La chilena ‘Las Cosas como Son’ y la argentina ‘Marea Baja’, en el Foro de Independientes de Karlovy Vary
La sección Foro de Independientes del Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary cuenta este año con dos directores procedentes del Cono Sur: el chileno Fernando Lavanderos, que presenta ‘Las Cosas Como Son’, y el argentino Paulo Pécora, con ‘Marea Baja’. Con ellos hemos hablado sobre el estado del cine de sus respectivos países y los problemas de difusión que atraviesa.
‘Las Cosas Como Son’, cuyo estreno europeo se produce precisamente en Karlovy Vary, dibuja la relación entre dos personajes opuestos: Jerónimo, un treintañero hosco y de trato difícil, interpretado por Cristóbal Palma, y Sanna, su inquilina noruega, que llega a Chile en el marco de un proyecto de colaboración internacional. El drama viene desencadenado por un tercer personaje, un niño de 14 años procedente de ambientes marginales que Sanna lleva a vivir a la casa.
La película tendría de esta manera dos niveles: el personal y el social, como explica Lavanderos.
“Mi intención es que la película tenga estas dos lecturas. Por un lado es una historia bastante íntima de los personajes. Se cuenta todo a través del personaje principal, Jerónimo, que es clase acomodada. Tampoco es clase alta alta, pero en Chile las desigualdades son muy grandes y entonces de la clase media-alta para arriba ya es otra cosa que el resto del país. Él es un tipo que está bastante aislado del mundo, es bastante solitario, es un poco paranoico, inseguro. Entonces es bastante íntimo desde la perspectiva del desarrollo de ese personaje, de cómo se encuentra con el personaje de ella. Y en definitiva la trama social está un poco más abajo, pero aparece, y empieza a tomar protagonismo. Son las dos capas que están conviviendo”.La casa de Jerónimo deviene así una proyección del Chile actual, con sus tensiones de clase y la crisis de confianza que estas generan. La noruega Sanna, a la que da vida Ragni Orsal Skogsrod, cumpliría así el papel de elemento externo que invita a la autorreflexión. Curiosamente, tanto para la actriz como para el personaje, la historia supuso el primer contacto con la sociedad chilena, como explica Lavanderos.
“A ella la casteamos por Internet, por videoconferencia, hasta que la elegimos. Pero cuando llegó a hacer la película eran sus primeros pasos por Latinoamérica, entonces se encontró con todo este mundo. Así que muchas cosas del personaje son también de ella, de cosas que ella iba experimentando, que le iban pasando en ese encuentro con esta realidad”.
Por su parte, ‘Marea Baja’ es una oscura historia policiaca ambientada en el inhóspito delta del Paraná, donde un criminal, interpretado por Germán de Silva, hace un alto en su huida hacia Uruguay. Su relación con dos mujeres locales, la búsqueda de un botín escondido, y el acoso de sus perseguidores, se arremolinan mientras la trama se dirige hacia un desenlace que el espectador presiente fatal.Su director, Paulo Pécora, trató de seguir los patrones estilísticos y atmosféricos del cine negro durante el rodaje, como explicó.
“La idea era apostar un poco más en lo climático, en lo atmosférico, y sobre todo jugar un poco con algunos elementos del policial negro, especialmente con esta idea del pesimismo y de que a pesar de que huya y huya de él, el destino siempre va a encontrar al protagonista. No es el único género que me llama la atención, pero siempre quise trabajar dentro de algún género. El de terror también me gusta mucho. Y había visto muchas películas durante mucho tiempo, de film noir o policial negro como ‘Casta de Malditos’, de Stanley Kubrick. Lo que se me ocurrió es, a partir de una pequeña línea argumental, con los pocos elementos que tenía para producir la película, producir algo muy cargado de contenido y de peso dramático”.
El rodaje de ‘Marea Baja’ duró apenas diez días y el equipo constó de 15 personas, incluyendo los actores. La idea era precisamente usar unos recursos mínimos y aprovechar la carencia de medios para crear algo diferente, según cuenta Pécora.
“Llegamos con una pequeñísima línea argumental y a partir de ella empezamos a construir la película en el mismo escenario, y dejándonos llevar también por lo que ocurría ahí mismo. O sea, que hubo gran parte de la película que fue hecha a base de improvisaciones. Nuestra apuesta era un poco eso, suplir la falta de recursos económicos con riesgo estético, y tratar de ser fieles y coherentes con esa idea”. Precisamente la producción de ‘Marea Baja’ encaja exactamente con lo que Pécora considera que es, o debería ser, el cine independiente, y que define a las películas participantes en esta sección del festival.“Generalmente se asocia mucho al cine independiente con la idea de que la independencia está más por la cuestión económica, o sea trabajar con los propios recursos y quizás sin un productor detrás. El concepto independiente para mí está más asociado a una libertad artística, por lo menos a una independencia autoral, pode crear con riesgo artístico, más allá del presupuesto que uno tenga, y tratar de ser coherente y fiel a la idea madre que uno tuvo al plantearse hacer la película”.
