Tras el divorcio, checos y eslovacos están más cercanos que nunca
Quince años después de la ruptura del Estado común, ni en la República Checa ni en Eslovaquia existe una opinión unánime al respecto. Para unos fue un error y un paso precipitado e insensato, y otros opinan que fue inevitable y que checos y eslovacos no sufrieron ningún daño con la división. Uds. podrán formarse su propia opinión sobre el tema en el último capítulo de la serie dedicada al divorcio checo-eslovaco.
El dirigente democristiano Ján Čarnogurský, que había relevado en el puesto de primer ministro eslovaco a Vladimír Mečiar, reivindicó una estrella propia para Eslovaquia en la bandera de la Unión Europea. Y en el diario francés Libération afirmó que la independencia de Eslovaquia era algo inevitable.
Čarnogurský pensaba que Eslovaquia podría obtenerla hacia el año 2000 y entrar como país independiente en la Unión Europea.
Las encuestas indicaban, entretanto, que la llamada mayoría silenciosa en Eslovaquia seguía siendo partidaria del Estado común de checos y eslovacos.Pero su voz no se oía. En las calles se manifestaba ruidosamente la minoría que abogaba por la independencia.
Al celebrarse el 28 de octubre de 1991 el 73 aniversario del surgimiento de Checoslovaquia, el presidente Václav Havel arribó a Bratislava para asistir en el centro de la capital eslovaca a un mitin.
Entre los diez mil participantes de la concentración predominaban los separatistas. Cuando Havel pidió dos minutos de silencio para homenajear la memoria de quienes habían caído por Checoslovaquia, fue abucheado. Al retirarse, el primer mandatario fue bombardeado con huevos.
En 1992 la Federación Checoslovaca se fue a pique y ya no fue posible reflotarla.
En abril de ese año, el líder del Movimiento pro-Eslovaquia Democrática, Vladimír Mečiar, explicó en una rueda de prensa en Viena, en qué consistía la diferencia entre el proyecto de la emancipación de Eslovaquia, propuesto por Ján Čarnogurský, y el suyo.
Čarnogurský quería llegar a la independencia con pasos lentos mientras que él, Mečiar, estaba listo para lograr el mismo objetivo después de los comicios con un gran salto.
La historia seguiría el escenario trazado por Vladimír Mečiar.
El resultado de los comicios parlamentarios, celebrados en junio de 1992, fue una nítida señal de que Checoslovaquia acabaría por partirse.
En Eslovaquia se alzó con la victoria Vladimír Mečiar y su Movimiento pro-Eslovaquia Democrática, de tendencia populista y nacionalista.En la República Checa ganó una coalición de centro- derecha, encabezada por el Partido Cívico Democrático, formación política presidida por Václav Klaus, partidario de radicales reformas económicas.
Los eslovacos se pronunciaban, al contrario, por un proceso más lento de transformación económica. Dadas las diferencias entre los programas de los partidos ganadores en la República Checa y en Eslovaquia, todo indicaba que cada uno de los países tomaría un rumbo diferente. El diario Washington Post escribió:
”Una flagrante diferencia entre ambas repúblicas pone en jaque el futuro de las reformas económicas y es capaz de acelerar la ruptura de la Federación Checoslovaca”.
El presidente Václav Havel encargó a Václav Klaus, como líder del partido más votado- el Cívico Democrático-, la formación del Gobierno federal.
El futuro de la Federación dependía de la obtención de un acuerdo elemental con el ganador de las elecciones en Eslovaquia, Vladimír Mečiar, y su Movimiento pro-Eslovaquia Democrática. Y esto resultó imposible.
Los negociadores eslovacos presentaron su proyecto de transformar Checoslovaquia en una confederación de dos repúblicas soberanas. Proponían crear una especie de unión económica y defensiva en la que funcionarían dos economías nacionales con dos bancos emisores, pero donde circularía una moneda común. Habría dos ejércitos nacionales con un Estado Mayor común.
Klaus y sus compañeros del Partido Cívico Democrático objetaban que la confederación de dos estados soberanos conduciría al desbarajuste económico de ambas repúblicas. Klaus abogaba por una economía única que se regiría por las mismas reglas en ambas repúblicas. Mečiar exigía, a su vez, que se respetaran las especificidades eslovacas que requerían un ritmo más lento de las reformas.
Seguía una ronda de negociaciones tras otra, pero sin resultado. Aquel bochornoso verano de 1992 la esperanza de mantener la Federación Checoslovaca se esfumaba cada día. La abdicación del presidente Václav Havel puso en evidencia la gravedad de la situación.
