces hay que esperar que llegue la Policía a removerlos por lo que ese tipo de situaciones puede llegar a generar demoras de cinco a seis minutos, algo que en Praga es casi imposible. Y en cuanto al tamaño de la red, dice que la que hoy existe en Praga se parece un poco a la que Lisboa tenía en los años 50. Hoy, la capital de Portugal solo cuenta con cinco líneas de tranvía, cuarenta tranvías históricos y diez unidades modernas. Sin embargo, Santos revela que el panorama es bastante alentador: dos años atrás se recuperó la línea 24 y, en un futuro cercano, se proyecta extender las líneas existentes y hasta crear una nueva. Justamente, esos cambios lo obligan a esperar un poco antes de lanzar una nueva tirada de su libro que ya está por agotar la tercera edición.

“En 2018 fue la exposición en Lisboa donde presentamos la tercera edición del libro que está prácticamente agotada pero ahora estoy aguardando estas novedades que vienen de Lisboa respecto al servicio del tranvía para hacer una actualización porque no me conviene hacer una nueva impresión si dentro de tres o cuatro meses va a haber una nueva red de transportes y después va a estar desactualizado”.

Foto: Lenka Žižková,  Radio Prague International

Además de esa presentación en Lisboa, que incluyó una completa exposición sobre los tranvías checos, su libro también tuvo un bautismo en la Biblioteca Municipal de Praga, en la que participaron autoridades del transporte público de la ciudad. Pero además contó con el apoyo del Instituto Camões de la capital checa. Rafael Santos recuerda con mucha alegría esa presentación que, como si fuera poco, incluyó una degustación de vino oporto y reconoce que su momento preferido del año para visitar Praga es cerca de Navidad y uno de sus lugares favoritos, como no podía ser de otra forma, es el Museo del Transporte Público.

“Para mí es un espacio un poco mágico porque incluye toda la historia de la ciudad y se ve muy bien cómo el transporte público ha influido en la ciudad de Praga: la organización, la forma en que los vehículos están dispuestos, la experiencia interactiva con los controles, el sistema de cartelería que da cuenta también de la historia como, por ejemplo, los avisos de las paradas. Para mí es uno de los mejores museos de transporte público que he visitado en Europa”.

Foto: Lenka Žižková,  Radio Prague International

Santos afirma que en Lisboa también hay un museo similar que incluye un sector histórico y una segunda parte en la que se expone un ejemplar de cada tranvía que alguna vez estuvo en funcionamiento. Aunque casi todo el mundo coincide en que el tranvía es un transporte cómodo y pintoresco que otorga cierto encanto a las ciudades que aún lo utilizan, Santos considera que la mejor forma de dar cuenta de su singularidad es, precisamente, a través del efecto que suele generar en los usuarios.

Foto: Ondřej Tomšů,  Radio Prague International

“Hay cosas que no se pueden explicar, pero creo que tiene que ver un poco con la construcción del vehículo, el hecho de tener tantas ventanas por las que se puede mirar hacia todos lados, la manera que tiene de circular por la ciudad con una energía limpia y, al menos, en comparación con otros medios de transporte bastante amigable con el medio ambiente. Una vez me pasó que una persona que toma todos los días el tranvía para ir al trabajo, cuando llegamos a la parada me di cuenta de que no se bajaba, y le pregunté si no iba a trabajar. Y entonces me dijo que sí, pero no se dio cuenta porque estaba tan abstraída por la magia del tranvía que te hace entrar en un mundo diferente”.

Tiene en claro Rafael Santos que, entre Praga y Lisboa, existen también otros lazos importantes: la belleza arquitectónica de ambas ciudades, cierta melancolía en común y hasta el hecho de haber tenido dos revoluciones pacíficas que, dicho sea de paso, tienen nombres muy poéticos: la Revolución de Terciopelo y la Revolución de los Claveles. Sin embargo, está convencido de que lo que más las une es, precisamente, el tranvía, ese medio de transporte mágico que ya es parte de su ser.