Las iglesias destruidas durante el comunismo reaparecen en Praga

Photo: Bibliothèque nationale

Entre los años 1948 y 1989, el régimen comunista acabó con más de 500 iglesias a lo largo de toda Checoslovaquia. Una exposición en Praga recuerda como eran casi un centenar de estos monumentos perdidos para siempre de la región que se llevó la peor parte de todas: Bohemia del Norte.

La exposición ‘Iglesias Destruidas de Bohemia del Norte 1945-1989’, que desde diciembre puede ser visitada en el Klementinum praguense, recupera a través de imágenes y maquetas el aspecto característico que tenían las regiones de Ústí nad Labem y Liberec hasta la Segunda Guerra Mundial.

Llena de iglesias, era región de culto y peregrinaciones multitudinarias, en ocasiones de decenas de miles de creyentes. Pero esa zona sufrió como ninguna la destrucción de su patrimonio monumental sacro durante los años de dictadura comunista. Las iglesias de esa región que desaparecieron en ese periodo, suponen la mitad del total de las que se tiraron en toda la República Checoslovaca.

El organizador de la muestra, Tomáš Havláček, explica como la región lo perdió todo en esas décadas.

“Somos de una zona en la que se produjo una de las peores devastaciones planificadas de iglesias. Una sola persona, representando al Gobierno comunista, decidió limpiar este territorio de edificios sagrados. Una decisión personal bastaba para acabar con iglesias de hasta 600 años de antigüedad. Donde vivo, de siete iglesias en unos pocos kilómetros cuadrados, en solo cinco años se echaron abajo seis. Ahora mismo es la única área en toda la República Checa, sin contar zonas militares, en la que no hay una sola iglesia”.

La gran concentración de templos cristianos de entonces, recordaba, según los responsables de la muestra, a Bohemia del Sur en la actualidad.

En la exposición pueden verse imágenes y maquetas de las iglesias, así como otras fotos desoladoras en las que se ven las ruinas que dejó su destrucción. También acompañan la muestra múltiples documentos de la época y un vídeo documental. Tomáš Havláček asegura que decidió organizar esta muestra no solo para recordar esa arquitectura perdida sino también para que las generaciones que no vivieron el comunismo puedan hacerse una idea de cuan distinto funcionaban las cosas hasta hace muy poco tiempo.

“En el año 1986, cinco comunistas decidieron acabar con 16 iglesias en la comarca de Louny, con el voto en contra de alguien del obispado encargado de cuidar monumentos históricos. En aquella reunión se decidió tirar 10 iglesias, otras dos pasaron a ser conservadas en un almacén, dos más fueron trasladadas a otro lugar, y dos aún deben ser también puestas en otro sitio. Es un horror pensar en lo poco que hace de decisiones así”.

Sin embargo las razones por las que Bohemia del Norte sufrió estas pérdidas patrimoniales de forma tan excepcional no fueron tan solo políticas. Michal Stehlík, comisario de la muestra, expone otras circunstancias que resultaron decisivas y fatales para los templos.

“Antes de 1945, Bohemia del Norte era una de las zonas de mayor concentración de monumentos sacros. El sentimiento religioso era muy fuerte, sobre todo para la población alemana que hasta entonces allí vivía. Cuando se fueron, los pueblos se quedaron vacíos y eso, combinado con todos los cambios que se produjeron y, sobre todo, con la explotación de los recursos minerales de la zona, hacen que este sea un caso extraordinario de destrucción de templos en Checoslovaquia”.

El final de un gran número de templos se produjo en las últimas décadas del régimen. Fue el abandono, la falta de interés tanto por parte de la población así como de la administración, lo que fue arruinando lentamente los edificios. Muchas iglesias aguantaron hasta la década de los 80, cuando por razones de seguridad, fueron demolidas.

Algunas asociaciones cívicas que han colaborado con la muestra quieren que se vuelvan a levantar algunas de estas iglesias desaparecidas.

La exposición ‘Iglesias Destruidas de Bohemia del Norte 1945-1989’ puede verse hasta el próximo 21 de enero en el Klementinum de Praga.

Foto: La Biblioteca Nacional

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