La música "íntima" de Jordi Savall encantó el palacio de Milotice
El Maestro catalán de interpretación de viola da gamba, Jordi Savall, acompañado por Rolf Lislevand, de Noruega, tocando la tiorba, se presentaron este lunes al público checo en Milotice, Moravia del Sur. El concierto, celebrado en el marco de la XI edición del festival internacional de música de 13 ciudades "Concentus Moraviae", dejó una impresión inolvidable no sólo en aquellos que vieron la famosa película francesa "Todas las mañanas del mundo" (Tous les matins du monde).
El palacio barroco de Milotice ha sido un escenario perfecto para un concierto de música antigua, apreció Jordi Savall.
"Poder hacer una música del siglo 17, 18 en unas salas barrocas como en este magnífico castillo es una maravilla porque se encuentra la atmósfera, la acústica y todo lo que hace que uno puede disfrutar de la música de una forma mucho más intensa. Hemos renunciado a tener focos y optamos por una pequeña luz para poder tener esta noción también de intimidad".
Amigos y enemigos - ángeles y diablos, así se tituló el programa del concierto que presentó en contraposición la música de los rivales de la época: los españoles Diego Ortiz y Antonio de Cabezón, los ingleses John Dowland y Tobias Hume, y los virtuosos franceses de viola da gamba Marin Marais y Antoine Forqueray.
"Cuando interpreto una obra dejo que la música hable por ella misma, porque normalmente las obras que interpretamos ya las conocemos muchísimo. Entonces, es como dejar hablar un amigo que conoces y le dices bueno, pues ahora te toca hablar a ti, ¿no? Yo soy el intermediario que le pone un poco más o menos de sonido, un poco más de articulación, pero es la música la que inspira siempre lo que va a pasar en el concierto. Y esto es muy importante. Por eso siempre aunque conozco la música de memoria me gusta tener la partitura adelante, siempre la versión original, porque esto es como el contacto espiritual con el compositor. Y a partir de esto uno se siente animado ... Por ejemplo, hoy, que hemos tenido una acústica muy bonita y un ambiente muy íntimo, hemos hecho cosas que no habíamos hecho desde hacía mucho tiempo. Este programa la última vez que lo hicimos fue en París en una sala de 1 300 personas. Claro, no tocas de la misma manera en una sala de 1300 personas o en una sala donde hay apenas 130 personas. Hoy ha sido maravilloso poder entrar en este juego de proximidad entre la música y el público".Este martes Jordi Savall y Rolf Lislevand tocan en el palacio de Slavkov-Austerlitz.