Josef Seger y Jan Zach marcaron el desarrollo de la música nacional del barroco tardío y el clasicismo
En el espacio dedicado a la música clásica y el jazz checos les presentaremos esta vez a dos excelentes representantes de la vida musical en Bohemia del siglo XVIII, a las que unen ciertos rasgos comunes. Los dos componían obras en estilo del barroco tardío y comienzos del clasicismo, ambos tuvieron a un mismo profesor de música, al excelente compositor checo Bohuslav Matěj Černohorský y ambos eran magníficos intérpretes y autores de música de órgano.
La obra principal de Josef Seger son las ‘Ocho tocatas y fugas’, publicadas por primera vez en Leipzig, en 1793 (o sea 11 años después del fallecimiento del compositor). De esta representativa serie destaca en especial la ‘Fuga en Sol Mayor’ que surgió como una paráfrasis al conocido villancico checo ‘Nació Jesucristo’, que originalmente era una canción husita del siglo XV.
Josef Seger fue asimismo un popular pedagogo musical. Muchos de sus alumnos se convirtieron posteriormente en renombrados compositores y organistas, como por ejemplo, František Xaver Brixi, Josef Mysliveček, Jan Křtitel Kuchař y otros.
Seger fue considerado uno de los mejores intérpretes e improvisadores en órgano checos de su época. Su maestría atrajo la atención de José II Habsburgo a tal manera que en 1781 el emperador le ofreció al músico checo el puesto de organista de su corte. No obstante, Seger falleció repentinamente antes de poder asumir ese cargo.
Otra destacada personalidad procedente de Bohemia que influenció el desarrollo de la música europea del período del barroco tardío e inicios del clasicismo fue Jan Zach. Nació en 1699 en la localidad de Čelákovice, cerca de Praga. En 1732 fue nombrado organista de la iglesia de San Simón y San Judas Tadeo en Praga y en 1733 pasó a tocar el órgano en la iglesia de San Martín en la Pared en esta misma ciudad. Transcurrido algún tiempo, Zach presentó la petición para que le fuera conferido el cargo de organista superior del país, en la Catedral de San Vito, en Praga, pero su solicitud fue rechazada.
El motivo del rechazo no tuvo nada que ver, sin duda, con su manera de interpretar la música, sino con su carácter un poco aventurero, con sus intentos de experimentar en la música y de no respetar las formas musicales acostumbradas. No obstante, en 1745 Zach logró conseguir uno de los puestos en música más prestigiosos en Europa. Fue nombrado director de orquesta de la corte del elector de Maguncia. En esa ciudad Zach escribió numerosas composiciones religiosas, entre ellas la ‘Misa de Coronación’ para Francisco de Lorena.
En el año 1746, Jan Zach realizó un viaje de estudio a Italia. Durante su estadía en ese país le impresionó en especial la música de Antonio Vivaldi que influyó de cierta manera su posterior obra.
En su época, Jan Zach fue apreciado y reconocido, pero ni el dinero, ni la fama eran para él lo primordial. Por ello también al parecer, pasado algún tiempo entró en conflicto con su mecenas. En 1750 fue destituido de su cargo y seis años más tarde fue despedido por completo de los servicios en la corte. Entonces corrían rumores de que el despido de Zach se debía a su supuesta enfermedad mental. Las investigaciones realizadas en los tiempos modernos echaron completamente por tierra esas afirmaciones. Y es que después de marcharse de Maguncia, Zach compuso varias de sus obras fundamentales, además de tocar violín y cémbalo en una orquesta y dar clases de música.La obra de Zach que se ha conservado hasta el presente es muy amplia. En su música profana prevalecen composiciones instrumentales, entre ellas sinfonías, obras para órgano y cémbalo, etc. En cuanto a la música sacra, Zach compuso varias decenas de misas, motetes y otras obras litúrgicas, incluidos tres Réquiems. El más bello, a nuestro juicio, es su ‘Réquiem en Do menor’.