“Queremos desnudar a los pingüinos”
La Orquesta Filarmónica Checa, que abrió a principios de octubre su temporada 117 está viviendo una época de grandes cambios. Después de 20 años vuelve a encabezarla el renombrado director Jiří Bělohlávek que promete mejorar la calidad de los espectáculos y motivar a los músicos a dar lo mejor de sí mismos. Además, la orquesta quiere abrirse más hacia el público y mostrar que la música clásica es todo menos aburrida.
“Queremos mostrar que para los filarmónicos la música no es solamente tener que acudir a una sala y presentar con cara seria un espectáculo, sino que a pesar de tocarla desde hace muchos años, la música es un placer para ellos y que se pueden divertir con ella”.
El video de Alice Nellis es una evidencia de los grandes cambios por los que está pasando la orquesta más prestigiosa del país. Desde hace varios meses, los habitantes y visitantes de la capital pueden ver en las calles y en el transporte público anuncios de color naranja con las fotos de algunos de los filarmónicos. Recientemente cambió también el logo y la página de Internet de la orquesta.A principios de octubre volvió a encabezar la orquesta el director Jiří Bělohlávek que goza de un gran renombre internacional. Bělohlávek promete trabajar de manera intensiva con los músicos para mejorar la calidad de los espectáculos de la orquesta que en los últimos diez años pasó por un período de estancamiento.
“La unión entre Jiří Bělohlávek y la Orquesta Filarmónica Checa seguramente ayudará a mejorar su renombre a nivel internacional”, dice el director general del conjunto, David Mareček, que a sus 36 años de edad logró en pocos meses lo que otros intentaban desde principios de los años 90: poner en marcha una profunda reforma de una de las instituciones culturales más representativas del país que después de la caída del comunismo buscaba difícilmente un nuevo camino. Los planes de David Mareček son muy amplios, según explica en una entrevista para la Radiodifusión Checa.“No se trata solamente de la imagen que tiene la orquesta en la República Checa y en el extranjero sino también de la comunicación, dentro de la institución y hacia el público. Nos queremos abrir más hacia las regiones, hacer más conciertos en ciudades pequeñas e invitar otras orquestas checas a tocar en Praga. Queremos que la Orquesta Filarmónica Checa tenga un gran renombre internacional, pero que siga siendo una orquesta nacional que está cerca de los checos y que la puedan apreciar también fuera de la capital”. En cuanto al trabajo de la orquesta, David Mareček llegó junto con los músicos a la conclusión de que hay que trabajar más. Habrá más ensayos y tres conciertos a la semana en lugar de los dos conciertos actuales, explica. Aumentarán también los sueldos, lo que fue una de las condiciones principales de Jiří Bělohlávek para firmar el contrato con la Filarmónica Checa. Sin embargo, habrá más control de la calidad, señala Mareček.“Si alguno de los músicos no rinde bien, puede perder hasta una tercera parte de su sueldo. Si eso no ayuda a que mejore, se presentará dos veces ante un comité especial y si la calidad sigue siendo mala, tendrá que dejar la orquesta. Es muy simple y muy eficaz. Todos los músicos son motivados de manera positiva con un sueldo mayor y al mismo tiempo de manera negativa tomando en cuenta que podrían perder su empleo”.
David Mareček admite que si hay más conciertos, será necesario atraer a más asistentes y eso puede resultar difícil. A pesar de que el 70% de los checos prefiere la música clásica a otros géneros musicales, la mitad de la población nunca ha asistido a un concierto clásico. Muchos checos tienen miedo de este tipo de espectáculo, afirma Mareček quien decidió volver a la tradición de programas educativos que la Orquesta Filarmónica ofrecía en los años 70 del siglo pasado.“Los programas educativos los ofrecen muchas orquestas en el mundo así que nos podemos inspirar en cómo hacerlos. Creo que es necesario dividir al público. Vamos a hacer programas especiales para niños, para adultos y también para adolescentes. Muchos expertos dicen que la música clásica es algo que no interesa para nada a los jóvenes. Yo no estoy de acuerdo aunque admito que será difícil hacer un programa divertido para ellos”.Bajo el lema ‘Todo lo que siempre quisieron saber sobre la música pero nunca se atrevieron a preguntar’, inspirado en Woody Allen, la Filarmónica Checa ofrecerá tres tipos de programas.
El primero, titulado ‘¿Qué es la música?’ estará dedicado a niños y develará por qué los miembros de la orquesta están vestidos como pingüinos y qué hacer cuando uno se aburre durante el espectáculo. ‘El concierto que te cambiará la vida’ es el nombre del programa para los adolescentes que podrán aprender qué tiene en común la música clásica y el teléfono móvil entre muchas otras cosas. Los adultos podrán asistir a un ensayo comentado en presencia del director Jiří Bělohlávek, señala David Mareček.“La música clásica y sobre todo la música sinfónica es como la magia. El director no dice nada, sólo mueve sus brazos frente a unos cien músicos vestidos de frac. Los asistentes van a ver cómo ensayan los distintos instrumentos por separado, por qué el director de vez en cuando interrumpe el ensayo, por qué hay que repetir algo. Así podrán tocar la música con las orejas. Al final escucharán la pieza completa, interpretada por la orquesta”.
El guión de los programas está a cargo de la cineasta Alice Nellis y actuarán en ellos músicos y actores populares como Marek Eben, Jan Budař y Pavel Liška. Otra manera de atraer a un nuevo público son las casitas de pájaro anaranjadas que fueron colocadas en los árboles alrededor del palacio Rudolfinum, sede de la Orquesta Filarmónica, explica David Mareček.“Fue idea de la agencia que preparó nuestra campaña publicitaria. En cada casita hay una bocina que reproduce el canto de un pájaro. Esos pájaros imaginarios cantan melodías de Dvořák o de Vivaldi que son muy conocidas y que el público puede escuchar en nuestros conciertos. Yo veo las casitas desde mi ventana y puedo decir que a la gente le gusta. Tanto los habitantes de Praga como los turistas extranjeros se paran ahí y escuchan”.
Originalidad, humor y trabajo intensivo son cosas que caracterizan a la Filarmónica Checa en su nuevo camino. “Dentro de unos cinco, siete años se podría convertir en una de las diez mejores orquestas del mundo”, espera David Mareček. “Sin embargo, para lograrlo, tendremos que trabajar al 200%”, concluye.