Santa Bárbara: cuando la ficción hace legible la realidad
Es uno de los cómics checos más interesantes de los últimos años. No solo por la altísima calidad de sus ilustraciones y guion sino también porque Santa Bárbara es la adaptación de un caso policial que, en su momento, conmovió a la sociedad checa. En esta entrevista, su traductor al español y nuestro compañero en Radio Praga Internacional Daniel Ordóñez nos cuenta los entretelones de un trabajo que terminó durando más de lo que había previsto y también le hizo poner el traje de investigador.
El 7 de mayo de 2007 un vecino de la ciudad de Kuřim conectó en su domicilio un monitor de bebés y lo que vio en la pantalla terminaría convirtiéndose en uno de los casos de tortura infantil más brutales, enrevesados e incomprensibles en la historia de la criminalidad en República Checa.
Más de diez años después, Marek Šindelka y Vojtěch Mašek junto al ilustrador Marek Pokorný publicaron Santa Bárbara, un notable cómic que recibió un premio a la mejor novela gráfica checa y otro a la mejor obra ilustrada.
El título alude a la leyenda de una mártir cristiana a quien su padre decidíó encerrar en una torre para que nadie pudiera admirar su belleza. Y si bien no deja de representar lo que fue aquel caso policial que conmocionó a la sociedad checa, el libro presenta algunos giros en el argumento, tal como explica su traductor al español Daniel Ordónez.
“El hecho de no utilizar la figura de los niños que son las víctimas y supongo que tendrán secuelas de por vida por un lado consigue no ponerlos más en el foco, que bastante tuvieron y hoy no se sabe nada de ellos y viven de forma anónima. Pero creo que también se consigue que esta novela gráfica sea más digerible”.
Es decir, que la decisión de mantener parte del caso, aunque sacando a los niños del medio, logró, según Ordóñez, que esta noticia aberrante pasara a convertirse en un thriller de calidad, una obra de ficción hipnótica sin que al lector se le produzca un nudo en el estómago al meterse en la historia. De hecho, revela Ordóñez que cada vez que se ponía a investigar el caso real en el que está basado el libro todo se le hacía tan cuesta arriba que incluso le costaba conciliar el sueño. Pero, al mismo tiempo, reconoce que tal vez esa misma bestialidad generó toneladas de morbo.
“En el año 2007 yo andaba por Eslovenia y la verdad es que no recuerdo el caso, pero cuando me puse a traducirlo vi que realmente había bastante información en español, en la prensa española, acerca de este caso”.
Explica Ordóñez que si bien siempre lleva tiempo asignarle al texto un ritmo, en principio se trataba de un cómic relativamente sencillo de traducir por tener un lenguaje cotidiano y bastante simple, aunque terminó encontrando una inesperada dificultad extra: la enorme cantidad de texto de fondo que, dentro del libro, aparece en notas de trabajo y recortes de diarios, en algunos de los cuales incluso puede leerse información vinculada con el misterioso personaje que, en la novela, se conoce como Chan: un poderoso empresario que citaba algunos conceptos del Movimiento Grial aunque nunca formó parte de ese grupo religioso y que, a pesar de estar muy involucrado con el caso, ni siquiera fue llamado al juicio.
“Por un lado están todos estos recortes de periódicos que son reales de la época y además ni siquiera sabía en qué formato se iba a publicar en España ni tampoco qué textos serían legibles en la edición española y cuáles no, así que yo traduje bastante más de lo que al final se puede leer en el libro, o sea que realmente eché mucho más tiempo del que uno se podía imaginar”.
La parte positiva es que ese mismo inconveniente hizo que Daniel Ordóñez se pusiera en comunicación muy directa con el ilustrador Marek Pokorný quien, en su opinión, hizo un trabajo extraordinario en este libro que, desde el primer momento, fue uno de los aspectos del cómic que más le llamó la atención.
“Pero, claro, yo cuando veía el cómic, me decía, pero si aquí hay más de un ilustrador, ¡no puede ser que sea el mismo! Estamos acostumbrados a ilustradores que, cuenten lo que cuenten, tienen un estilo propio, único y que es reconocible y resulta que Marek Pokorný creó varios estilos distintos para contar los diferentes planos que tiene esta historia, que es muy compleja, es muy complicada”.
Daniel Ordóñez asegura que el gran tema de esta novela gráfica es la obsesión, lo cual se advierte sobre todo en la figura de Andrea, una joven periodista que se involucra de manera casi patológica con la investigación de ese enigmático caso policial a tal punto que no solo descuida su vida personal sino que también ve desbordarse las fronteras de lo que, se supone, es su vocación periodística. Además, explica Ordoñez que la primera intención de los autores del libro había sido, precisamente, descubrir la verdad del caso.
“O sea, hay una reflexión sobre el periodismo aquí, también hay una crítica a los diarios sensacionalistas. De hecho, este es un caso ultra explotado por los diarios sensacionalistas, pero es un caso que también ocupó los medios no sensacionalistas. Entonces, ¿dónde está el límite entre uno y otro, la información y el morbo?”.
Por otro lado, al enterarse de que los textos del Movimiento Grial que aparecen dispersos en el cómic ya estaban traducidos al español, Ordóñez decidió contactarse con ellos para acceder a esa traducción. Cuenta que, al principio, lo hizo con cierto temor: se imaginaba que no recordarían el caso con mucho agrado porque si bien se probó que no tenían ninguna responsabilidad con los hechos en sí, durante un tiempo se los mencionaba con frecuencia en noticieros y periódicos. Sin embargo, no tardó en descubrir Ordóñez que uno de los portavoces del movimiento religioso estaba dispuesto a ayudarlo.
“La cosa es que él movió todo esto, me mandó la traducción de una parte que le pedí, pero luego me di cuenta de que necesitaba más partes, volví a escribirle y me consiguió el PDF entero, y me lo mandó y ya está”.
Es decir que, en ese sentido, el trabajo de traductor de Ordóñez pasó a convertirse, en algún punto, en el de un investigador: primero al arreglárselas para conseguir sin ningún tipo de contacto previo esa traducción al español pero luego porque tuvo que ir identificando con exactitud los distintos fragmentos de texto que aparecían en el cómic.
Un trabajo meticuloso que, al igual que aquellos textos complementarios que tradujo de más, tal vez no llegue a verse en el libro, pero fue uno de los grandes pilares de esta traducción.