Bosques nativos en el corazón de Europa
El bosque cultivado, con hileras uniformes de coníferas, es el mejor, opinan muchos silvicultores checos que ven en los bosques "fábricas" para la producción de la madera. En esta edición informaremos sobre la respuesta de los activistas ecológicos a la explotación industrial de la riqueza silvícola de la República Checa. Les contaremos, además, que el primer intento de conservar un bosque nativo en territorio checo se remonta al siglo XIX.
Los monocultivos de coníferas acarrean también riesgos económicos porque sucumben a los temporales y a las plagas. Los bosques mixtos son mucho más resistentes y se renuevan más fácilmente.
Como respuesta a la transformación de los bosques en una especie de plantación industrial, los ecologistas de la República Checa se movilizan para crear áreas de bosque nativo. Les contaremos de una de estas iniciativas.
La asociación ecologista Amigos de la Naturaleza, de Bohemia del Norte, se ha propuesto crear un bosque nativo en las laderas de la montaña de Jested, que se alza sobre la ciudad de Liberec.Los activistas adquirieron tres áreas en las laderas de la montaña gracias a un recolecta pública. Dichas superficies están cubiertas por bosques de coníferas y los ecologistas pretenden transformarlas primero en bosques mixtos y posteriormente en bosques nativos de preservación en los que el hombre no talará árboles. Si un árbol cae, se dejará en el suelo para que se cubra de musgo y se pudra.
En la primera de las áreas, adquirida hace tres años, ya aparecen entre las coníferas pequeños arbolitos de hoja caduca:hayas, fresnos y arces que crecieron de semillas traídas por el viento. El naciente bosque nativo es también más alegre porque su variedad atrae a los pájaros.
Los árboles crecen lentamente y por eso serán las generaciones venideras las que disfrutarán plenamente de los bosques nativos de preservación que empiezan a surgir en la República Checa.
Los activistas ecológicos actuales tuvieron en el siglo XIX un predecesor:el silvicultor Josef John. Gracias a su iniciativa se ha conservado la floresta virgen más conocida de Bohemia, la de Boubín, que se extiende en la ladera sur de la montaña homónima, situada en la sierra de Sumava, en el sudoeste de la República Checa.
John convenció en 1858 al dueño de los bosques, el príncipe Schwarzenberg, de que en un área intacta, se decretara una reserva natural que permitiese dar a conocer a las futuras generaciones cómo era una floresta virgen centroeuropea.
El núcleo más rigurosamente protegido del bosque nativo de Boubín ocupa una superficie de unas 50 hectáreas, en la que está prohibida la entrada a los turistas.
La prohibición fue decretada a finales de los años 70 del siglo pasado. En aquella década cayó, derribado por un temporal, un legendario árbol, el Rey de las Píceas, de 440 años de edad. Los especialistas concluyeron que la caída del gigante de 52 metros se debió también a las multitudes de turistas que dañaron con sus pies las raíces del añoso árbol. Desde entonces el núcleo más conservado de la floresta virgen de Boubín está rodeado por una cerca.