El Gobierno ordena el toque de queda nocturno y restringe el horario de los comercios
El Gobierno checo estableció el toque de queda en todo el país entre las 21 y las 4:59 horas desde el miércoles 28 de octubre. Los comercios no podrán abrir los domingos ni después de las 20 horas el resto de días, con la excepción de gasolineras y farmacias, que seguirán funcionando sin restricciones.
El Consejo de Ministros de este lunes prometía nuevas medidas y restricciones para intentar frenar el alarmante ritmo de contagios de coronavirus de la República Checa, y estas se conocieron finalmente por la noche. El Gobierno da un paso más allá en la limitación de la movilidad de los ciudadanos y establece la prohibición de salir a la calle entre las 21 y las 4:59 horas.
Estarán exentos de su cumplimiento quienes estén de camino al trabajo o realizando su actividad profesional y los desplazamientos por motivos de salud o para evitar un daño material, entre otras causas de fuerza mayor. También se podrá salir a pasear al perro en un radio de 500 metros del domicilio. Durante esas horas de la noche, se deberá demostrar a la Policía la razón de encontrarse en la vía pública, algo que será posible hacer también de forma retroactiva, informó el ministro de Salud, Roman Prymula.
En la rueda de prensa posterior a la reunión del Gobierno, el ministro destacó que las medidas tomadas hasta ahora no están teniendo el efecto previsto.
“El desarrollo actual es bastante complicado y por el momento no vemos el descenso que esperábamos para estos días. Aún tenemos dos o tres días para comprobar si las medidas que fueron tomadas han surtido algún efecto. Pero en cualquier caso, las restricciones de las últimas dos semanas no han demostrado tener un efecto claro”.
Las tiendas y establecimientos que aún funcionaban en el país no podrán abrir los domingos y durante el resto de la semana deberán permanecer cerradas entre las 20 y las 5 horas. La medida no afecta a gasolineras y farmacias ni a las tiendas en lugares de gran afluencia de viajeros como son aeropuertos, estaciones de tren y autobús, como tampoco a las de los centros médicos. Los restaurantes seguirán igualmente pudiendo ofrecer comida a través de sus ventanillas.
Las tiendas de muebles ya no tendrán excepción y se verán obligadas a cerrar totalmente, así como las casas de apuestas y loterías. Las floristerías pueden seguir abriendo, pero solo podrán encontrarse en ellas dos clientes como máximo.
Los mercadillos al aire libre de productos agrícolas también podrán abrir, pero con una separación de dos metros entre tiendas y no podrá haber una concentración de más de 20 personas por cada 400 metros cuadrados.
El conflicto ante la imposibilidad de proteger la economía y la salud a la vez en la mayor parte de los casos, sigue siendo patente en las decisiones del Gobierno, como reconoció el propio Prymula.
“Las medidas principales han sido discutidas muy intensamente, ya que, como pueden entender, no estamos en una fase de descenso de casos. Por tanto, debemos tomar todas las medidas posibles dentro de la estrategia original de hacer todo lo posible para que la economía no se vea afectada pero aplicando las medidas necesarias para que baje la curva de contagios”.
El ministro de Salud subrayó que este camino intermedio es el elegido por todos los países en la actualidad, con la excepción de Israel, que en un mes de toque de queda total, sí ha conseguido reducir de manera importante el ritmo de contagios, reconoció.
La exposición de Prymula durante la rueda de prensa no quiso ocultar la mala situación epidemiológica actual de la República Checa.
“El ritmo de reproducción básico se sigue moviendo en valores que no son positivos. Seguimos viendo un crecimiento superior a 1, y nos acercamos a niveles que suponen una amenaza para la capacidad del sistema sanitario checo. La característica más negativa es el porcentaje de test que dan un resultado positivo, que son un tercio del total. Son números altos que denotan que la presencia del virus en la población es enorme”.
Cada vez son más los expertos médicos que alertan ante la situación de la República Checa y que piden medidas más restrictivas. También los que consideran que el Gobierno está llegando siempre tarde durante esta segunda ola, y que la saturación de los hospitales checos ya es inevitable, como aseguró a la Radio Checa el inmunólogo Ondřej Hrušák.
En el mismo medio, el biólogo Jaroslav Flégr también consideró que no será suficiente con estas medidas y que no entiende por qué no se impone el uso de mascarillas en los lugares de trabajo o se cierren las escuelas especiales y las de preescolar, así como las guarderías, para los hijos de trabajadores que no sean claves para los servicios de salud y emergencias.