“Las universidades checas no son fábricas de estudiantes”
República Checa es uno de los países con mayor tradición teatral del mundo y eso es lo que vino a buscar Francisca Inda cuando decidió matricularse en la prestigiosa Escuela de Teatro de Praga, la DAMU. Ya lleva más de dos años acá y aunque debería haber terminado y partir, ha preferido quedarse, para seguir disfrutando de esta ciudad que le encanta.
“Estoy estudiando diseño teatral, un magíster en un programa internacional en inglés en DAMU, la escuela de teatro de Praga. Cuando decidí estudiar diseño teatral, porque antes estudiaba leyes, me puse a buscar dónde estudiar, y de todas las posibilidades, me gustó mucho el programa de la escuela de acá. Y cuando vi el programa y la escuela en Internet, porque esa fue mi forma de investigar, me pareció que podía ser bien interesante. Además había estado acá en Praga como turista, me había gustado la ciudad, hace más de siete años. Bueno, además llamé para hacer unas consultas, sabía que aquí había tradición teatral. Así que era la mejor opción”.
Dice que desde Santiago de Chile tomó el teléfono y llamó a Praga, para practicar su inglés, que no era tan bueno como creía, y para decidir su futuro académico.
“Además había otra escuela que también me había gustado que era en Londres. Llamé y fueron insoportables por teléfono. Y cuando llamé acá curiosamente fueron muy amorosos, había un teléfono directo con este programa del departamento internacional, fueron muy amables, postulé, quedé y me vine. Curiosamente, no tenía formación teatral en Chile, pero siempre había sido de una línea más artística, tanto en el colegio como por el entorno y los estímulos familiares”.Francisca Inda ya se encuentra terminando sus estudios en Praga, pero confiesa que todavía no se quiere marchar.
“El programa dura dos años. Después de esos dos años entregas la tesis. Y en realidad, claro, si yo ya me hubiera querido ir de Praga podría ya haber terminado y haber entregado la tesis. Lo estoy alargando, lo estoy tomando con más calma, porque me gusta acá, creo que todavía tengo tiempo para seguir en esta etapa de mi vida que es de búsqueda, de experimentación. Me queda todavía mucho como para meterme en la máquina de la vida”.
Además, puede tomárselo con calma, ya que no le apremian ni visas ni permisos de trabajo: por un antepasado italiano, posee también esa nacionalidad, así que puede desenvolverse sin ataduras por Europa y el espacio Schengen.“De hecho, no he tenido que hacer ningún trámite burocrático, nunca me he presentado en la Policía, hoy fue el primer día que fui a esas oficinas, pero por otro tema. Ayuda muchísimo, si no hubiera tenido el pasaporte italiano probablemente no tendría esta flexibilidad de poder dar mi tesis más adelante y quedarme más tiempo. Si no tuviera el pasaporte italiano ya tendría que haber terminado, con el tiempo contado, porque habría tenido la visa estudiante, que terminaba. Así que te da mucho más movimiento, más flexibilidad”.
A pesar de no hablar italiano, tiene pasaporte de ese país, gracias a las facilidades que da Italia a los descendientes de italianos para adquirir esa nacionalidad.
“Mi bisabuelo emigró de Italia a Chile, pero llegó primero a Argentina. Era de apellido Maldifassi, yo me llamo Francisca Inda Maldifassi. El abuelo de mi mamá viajó de Italia a Argentina y cuenta la historia que desde Argentina fue con un circo al norte de Chile. Llegó donde había una comunidad de yugoslavos y allí conoció a la nona, que era una yugoslava que estaba ahí. Y eso hizo que se quedara en el norte de Chile”.Y por ese bisabuelo, ahora Francisca Inda puede elegir si quiere vivir en Europa o en Chile.
“No sé con quién hablaba esto y me decía que es por un sentimiento muy nacionalista que tienen los italianos, que viene del fascismo. De hacer crecer el imperio italiano por el mundo, que la gente se sienta italiana, que busque sus raíces, de darle a la gente el pasaporte, que haya más italianos, como una cosa medio nacionalista fascistoide”.
Pero Francisca no se queja, ese pasaporte italiano le brinda libertad para moverse por donde quiere. Han sido dos años duros en República Checa, como reconoce, con altibajos, de desarraigo y aprendizaje, pero con un balance más que positivo.
“Acá el clima es difícil, lo fría que es la gente, esta cultura tan individualista es algo que choca mucho. Pero ha sido un tiempo de crecimiento impresionante, he aprendido mucho de, no sé, de lograr salir de donde uno es y entender otras culturas, otras formas de vida, otras mentalidades, conocerse también más a uno mismo. Bueno, acá hay un montón de cosas que en otras partes no se encuentran en lo cultural, siempre hay algún concierto interesante, alguna obra, alguna exposición, siempre está más en movimiento”.Y también está muy satisfecha con sus estudios en Praga, muy distinto a lo que estaba acostumbrada en su país de origen.
“De partida el sistema acá es muy distinto a lo que yo conocía como el sistema chileno. Primero, que las clases son de mucha gente, no hay clases individualizadas. Uno tiene un horario, uno tiene que pasar ciertos ramos. Acá es distinto. Todos los checos que están en la escuela ya vienen con conocimientos previos, vienen de colegios especializados. Hacen una selección gigante, entran cuatro alumnos por generación. Y las clases son individuales, uno trata su proyecto y lo va desarrollando con la ayuda de un profesor. Así que en ese sentido es como volver a las antiguas academias de bellas artes, no es una fábrica de estudiantes, uno hace su carrera según lo que le interesa, ha sido bien interesante”.Y como lo suyo es el arte escénico, Francisca Inda aprovechará para quedarse en la capital checa al menos hasta la Cuadrienal de Praga, que se realiza en junio, uno de los eventos teatrales más importantes del mundo.
“No tengo idea hasta cuándo me quedo. Mínimo hasta junio, que es la Cuadrienal de Praga, que es cada cuatro años, un festival de escenografía que se hace en Praga. Así como la Bienal de Arquitectura de Sao Paulo, la Cuadrienal de Escenografía de Praga. Entonces por lo menos me quedo hasta la cuadrienal y pretendo en junio presentar mi tesis, también. Después de eso vamos a ver qué pasa, qué sigue. Estoy abierta a quedarme más tiempo, a seguir viajando, a volverme a Chile, prefiero no planear mucho, no necesito”.
Después ya verá, como dice. Aunque una cosa asegura. Algún día regresará a Chile a aplicar todos los conocimientos teatrales que ha adquirido en la República Checa.