Banzo, los traumas de la colonización portuguesa, una de las sensaciones en Karlovy Vary

Margarida Cardoso

La directora portuguesa Margarida Cardoso estrenó en Karlovy Vary su película Banzo, donde compitió por el Globo de Cristal dentro de la sección principal. El largometraje aborda la incómoda cuestión de la esclavitud en la isla de Santo Tomé aún a principios del siglo XX, mucho después de que fuera abolida en Portugal. De Banzo, esa depresión profunda que sentían aquellos esclavos por el hogar del que habían sido arrancados, habló la realizadora para RPI.

Banzo | Foto: Film Servis Festival Karlovy Vary

¿Qué cuenta tu película Banzo?

Mi película se centra sobre un tema que he estado investigando muchos años, que es la colonización, en este caso de Portugal, porque es un país que fue imperialista, y toda mi vida profesional he estado explorado ese tema como una forma de lanzar un poco de luz a una zona de sombra. Pero cuando haces esto con eventos traumáticos, es también delicado, porque puedes arrojar luz pero no verlo todo o que salga una historia en negro sobre blanco. Pero a mí me gusta que las cosas tengan una zona de colores intermedios, que no esté tan polarizado. Lo que intento contar con esta película es una historia sobre aquellas plantaciones a inicios del siglo XX.

Banzo | Foto: Film Servis Festival Karlovy Vary

En la presentación en Karlovy Vary explicaste que es un tema muy cercano para ti porque creciste en Mozambique.

Fui para allá cuando tenía un año y ahí viví hasta los 13 años más o menos. Mi padre era militar, piloto, por eso estaba siempre en la guerra que había más al norte del país. Las ciudades eran núcleos de paz donde vivían las familias, los colonos y todo eso, pero en todo el resto del país, especialmente en el norte, había una guerra muy fuerte. El ambiente en la ciudad era muy de mujeres, porque no había muchos hombres, y todo era muy silencioso, no se hablaba de la guerra, pero había siempre personas que morían.

“Mi padre era militar, piloto, por eso estaba siempre en la guerra en el norte de Mozambique. En la ciudad había básicamente mujeres, no había muchos hombres, y todo era muy silencioso, no se hablaba de la guerra, pero siempre se sabía de gente que moría”.

Con esta película das visibilidad a algo de lo que no sé si se habla mucho.

Todos los países que fueron imperialistas tienen una relación diferente con ese pasado. Pienso que España tiene una muy diferente, igual que Portugal, tal vez porque todos los demás países no tuvieron colonias hasta 1974 como nosotros, ya que fuimos los últimos colonizadores de europeos y por eso es algo mucho más cercano en el tiempo. Pero también porque después de la Revolución de los Claveles y todas los cambios, hubo un momento de mucha confusión y era difícil. Pienso que por eso durante 20 años no se habló de eso, no hay libros ni cine ni películas ni nada. Después se empezó a hablar y hoy una un tema muy actual porque también tenemos la cuestión de las devoluciones de bienes, etc. Pero, sobre todo, porque tenemos relación con Brasil, una nueva generación de personas que vienen a vivir a Portugal y que está mucho más, si podemos decirlo así, avanzados a la hora de llevar a Portugal a tener una posición más clara en relación a ese pasado, especialmente lo relacionado con la esclavitud.

El estreno mundial ha sido aquí en Karlovy Vary.

Estreno internacional, en Portugal ya se estrenó.

¿Has recibido críticas ya que puede ser un tema delicado?

“Hoy sigue siendo igual, en los invernaderos hay gente esclavizada. En el sur de Portugal, y creo que también en el sur de España”.

Siempre va a pasar, con mis otras películas también pasó. Pienso que con las opiniones que son un poco más negativas, hablan de algo que yo no puedo resolver, que es el hecho de que yo cuento una historia desde la posición de los blancos, o de los colonizadores, lo que no quiere decir que sea menos crítica, de hecho, soy bastante crítica, creo. Pero es siempre una cuestión un poco ambigua mostrar algo, reconstruir algo, y que tu mirada sea desde ese punto de vista.

Los personajes no son reales, los acontecimientos directamente tampoco, pero supongo que son cosas que ocurrieron en realidad, como dice el propio fotógrafo de la película.

Sí, la representación del mal. Yo pasé muchos años trabajando en una película llamada Understory, que va sobre las planta de cacao y cómo la trajeron desde la Amazonia. Ahí tuve la oportunidad de hacer una gran investigación con documentos, fotografías y también relatos, y conversar con muchas personas que sabían muchísimo sobre eso. Es algo muy documentado curiosamente en los informes de los médicos portugueses de las plantaciones. Hay muchos.

Filipa Reis,  Margarida Cardoso y Hoji Fortuna | Foto: Film Servis Festival Karlovy Vary

De ahí viene la inspiración para que la película tenga a ese médico, porque los informes de los médicos no solo hablaban del tipo de dolencias que tuvieran con mayor frecuencia, las muertes, que estaba todo registrado como si las personas fueran mercancías. Pero también hay informes de médicos que hablaban mucho de cosas personales, que escribían cartas a la administración que no eran atendidas.

¿Así existían médicos como el de la película que se preocupaban por la población esclavizada?

Sí, se preocupaban, pedían ayuda para, por lo menos, tener más gente ahí, porque había un médico para 5 o 6 plantaciones. Y claro que había personas con la conciencia de que lo que pasaba allí era esclavitud, que no eran personas contratadas. Pero yo quería un personaje un poco ambiguo, un poco ambivalente, también porque tenía cuidado de que no tuviera el aspecto del blanco que va a salvarlos. Pero sí, había pesos con mucha conciencia de eso.

¿Existe en portugués la palabra ‘banzo’?

Filipa Reis,  Margarida Cardoso y Hoji Fortuna | Foto: Film Servis Festival Karlovy Vary

Existe. Nadie sabe exactamente de dónde viene, pero lo más probable es que venga del kimbundo, una lengua del norte de Angola. Banzo quiere decir casa. Por eso se usaba para referirse a la nostalgia de la casa, del país.

¿Y hay documentación de que aquellos esclavos tenían ese sentimiento?

Sí, está muy documentado en muchas partes, pero en documentos más antiguos, no en esa época del filme, a principios del siglo XX. Había relatos de suicidios…

En la época de la película ya no había esclavitud, era ilegal, y sin embargo, seguía funcionando.

“Karlovy Vary es uno de los festivales mejor organizados de todos en los que he estado. Se ve que es muy antiguo y que tiene una inversión muy grande”.

Sí, el sistema era exactamente igual y pienso que hoy es exactamente lo mismo. No necesito señalar a nadie con el dedo, porque en Portugal sucede, aunque creo que en España también, con los invernaderos. Siempre que hacen falta manos, ahí hay gente esclavizada. En el sur de Portugal, y creo que también en el sur de España, donde los invernaderos son mil veces mayores, puede haber 50 personas viviendo en garajes para coches. Vienen con redes de tráfico ilegal de personas. Toda la gente lo sabe, pero nadie dice nada.

¿Qué te parece el Festival de Karlovy Vary?

Estoy muy sorprendida, porque es uno de los festivales mejor organizados de todos en los que he estado. Se ve que es muy antiguo y que tiene una inversión muy grande. Todo funciona muy bien, y esto es muy importante, porque los festivales son la mitad eso, no todo son las películas, porque entonces podríamos simplemente ir al cine o quedarnos en nuestra casa.

Pero la programación me pareció bien también y con un ambiente muy simpático, aunque también tenga esa faceta también como de desfile de moda, pero sigue estando muy centrado en las películas, que es lo más importante.

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