Babiš: “Si no sucede un milagro, habrá que endurecer las medidas”
El primer ministro, Andrej Babiš, reconoció que las restricciones para frenar el avance del coronavirus no están funcionando y criticó que mucha gente no las esté respetando. Tanto él como el ministro de Salud saliente, Roman Prymula, empezaron a avisar de un nuevo endurecimiento de las medidas inminente ante una situación cada día más preocupante.
Muchas de las restricciones más duras contra el COVID-19 ya llevan dos semanas en vigor en la República Checa. Sin embargo, cada día que pasa los números de nuevos infectados en el país son peores. Este domingo se detectaron “solo” 7301 nuevos positivos, aproximadamente la mitad de cada uno de los días del resto de la semana pasada, que rompió todos los registros anteriores en Chequia, pero los domingos son siempre cuando menos test se hacen. Además, la cifra supone un 50% más de nuevos infectados que el domingo de la semana pasada.
En resumidas cuentas, la curva no solo no se está aplanando, sino que sube de forma cada vez más descontrolada. Si bien la mayor parte de los infectados por COVID tiene síntomas leves, solo una pequeña parte de los, por el momento, casi 160.000 positivos activos es suficiente para poner al sistema de salud en jaque. Más de 800 personas están ingresadas en estado grave, hay un hospital de campaña preparado para abrir en Praga y se está pensando en habilitar otros en distintas ciudades del país. Por su parte, la UE y la OTAN están enviado equipos médicos y personal sanitario para ayudar a la Republica Checa.
Si hablamos de fallecimientos, durante la semana pasada prácticamente todos los días se superaron los cien decesos, lo que coloca a Chequia como el segundo país con mayor mortandad del mundo por coronavirus durante los últimos siete días, solo por detrás del pequeño Principado de Andorra.
El primer ministro, Andrej Babiš, reconoció este domingo a la Radio Checa que las medidas tomadas hasta ahora no han dado el resultado esperado.
“El Gobierno va a discutir la situación y su evolución este lunes. Estudiaremos nuevas medidas. De momento no hemos conseguido parar el desarrollo de la pandemia. Las primeras medidas no están funcionando. Lo vamos a hablar con el equipo central de control”.
El presidente de la Cámara Médica de la República Checa, Milan Kubek, pidió este fin de semana un toque de queda estricto como el que ya otros países están adoptando.
El gobierno no quiere hablar de un toque de queda, pero Babiš sí que mencionó que “la movilidad de la gente es aún alta” y que todavía hay muchas personas que no quieren respetar las medidas. El primer ministro también habló de las algo más que altas probabilidades de un endurecimiento de las medidas.
“Si no sucede un milagro, no va a quedar otra solución que endurecer otra vez las restricciones. Por eso, les pido de nuevo que seamos responsables, que seamos solidarios”.
El aún ministro de Salud, Roman Prymula, fue más concreto y puso fecha en sus declaraciones a la Radio Checa.
“Si no hay un descenso de casos ya el martes, que es cuando veremos las primeras cifras claras de la semana, creo que realmente lo adecuado será endurecer las medidas”.
Andrej Babiš visitó este domingo el hospital de campaña que el ejército ha levantado en menos de una semana en el recinto ferial de Letňany y agradeció su trabajo a los militares y al Hospital Na Bulovce por su rapidez. También se refirió al hospital de apoyo similar levantado en el recinto de IFEMA en Madrid durante la primera ola como ejemplo a aplicar cuando la situación es tan complicada como la actual.
A este hospital se destinará a pacientes que necesiten terminar de curarse del COVID-19 o a quienes no puedan aún regresar a sus domicilios para no infectar a familiares o, por ejemplo, vecinos en sus residencias de ancianos.
Siguiendo las estadísticas actuales, se espera que los primeros enfermos ingresen alrededor del 10 de noviembre. Eso si no ocurre un milagro.