Koller, el mejor goleador de la selección checa de fútbol
El delantero Jan Koller es con 48 goles el mejor goleador de la selección de fútbol checa de toda historia. El jugador de 202 cm de altura es un puntal imprescindible para el cuadro nacional. Su figura robusta y cabeza rapada se convirtieron en un rasgo típico de la línea ofensiva checa de los últimos años.
Koller pronto hizo callar a los burlones. Dino, ése es el apodo de Koller que proviene de 'dinosaurio' haciendo referencia a su enorme constitución corporal, debutó en el equipo nacional en febrero de 1999 en un amistoso contra Bélgica asegurando con un tanto la victoria 1-0 para los checos.
Desde aquél entonces regularmente aparece en el once titular de la selección. Desde junio de 1999 hasta abril de 2000 marcó doce goles en diez partidos.
Jan Koller, junto al delantero Milan Baros, crearon un dúo ofensivo muy eficaz convirtiéndose en la pesadilla de las líneas defensivas de los contrincantes. El primero, sobre todo, por su capacidad de imponerse en duelos aéreos, el segundo por su rapidez y contragolpes relámpago.
Los dos brillaron en la Eurocopa de Portugal en 2004, conquistando con la selección checa el tercer puesto. Koller marcó dos goles, mientras que Baros se convirtió con cinco tantos en el mejor goleador del campeonato.
Koller ayudó notablemente a la selección checa a clasificarse también para el Mundial de 2006 marcando nueve goles en las eliminatorias. Contra Macedonia logró anotar incluso cuatro tantos.
El punta cuajó un gran campeonato, abriendo el marcador en el quinto minuto del primer partido contra EE.UU. Desgraciadamente, a finales de la primer parte de esa contienda se lesionó en el muslo, no pudiendo regresar al terreno de juego en los demás choques. Quizá también debido a su ausencia, el equipo nacional al final no se impuso en el Mundial siendo eliminado en la primera fase del campeonato.
Jan Koller nació en 1973 en la aldea Smetanova Lhota, situada en Bohemia del Sur. Debido a sus características físicas, en los equipos juveniles jugaba primero como portero, tan sólo más tarde se lanzó al ataque. Teniendo los 21 años fichó por el Sparta de Praga, pero en 29 partidos marcó apenas cinco goles, y el renombrado club checo lo cedió en 1996 al Lokeren, de Bélgica, por un precio ridículo de 200 mil marcos considerándolo como un jugador con poca proyección.
No obstante, en Bélgica arrancó su carrera estelar. Tres años más tarde fichó por el Anderlecht de Bruselas, siendo el mejor goleador de la Primera Divisón belga y uno de los puntales de la selección nacional. Se dice que su mejora se debió a las clases de ballet que empezó a frecuentar para mejorar la coordinación de sus movimientos.
Con el Anderlecht conquistó dos títulos belgas y fichó posteriormente por el Borussia Dortmund. Pero esta vez el precio por el delantero ya ascendió a 21 millones de marcos. En Dortmund vivió su mejor época a nivel de clubes. La pareja que formó en Dortmund con el también checo Tomás Rosický tuvo gran protagonismo en el título de la Bundesliga alemana que logró el Borussia Dortmund, así como la presencia del club germano en la final de la Copa de la UEFA.
Sin embargo, el Borussia posteriormente hizo frente a una prolongada crisis financiera, y esa situación se reflejó en los resultados mediocres del equipo. Así que al expirar su contrato, Koller aprovechó la ocasión y antes de que se iniciara el Munidal de Alemania, firmó un contrato de dos años con el AS Monaco, de Francia.
Últimamente, el Monaco vive momentos malos, hallándose en la parte inferior de la tabla. El delantero gigantesco no logra batir a los porteros en Francia como estaba acostumbrado, aunque sigue consiguiendo rendimientos extraordinarios en la selección nacional: en los cuatro partidos de la clasificación para la Eurocopa 2008, Koller marcó cuatro goles. En el último partido contra Irlanda incluso salvó para los checos el empate a uno, marcando un gol atípico para él: con un tiro cruzado a media distancia. Ése fue su gol número 48 en la selección nacional.