El Códice Bodley, memoria de los mixtecas, vuelve a México 500 años después
El Códice Bodley es uno de los más importantes manuscritos mexicanos precolombinos y uno de los pocos que se conservan. De importancia vital para conocer la historia del pueblo mixteca hasta la llegada de los españoles, la copia facsimilar que del códice ha realizado una editorial checa devuelve en parte a México uno de sus grandes tesoros.
El Códice Bodley fue concluido en 1521, muy poco antes de que Hernán Cortés completara la Conquista de México con la caída de Tenochtitlan. Este preciado manuscrito no fue ajeno al saqueo de tesoros que los españoles realizaron en todo el Nuevo Continente.
El mexicanista checo Oldřich Kašpar, profesor en la Universidad Carolina de Praga y en la de Pardubice, además de miembro corresponsal de la Academia Mexicana de Historia, explica la importancia del Códice Bodley.
“Es uno de los cinco códices de la nación mixteca, de la parte que se corresponde con los estados mexicanos de Oaxaca, Puebla y Guerrero, y es una narración muy importante de su historia.”
El pueblo mixteco es uno de los más antiguos de Mesoamérica. Alrededor del tercer milenio antes de Cristo aparecieron los primeros poblados agrícolas en la región en los que se empezó a gestar su cultura. Dos mil años después, las poblaciones mixtecas crecerían hasta convertirse en importantes núcleos urbanos. Como sucedía con el resto de pueblos mesoamericanos, el territorio donde habitaban estaba organizado en pequeños Estados, que no era raro que entraran en conflicto entre sí.
El Códice Bodley relata con sus pictogramas algunos importantes momentos de la historia del pueblo y sus luchas entre Estados hasta que perdieron su independencia, según cuenta el doctor Oldřich Kašpar. “Cuenta la historia de la casa de los gobernadores de las ciudades precolombinas mixtecas Tututepec y, ante todo, Tilantongo. Especialmente cuenta la vida de un muy importante, digamos, “rey” de los mixtecas, Ocho Venado. Fue quien conquistó toda la región mixteca y nació un Estado muy fuerte y muy grande, comparable con Tenochtitlan-México, el de los aztecas. Pero como siempre sucede, su propio cuñado le traicionó, conquistó el Tilantongo y le mataron, le sacrificaron. Después se cayó este imperio, lo conquistaron los aztecas, y cuando llegaron los españoles, lo hicieron ellos, con la ayuda de los mixtecas, porque estos pensaban que los españoles iban a ayudarles a echar el yugo de los aztecas, que era ciencia ficción prácticamente,” se ríe el profesor Kašpar.
Entre “líneas”, el Códice Bodley, también aporta información sobre la vida cotidiana y costumbres del pueblo mixteca.
“Los modos de vida, las costumbres familiares, como se trabajaba la tierra. Pero es como un mosaico. Son informaciones que hay que sacar como piedrecitas. Pero hay informaciones muy especiales, incluyendo por ejemplo algunas leyendas de los primeros reyes mixtecas.”
¿Intercambio cultural entre indígenas y conquistadores españoles?
El Códice Bodley fue escrito, o mejor dicho, dibujado, durante cien años, pasando por las manos de diferentes autores, una práctica que también se realizaba en la Europa Medieval. La escritura mixteca es un complejo sistema de escritura a través de un conjunto de signos, símbolos y representaciones pictóricas que funcionaban como claves de relatos, parecido a un cómic de nuestros días. Sin embargo, la ausencia de textos no impedía colocar en tiempo y espacio al lector iniciado. Como señalaba el arqueólogo Alfonso Caso Andrade, prueba de ello es que estos códices pueden ser transcritos a otras lenguas.
Otro dato interesante, y generalmente desconocido, en relación con la escritura mixteca, es el uso que de ella hicieron los españoles, como apunta Oldřich Kašpar.
“Es importante que la administración española apoyó de cierta manera, lo que es muy interesante, el desarrollo de esta escritura pictográfica precolombina todavía en la época post-colombina hasta el siglo XVII. Hay algunos manuscritos que son ya coloniales. Una de las causas más interesantes, es que los primeros franciscanos aprovechaban esta escritura para difundir el evangelio, porque preparaban los textos para los indígenas en esta forma. Se puede decir que los primeros españoles que era intelectuales de las órdenes religiosas, no aprendieron solo la lengua, sino que lo hicieron hasta el punto de poder escribir en ella.” Como constatación de este hecho, existe incluso un breviario de Toribio de Benavente publicado recientemente en España, escrito en la forma de los pictogramas aztecas.
El profesor Kašpar defiende con ejemplos como este la existencia de un intercambio cultural entre españoles e indígenas, lejos de la percepción más comúnmente aceptada y extendida.
“Era un intercambio, que no era solo una influencia española y que los españoles lo destruyeron todo como se dice en una forma muy esquemática y falsa. Yo siempre digo que era un enfrentamiento en la primera etapa entre dos culturas distintas, que después se convirtió en un sincretismo, pero un sincretismo para las dos partes. No solo que los indígenas adoptaran todo de los españoles, sino que los españoles también adoptaron mucho de los indígenas, por eso los mexicanos y otros americanos son como son. Por que son producto de este intercambio cultural. Y de vez en cuando este intercambio da interesantes frutos. También nosotros en Europa somos mestizos, pero lo somos 2.000 ó 3.000 años, y los latinoamericanos solo medio milenio.”
El doctor Oldřich Kašpar se puede contar entre las personas que más han celebrado la edición facsimilar del Códice Bodley, guardado celosamente en la Librería Bodleriana de Oxford.
“En los últimos 50 años, hasta que se hizo esta edición facsimilar, no lo habían sacado nunca de su caja especial, donde tiene que tener una temperatura, una humedad, etc. Yo, como mexicanista, nunca había visto el original de este códice. Para los que nos ocupamos de este tema, es algo increíble que podamos verlo prácticamente igual que en el original, porque está hecho en una calidad superior. Una persona que no se ocupe de estas cosas no es capaz de ver la diferencia.”
La piel de 4.500 venados
La fidelidad al original y la excelente calidad de la edición, que tantos entendidos destacan, se debe a la editorial checa Archa 90. El doctor Kašpar señala un problema técnico, en parte anecdótico, que supuso para Archa 90 la edición facsimilar con una tirada de casi 700 ejemplares, que da idea del grado de perfección que se buscaba.
“Normalmente estos códices se escribían o en piel de venado o en un papel de un árbol llamado Amate. Este es de piel de venado, y evidentemente no pudieron hacerlo en la misma piel del original porque cuando hicieron las cuentas, son 4.500 los venados que necesitaban para hacer los 668 ejemplares de la edición de este códice. Pero lo hicieron con piel de buey, que prepararon para soportar la influencia del clima, etc., durante 400 años.”
Más de 400 años, casi 500, es el tiempo que el Códice Bodley lleva fuera de México. Sin embargo, dentro de poco, los mexicanos podrán de nuevo disfrutarlo gracias a esta edición facsimilar. El embajador de México en la República Checa, José Luis Bernal, destaca el valor de que la iniciativa haya sido precisamente checa.
“Este códice como se está viendo hoy, no se ha visto aún en México. Se está viendo primero en la República Checa. Ya está un ejemplar allá en el Museo Nacional de Antropología, y se está preparando la presentación con mucha difusión.”
La esperada presentación en México, aún sin fecha concreta, está prevista no obstante para dentro de muy poco, el próximo mes de diciembre. Se prevé una gran exposición que acompañe al Códice Bodley, que celebre como merece la vuelta a casa de este importante capítulo de la memoria del pueblo mixteca.