Un cine prolífico, pero sin salas
Fernando Lavanderos y Paulo Pécora son un ejemplo de la gran cantidad de directores que se encuentran rodando cine de calidad en el Cono Sur, amparados por un abaratamiento de los costes de producción y cierto apoyo estatal. Cada vez resulta menos extraño encontrarse con trabajos como la chilena ‘No’, de Pablo Larraín, que gozan de proyección mundial o que, al menos tienen la oportunidad de difundirse y competir en festivales internacionales.
No obstante, la situación actual no puede considerarse del todo optimista sino más bien paradójica, según la opinión de Lavanderos.
“Hoy en día en Chile se están haciendo hartas películas, muy diversas, y películas que les está yendo muy bien en festivales, como el caso de ‘Gloria’ que ganó en Berlín el Oso de Oro a mejor actriz. Hay hartas películas que están produciendo cosas y están hablando en tonos distintos, con distintos lenguajes, distintas narrativas, distintas temáticas también, que les está yendo muy bien. Y por otro lado el panorama de borderó, de cómo les va a las películas comercialmente, es bastante desigual”.De esta manera, Lavanderos apunta que en Chile encontramos por un lado producciones nacionales de gran éxito, como la comedia ‘Stefan vs Kramer’, del humorista Stefan Kramer, que consiguió el récord de tickets cortados en Chile, con más de dos millones, o ‘Gloria’, de Sebastián Lelio, que fue asimismo un fenómeno social. Por el otro hallamos películas que cosechan un éxito detrás de otro en los festivales, pero que son un fracaso de taquilla en su país, como por ejemplo ‘El Futuro’ de Alicia Scherson.
En el mismo sentido se expresa Pécora sobre el mercado cinematográfico argentino.
“Yo creo que es un buen momento en el sentido de la producción, hay mucha efervescencia productiva, y muy buena calidad para mi gusto. Hay muchas películas y uno no podría decir que el 90% no valen. A mí me parece que el 90% son muy buenas o buenas, y el 10% quizá regular. Hay películas autorales, hay más de espectáculo, más comerciales. Me parece que el problema que tenemos en la Argentina, y supongo que quizás en otros países también ocurra lo mismo, es la exhibición de las películas, las salas donde poder exhibir el cine argentino”.
El problema se encuentra en un cambio de hábitos en cuanto a consumo de cine por parte de los espectadores, que en los últimos años ha abandonado las pequeñas salas para decantarse por las grandes multisalas de los centros comerciales. Así pues, ir al cine se asocia a otro tipo de ocio y, por tanto, a otro tipo de público, según comenta Lavanderos.
“En Chile lo que está pasando es que el cine está siendo muy adolescente. Es un fenómeno bastante mundial pero en Chile está más marcado aún, los cines están solamente en los malls, que están por toda la ciudad, y eso implica que el consumo de cine es totalmente adolescente. Entonces viene ‘Iron Man 6’ y arrasa con 150 salas o con 200 salas, y no queda ningún espacio. La gente no está yendo a ver cine adulto, no solamente cine chileno. Las películas de cine europeo, o incluso cine norteamericano pero con un poquito más de temática, un drama por ejemplo, no tienen cabida. La gente las está viendo, hay mucho consumo por Internet, la gente las ve en sus casas, pero ya no está yendo al cine, porque ya no es panorama ir al cine”.Exactamente lo mismo sucede en Argentina, donde además las leyes de cuota de pantalla y tiempo mínimo de exhibición, o no son suficientes o son fáciles de esquivar por parte de las multisalas.
“Por ejemplo, el tiempo de mantenimiento es de acuerdo a las entradas que puedas llegar a vender. Hay incluso trampas ahí, porque los exhibidores necesitan tener el éxito comercial que supone por ejemplo ‘Superman’ o cualquier otra producción así gigante estadounidense, entonces tratan de alguna manera de boicotear lamentablemente a los estrenos nacionales, porque no les reditúa económicamente. Hay una especie de círculo vicioso donde el Estado argentino trata de generar espacios para el cine argentino a través de la cuota de pantalla o el mantenimiento de la película, pero los mismos exhibidores se encargan de cumplirlo a medias o de cumplirlo haciendo trampa”.
De esta manera se forma un cuello de botella en el que la abundante producción nacional se ve, salvo excepciones, incapaz de acercarse a su público, que pasa de ser simplemente minoritario a convertirse casi en marginal.
‘Las Cosas Como Son’ constituye el segundo largometraje de Fernando Lavanderos y de momento ha obtenido el premio del festival de Mar de Plata a la mejor película Latinoamericana. ‘Marea Baja’ es también la segunda obra de su director, Paulo Pécora, cuya primera película de larga duración ‘El Sueño del Perro’, fue rodada en 2008. Ambas producciones competirán por el premio Cámara Independiente que se hará público este sábado.