“Hablamos poco de cómo la pandemia ha cambiado el día a día de las personas”

Fuente: Soňa Daňková, ČRo

Los meses de la pandemia han impactado fuertemente en la salud mental de las personas. Los sociólogos indican que se ha triplicado el número de personas que sufren de ansiedad y depresión. Los grupos más afectados han sido los jóvenes y las madres con niños pequeños.

La pandemia del coronavirus ha puesto en el primer plano la salud física de las personas, el estado de la economía nacional y las disputas políticas. Menos se habla del efecto que ha tenido en el día a día de las personas y en su salud mental.

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Los sociólogos Jana Cahlíková y Vojtěch Bartoš, del think tank IDEA, han estado llevando a cabo un estudio titulado ‘La vida durante la pandemia’. En colaboración con PAQ Research, han estado monitoreando a un grupo de encuestados desde marzo de 2020, al que entrevistan cada dos o tres semanas. A través de entre 2200 y 2600 entrevistas en cada ocasión, están estudiando los cambios en el comportamiento de las personas y en la situación económica de sus hogares.

Sus resultados sugieren que más del 25 % ha experimentado un incremento del nivel de ansiedad o incluso de depresiones de severidad media. Cahlíková ofreció algunos detalles en entrevista con la Radio Checa.

“Vemos que la pandemia está teniendo un fuerte impacto en la salud mental. Cuando comparamos los datos de un periodo previo a la pandemia y, por ejemplo, de marzo o abril del año pasado, el número de personas que manifiestan síntomas, es decir sufren depresión o ansiedad en alguna medida, se ha triplicado. De un 6 % a un 20 %”.

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Aún más marcado, del 6 % al 25 %, es el aumento de estos síntomas en el caso de las mujeres con niños menores de edad. El cierre de las escuelas que ocasionó la pandemia, al igual que el teletrabajo, han creado un estrés adicional para este grupo de la población, según explica Bartoš.

“De repente fue necesario encontrar una manera de combinar el trabajo y el cuidado de los hijos. Cómo ayudarles con los estudios, cómo encargarse de los niños de edad preescolar. La mayoría de estas tareas las siguen ejerciendo las mujeres, y podemos ver el efecto que tienen en su estado de salud mental”.

Por un lado está el impacto directo en las tareas diarias y la, ya de por sí, difícil conciliación de la vida laboral y la vida familiar. Por otro, están empezando a aparecer datos que sugieren, que las madres además adoptan una carga mental adicional, explica Cahlíková.

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“El gran impacto que vemos en el caso de las mujeres con hijos menores de 18 años, puede producirse en parte porque las mujeres perciben con mayor intensidad también los problemas de los niños. Eso es algo que nuestros datos no revelan, porque nuestros encuestados son mayores de edad. Pero se habla mucho del impacto de la pandemia sobre la salud mental de los niños y adolescentes. Y esto puede ser también algo que enfrentan las mujeres en mayor medida que los hombres y que tiene un impacto adicional en su salud mental”.

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Una de las entrevistadas en el marco del proyecto ‘La vida durante la pandemia’ es Kateřina, una trabajadora social y madre de dos hijas. Además de su trabajo principal tenía también uno temporal, pero lo perdió a consecuencia de las restricciones gubernamentales.

Su pareja, con la que vivía al inicio de la pandemia, se vio hospitalizada en los pasados meses. Tras enfermarse del coronavirus en uno los primeros focos de contagio, la mina de Darkov, no logró sobrellevar el efecto que tuvo la experiencia en su estado mental.

Sus hijas se han quedado en casa, aprendiendo a distancia. Kateřina, quien se oponía a instalar el internet en su hogar, para motivar a sus hijas a leer y a salir a jugar más, se vio obligada a instalarlo.

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Y todo esto ha conllevado a una situación mental y económica muy difícil, según explica.

“Bueno, el internet, son 20 euros, pero podría aprovecharlos para los viajes al trabajo. Me parece que donde más gastamos es la comida. También como los niños están en casa todo el tiempo, siempre debe haber algo preparado para comer. También me parece que ha subido el precio de los alimentos. Uno se aprieta el cinturón aún más. La verdad es que hace mucho que me compré ropa para mí. Todo lo reciben los niños”.

El estudio realizado indica asimismo que las personas cuya salud mental más se ve perjudicada son las más impactadas desde el punto de vista económico. Son las que más incertidumbre y preocupación sienten en torno a la pandemia. De acuerdo con Cahlíková y Bartoš se trata de una proporcionalidad directa: los más afectados han sido las personas con contratos a tiempo parcial, los que no trabajan de manera legal y los trabajadores autónomos.

Foto ilustrativa: Lenka Žižková,  Radio Prague International

Světlana es una emprendedora que abrió un hotel en el barrio de Barrandov en Praga. El sitio atraía a numerosos huéspedes y se convirtió en el escenario de frecuentes bodas. No obstante, con las restricciones del Gobierno introducidas en marzo de 2020, tuvo que cerrar sus puertas y Světlana se quedó sin trabajo.

El trabajo le ayudaba a sobrellevar la depresión, de la que sufre a largo plazo. Como muchos, Světlana esperaba, que tras unas pocas semanas, todo volviera a la normalidad, cuenta.

“Recuerdo que era domingo y hasta la medianoche estaba siguiendo las noticias y estaba esperando qué iba a pasar. Y luego dijeron que prolongarían la cuarentena hasta abril. Y en ese momento me hundí. Empecé a tener pensamientos suicidas y tendencias de automutilación. Y no sabía cómo superarlo. Teníamos que devolver los pagos adelantados por todas las reservaciones, teníamos que pagar el alquiler. El propietario no nos dio ningún descuento. Así que la deuda iba creciendo y creciendo, y eso me angustiaba muchísimo y la situación también. Y no sabíamos qué hacer con el negocio, si intentar salir adelante o cerrarlo de inmediato”.

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Según afirma, la experiencia la ha obligado a buscar ayuda psiquiátrica y está tomando medicación para el sueño y la ansiedad, entre otros. Hoy se dedica al trabajo social y está contenta de ser capaz de cumplir con las tareas más básicas.

De acuerdo con Bartoš, otro de los factores que influye de manera marcada en la salud mental de las personas es precisamente la incertidumbre. A las dudas de cómo seguirá la pandemia, se añade la inseguridad que viene con las restricciones del Gobierno y la manera en las que son comunicadas.

Bartoš cita además un estudio que confirma el efecto que tiene el estado mental de las personas en su actividad económica. Si las personas no se sienten bien, se ve perjudicada su productividad y pueden perder su trabajo, por ejemplo.

Cahlíková y Bartoš temen que otra de las consecuencias de la pandemia sea una desigualdad social aún más marcada de la que se registra en el país en la actualidad. Pero sobre todo, llaman a que se preste mayor atención al tema de la salud mental, ya que las consecuencias de un año de su deterioro pueden afectar a las personas durante varios años más.

Foto: Mircea Iancu,  Pixabay / CC0
Autores: Apolena Rychlíková , Ivan Studený , Romana Marksová
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