Planeta Chequia, la naturaleza empieza en casa
El documental Planeta Chequia, disponible en Netflix, plantea una idea muy original: no siempre es necesario viajar a lugares exóticos para conocer paisajes y animales llamativos. En esta entrevista, su director y guionista Marián Polák nos cuenta qué variedad de fauna es posible encontrar en las distintas regiones de Chequia, además de presentar el detrás de escena de su exitoso documental.
Existe una especie de ranas cuyos machos, solo durante el período de apareamiento, adquieren un intenso color azul que llegó a motivar un viaje a República Checa de un equipo de la televisión japonesa. Esa es solo una de las tantas curiosidades que pueden verse en el documental Planeta Chequia (Planeta Česko), actualmente disponible en Netflix, y en el que el realizador y guionista Marián Polák logró combinar sus dos grandes pasiones.
“Soy un biólogo amateur y cuando empecé a estudiar en FAMU ya tenía algunos guiones sobre la naturaleza y siempre quise hacer una película así, pero en su momento fue muy complicado. Ahora, sin embargo, la era digital abarató mucho los costos de las cámaras y todos los demás requerimientos”.
Aun así, Polák asegura que no fue fácil convencer a productores y empresarios de que el público podía llegar a disfrutar de una película sobre la naturaleza checa, algo hasta el momento inédito. Polák cuenta que hubo largas demoras ya que empezaron a trabajar con la idea en 2015. Y aunque Planeta Chequia, que recién se estrenó en 2018, es su documental más importante, Polák había realizado algunos trabajos en colaboración, gracias a los cuales pudo viajar por el mundo.
“Participé en varias exploraciones para filmar material sobre animales junto al zoológico de Praga: a Mongolia fuimos dos veces en busca de los caballos de la raza salvaje Przewalski, en el Congo filmamos gorilas y en la India leones. Además, realizamos algunos documentales con científicos checos en zonas tropicales. Por ejemplo, hicimos un trabajo sobre las termitas en Guayana Francesa y en Camerún, y estuvimos en otros lugares de África como Mozambique para filmar peces, y en Etiopía, donde trabajamos en un proyecto sobre roedores. También estuvimos en Indonesia, en Nueva Zelanda y en muchos otros lugares”.
Además de requerir mucho tiempo, el documental Planeta Chequia pasó por distintas etapas y planes. Cuenta Polák que la idea original era hacer una serie televisiva de diez episodios de alrededor de una hora, pero el problema, por supuesto, era la financiación. Luego se decidieron por una película y, como advirtieron que era muy difícil obtener buenas tomas de la naturaleza en poco tiempo, decidieron incorporar una línea narrativa en la historia que iba a ser encarnada por un actor, aunque, finalmente, resolvieron hacer solo un documental.
“De casualidad había algunas tomas de una especie de detrás de escena que me mostraba a mí filmando, y el equipo consideró que era una buena idea incorporarlas al documental por lo que aparezco junto a mi hija en algunos momentos. Eso vuelve la película un poco más personal, ya que no es fácil competir con tantas producciones importantes. Nosotros queríamos encontrar otro modo de que los espectadores pudieran conectarse emocionalmente con la historia, y esa fue la razón”.
De hecho, Marián Polák afirma que el equipo de filmación era bastante reducido: dos camarógrafos principales, uno de los cuales era él mismo, dos buzos y algunos especialistas en drones, además del trabajo del reconocido actor Kryštof Hádek, que puso su voz. Sin embargo, los resultados fueron muy positivos: Planeta Chequia se estrenó en cines el 22 de marzo de 2018, tuvo alrededor de cien mil espectadores durante casi un año de exhibición que incluyó funciones especiales para escuelas. Luego se emitió en la televisión checa nada menos que el primer día del año 2019. Quizás una de las claves de la buena repercusión del documental es lo que se dice al comienzo: no siempre es necesario viajar a lugares exóticos para poder ver animales interesantes.
“Hacía tiempo venía pensando en la idea de lo exótico, ¿qué es lo exótico? Para mí es exótico ir a Brasil, pero para los brasileños quizás es exótico venir a Praga. Entonces, la idea de que no es necesario viajar tan lejos para encontrar historias o animales interesantes estuvo siempre ahí y hablando con gente de mi ciudad o lugares cercanos me di cuenta de que la gente realmente no conoce lo que hay alrededor o cuántos animales interesantes pueden encontrarse y siempre se sorprenden”.
De todas formas, Polák aclara que una de las grandes características de la sociedad checa es su amor por la naturaleza y las excursiones al aire libre. Sin embargo, explica que eso no significa necesariamente prestar atención o saber mirar con detenimiento lo que sucede en el entorno. En ese sentido, explica Polák que el gran desafío del documental era ayudarlos un poco a abrir los ojos y empezar a entender que, en la naturaleza, no hay buenos y malos, víctimas y predadores, sino que se trata más bien de una totalidad y, en su opinión, es necesario abrir la mente y advertir las conexiones entre cada animal y cada organismo. El documental, que muestra escenas de Šumava (quizás el área más salvaje de República Checa), las minas de carbón y otras zonas mucho más urbanas, dura una hora y veinte minutos. Por supuesto el tiempo de rodaje fue mucho mayor porque, tal como explica Polák, se necesita mucho tiempo para aprender a mirar la naturaleza y encontrar buenas historias.
Tiempo y, por supuesto, un profundo conocimiento sobre el manejo de las cámaras.
“Se trata en general de una combinación: lo mejor es esconderse en una carpa camuflado y filmar, pero en determinadas situaciones se puede usar una cámara remota que, en plena era digital, es algo mucho más sencillo porque permite borrar lo que no hace falta. Por ejemplo, si la idea es filmar un ave asustadiza, lo mejor es dejar la cámara y volver después de unas horas cuando se termina la batería para chequear si salió o no”.
A pesar de la enorme cantidad de horas que se pasó filmando la fauna checa, y de sus amplios conocimientos sobre el tema, Marián Polák dice que no le resulta para nada sencillo afirmar cuál es el animal más característico del país, lo cual no deja de estar en sintonía con lo que es una de las grandes conclusiones de su trabajo: la importante diversidad de animales con que cuenta el país.
“Tenemos un león en nuestro escudo nacional pero no tenemos leones en nuestra naturaleza, tal vez el más común sea algún tipo de pájaro como el gorrión pero no lo sé, es complicado, porque Chequia es un país pequeño ubicado en el centro de la Europa industrial que, aun así, es muy rico a nivel natural por sus distintos paisajes: montañas heladas con metros de nieve y avalanchas como en Krkonoše o Šumava y también ciudades de piedra, y esa misma diversidad se traduce en las distintas especies de animales: hay una gran variedad de peces en algunas regiones y hasta halcones en otras”.
Polák agrega que en Chequia existen unas 360 especies de aves y que incluso en Praga puede encontrarse una variedad muy interesante debido a la presencia del río Moldava y sus grandes espacios verdes. Además de reptiles y castores, cuenta que quizás lo más sorprendente es la enorme cantidad de serpientes exóticas y hasta peligrosas que pueden verse no muy lejos del centro de Praga. De hecho, cuenta aun asombrado que, en la zona de Troja, se tiró al suelo y vio pasar unas diez serpientes distintas en menos de una hora.