Micronesia responsabiliza a Chequia por la desaparición de las islas en el Pacífico

Central térmica de Prunéřov, foto: ČTK

El Estado Checo es responsable de la paulatina desaparición de las islas de Micronesia en el Océano Pacífico. Así lo afirma el Gobierno de ese país, destacando que su triste destino se debe al impacto ambiental causado por la central térmica checa de Prunéřov, en Bohemia noroccidental.

Los Estados Federados de Micronesia solicitaron al Ministerio de Medio Ambiente checo poder participar en el estudio de los daños ecológicos ocasionados por la central térmica de lignito de Prunéřov, situada en Bohemia noroccidental. Aunque la planta se encuentra a una distancia de más de 12 mil kilómetros de Micronesia, sus autoridades afirman que la decisión del Gobierno checo de modernizar Prunéřov, la más grande central de su género en Chequia, llevará a un mayor calentamiento de la Tierra. Esto a su vez, empeorará la situación de las islas amenazadas por el creciente nivel del Océano Pacífico.

Pavel Zámyslický, jefe del Departamento de Cambio Climático del Ministerio de Medio Ambiente, recalcó que Praga está abierta al diálogo.

Central térmica de Prunéřov,  foto: ČTK
“Enviaremos a Micronesia la documentación sobre el proyecto de modernización de Prunéřov y estamos dispuestos a hablar del tema. Pero la fase preparatoria concluye a finales de enero y no estamos obligados a tomar en cuenta las objeciones de otro Estado. Confiamos en que las informaciones proporcionadas convencerán a Micronesia de que Prunéřov no representa mayor peligro para el medio ambiente”.

Según Zámyslický, la central debería ser explotada hasta 2025 y originará tras su modernización tan sólo dos centésimas partes de las emisiones mundiales de dióxido de carbono. El especialista en clima Radim Tolasz afirma que esa relativamente pequeña cantidad de dispersión de sustancian nocivas no puede tener influencia negativa alguna sobre las islas en el Océano Pacífico.

Micronesia insiste no obstante en la suspensión de la obra y el cierre de la central. Pide que la República Checa permita a instituciones internacionales analizar los impactos de Prunéřov sobre el medio ambiente. La exigencia de las islas del Pacífico cuenta con el apoyo de la organización ecologista Greenpeace que desde hace tiempo se empeña por la clausura de la planta, construida a finales de los años 70. Los ecologistas recordaron que Prunéřov figura entre los mayores productores de emisiones de dióxido de carbono en Europa, ubicándose en el puesto 18.

Los analistas no descartan la posibilidad de que Micronesia lleve el caso a los tribunales y denuncie al propietario de la central de Prunéřov, la compañía energética checa ČEZ. En su ejemplo podrían inspirarse otros países amenazados por el cambio climático, indican los especialistas.