¿Por qué abdicó Václav Havel? La historia es la siguiente:
Los democristianos checos querían proponer que la Asamblea Federal prorrogase el mandato de Havel por un año más, pero los diputados eslovacos bloquearon las negociaciones. Fue por eso necesario proceder a las elecciones presidenciales el 3 de julio de 1992.
A favor del único candidato Václav Havel votaron sólo los legisladores checos de derecha y la mayoría de los socialdemócratas. Muchos de los diputados eslovacos abandonaron la sala. Havel no resultó electo ni en la primera ni en la segunda ronda. La tercera fue bloqueada por los seguidores de Vladimír Mečiar y por los diputados del Partido Republicano, formación política checa de extrema derecha. Havel no fue reelecto.
El 17 de julio de 1992 el Consejo Nacional Eslovaco, una especie de parlamento nacional, aprobó en Bratislava la declaración de la soberanía de Eslovaquia.
”Los eslovacos esperaron por este día mil años”, manifestó el primer ministro eslovaco, Vladimír Mečiar, al dirigirse desde las ventanas del parlamento a la multitud que allí se había concentrado.
Cuando terminó el reportaje televisivo desde Bratislava, Václav Havel firmó el texto previamente preparado de su abdicación, aunque podía permanecer en su cargo como presidente en funciones hasta que fuese elegido su sucesor. En su última charla radiofónica, Havel declaró que ya no era posible evitar la ruptura de la Federación Checoslovaca.
En los meses siguientes prosiguieron las conversaciones entre los ganadores de los comicios en la República Checa y en Eslovaquia, el Partido Cívico Democrático, encabezado por Václav Klaus, y el Movimiento pro-Eslovaquia Democrática, con Vladimír Mečiar a la cabeza. No llegaron a ningún acuerdo sobre el Estado común y así estas dos formaciones pactaron la división de Checoslovaquia.
Las delegaciones checa y eslovaca decidieron que presentarían a la Asamblea Federal borradores de leyes sobre la extinción de la Federación Checoslovaca y el reparto del patrimonio federal, así como proyectos de los tratados comerciales que entrarían en vigor tras la división de Checoslovaquia.
En los meses que siguieron Vladimír Mečiar volvió a presentar propuestas sobre alguna forma de confederación entre la República Checa y Eslovaquia. Václav Klaus las rechazó como inviables. Quince años después algunos analistas opinan que la parte checa debió tener más paciencia. Alegan que el divorcio checo - eslovaco es el resultado de las diferentes mentalidades nacionales. Los checos reaccionaron con precipitación. Se negaron a dialogar y propusieron el divorcio sin dar tiempo a los eslovacos, que suelen reaccionar más lentamente que los checos.
Tras el maratón de negociaciones, la Federación Checoslovaca dejó de existir el 31 de diciembre de 1992. La división se produjo sin haber sido consultados los ciudadanos en un referéndum. La ruptura fue tan rápida que ya no hubo tiempo de convocarlo.La parte checa insistió en la rapidez del divorcio porque los políticos checos temían una desintegración caótica.
Los analistas opinan que de haberse celebrado el referéndum, la mayoría de los ciudadanos de ambos países se habría pronunciado por la continuación del Estado común. Sin embargo, las élites políticas no eran capaces de llegar a un acuerdo sobre el ordenamiento estatal de la Federación. La clase política checa pensaba que el referéndum sólo prolongaría la agonía de la Federación.
Al dividirse Checoslovaquia, para los partidarios del Estado común fue traumático el surgimiento de una frontera entre la República Checa y Eslovaquia con los correspondientes controles fronterizos.
Es una trágica paradoja que la implantación de la frontera checo- eslovaca se cobró en los primeros días precisamente la vida de un impulsor de la indepedendencia de Eslovaquia. El político independentista Roman Zelenay falleció cuando su automóvil chocó con un camión en una retención que se formó en un puesto fronterizocuando se construían barreras en las frontera checo- eslovaca.
Quince años después, el 21 de diciembre de 2007, los controles en la frontera checo-eslovaca desaparecieron. Ambos países se han incorporado a la zona de Schengen de la Europa sin fronteras internas.
El semanario checo Respekt comentó:
”El desmantelamiento de las fronteras tiene lugar casi exactamente quince años después de que surgiera esa frontera entre ambas naciones. En aquel entonces parecía una separación dolorosa e irreversible. Hoy en día ambos países mantienen su independencia, pero están quizás más cercanos que antes de la división. No nos peleamos por la política y compartimos sólo aquello que queremos”.