Presidencia checa de la UE relanza Tratado de Lisboa
El principio de acuerdo con Irlanda para su aceptación del Tratado de Lisboa y la unanimidad del Consejo de la UE para apoyar la reelección de José Barroso al frente de la institución son los dos logros con los que la República Checa despide su presidencia de la UE.
El primer ministro checo, Jan Fischer que preside su última cumbre, consideraba el jueves que las condiciones, negociadas bilateralmente con Irlanda, lograrían el objetivo.
“Tenemos una base sólida para lograr el acuerdo en esta reunión. Podemos ofrecer unas garantías de peso a los votantes irlandeses para que se abra de nuevo el proceso de ratificación del Tratado de Lisboa.”
Sin embargo, a última hora del jueves, al primer ministro irlandés, Brian Cowen, le seguían pareciendo insuficientes tales garantías por no estar recogidas en un protocolo, de igual valor jurídico que un tratado, sino en un anexo como pretendía el Consejo. Muchos países temen que la inclusión de las garantías sobre derecho a la vida, neutralidad militar, derechos sociales y autonomía fiscal reabra reivindicaciones insatisfechas. Pero el Consejo finalmente ha transigido este viernes en redactar un protocolo vinculante, que tendrá que ser ratificado por todos los estados miembros. Como su contenido es compatible con el Tratado de Lisboa, los países no tendrán que volver a ratificarlo. El protocolo se incluiría en el próximo tratado que acuerden los Veintisiete, que será el que previsiblemente acepte a Croacia como miembro de la Unión.Por otro lado, los Veintisiete acordaron unánimemente apoyar la candidatura de José Barroso como Presidente de la Comisión Europea. Jan Fischer explicaba el acuerdo.
“La presidencia checa y la presidencia que viene tras la checa, la sueca, van a abrir el diálogo con las diferentes facciones parlamentarias para crear las condiciones ideales para la reelección de José Barroso”.José Barroso se declaró muy orgulloso por el apoyo unánime recibido por parte de la Comisión, pero aún tiene que superar la votación del Parlamento europeo, donde verdes y socialistas pueden votar en su contra.
A partir del próximo 1 de julio, las negociaciones con estos partidos políticos, así como el resto de responsabilidades de la presidencia europea, dejarán de pertenecer a la República Checa y pasarán a manos de Suecia.