Los galápagos de Florida, el terror de los ríos y lagos checos

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Las organizaciones ecologistas advierten de la presencia cada vez mayor de galápagos de Florida en las vías fluviales checas. Esta popular tortuga, ampliamente extendida en todo el mundo como mascota, es especialmente nociva en el ecosistema checo.

Cada vez es más frecuente que los pescadores checos tiren de la caña y en el anzuelo encuentren en lugar de una carpa una tortuga de brillante color verde. Se trata del galápago de Florida, también conocido como gigotea elegante, una tortuga anfibia de origen americano que ahora también campa a sus anchas por la República Checa.

El animal es muy popular como mascota, y sucede frecuentemente que por accidente, o por no querer hacerse ya cargo de él, sus propietarios lo arrojen a ríos o estanques. Aquí comienza el problema, como advierte el militante de la Unión Checa de Protectores de la Naturaleza, Petr Stýblo.

Petr Stýblo,  foto: www.csop.cz
“En un año acaban con prácticamente todas las formas de vida que tienen alrededor. Lo devoran todo: insectos, anfibios, huevos, renacuajos, se atreven incluso con los peces. Cuando crece se transforma en un animal peligroso, que muerde, y no le tiene miedo a nada”.

Los expertos calculan que solo en los estanques y cauces de Praga habitan más de mil galápagos de Florida. Sin embargo, y a pesar de su número, estas tortugas todavía no son capaces de reproducirse en Chequia de forma natural. Ponen huevos, pero el periodo de incubación es demasiado largo y el invierno llega antes de que las crías rompan el cascarón.

No obstante, se trata de un animal rápidamente adaptable, y los medioambientalistas temen que tarde o temprano aprenda a reproducirse en las condiciones centroeuropeas, lo que supondría una catástrofe ecológica.

La tortuga es solo un caso de los cientos de especies exógenas que se han instalado en la República Checa y amenazan la fauna y flora locales. En opinión del ecólogo Jan Plesník, para combatir este problema hacen falta herramientas legales.

“Por desgracia, la Unión Europea, que tiene poder legislativo para toda una serie de asuntos, desde las bombillas hasta la política agraria común, no dispone de una herramienta para solucionar este asunto, que disponga cómo sacar las especies exóticas y que regule la importación de animales”.

Según los ecologistas, los daños causados en todo el mundo por las especies exógenas constituyen el cinco por ciento del PIB global.

Autor: Carlos Ferrer
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